Los agujeros negros son de los objetos más misteriosos del universo. Desde el hallazgo en 1964 de Cygnus X-1, se han descubierto muchísimos, con características de lo más diferentes. Incluso se ha conseguido captar una imagen de la silueta de dos de ellos. No obstante, con cada nuevo hallazgo siguen surgiendo preguntas. Ahora, un equipo de científicos de la Universidad Nacional de Australia ha descubierto el agujero negro más brillante y glotón y, como siempre, han surgido cuestiones que no se habían planteado antes.

Este agujero negro se encuentra en el centro de una galaxia cuásar, cuya formación posiblemente tuvo lugar 1.500 millones de años después del Big Bang. Como ocurre siempre con las galaxias muy lejanas, no la vemos tal y como es ahora, sino como era poco después de su nacimiento. Esto se debe a que su luz tarda muchísimos años en llegar hasta nosotros. Concretamente, se calcula que su luz ha tardado unos 12.000 millones de años en llegar hasta los telescopios que han permitido su observación. Esto significa que debería ser una galaxia aún pequeña, pero no solo tiene un gran tamaño, sino que su agujero negro es más que supermasivo. Es un agujero negro colosal, cuya masa es equivalente a unos 17.000 millones de veces la de nuestro Sol.

Esto se comprende mejor si se tiene en cuenta que engulle diariamente la masa de un Sol completo. Precisamente por esta velocidad a la que absorbe la materia a su alrededor, este agujero negro tan brillante está en un límite de su evolución en el que no se han podido observar otros agujero negros antes. Eso le hace muy interesante para los científicos, aunque también plantea dudas sobre los conocimientos que ya tienen acerca de este tipo de objetos.

Un agujero negro tan brillante que está al límite de sus fuerzas

Cuando una estrella de gran tamaño se queda sin el combustible que la mantiene encendida, explota y colapsa, dando lugar a un agujero negro super compacto. Este nuevo objeto es tan masivo que su atracción gravitatoria afecta a cualquier cosa que se acerque hasta él dentro de una distancia concreta, conocida como horizonte de sucesos. Ni siquiera la luz puede escapar de su voracidad. 

Por ese motivo, los agujeros negros tienen siempre girando a su alrededor un disco de gas y polvo que se va acercando a ellos, hasta caer a su interior, como atraídos por el centro de un embudo. La materia que se acerca hasta él se mueve a gran velocidad, generando muchísima fricción entre sus partículas. Y es precisamente esa fricción la que hace que un agujero negro sea brillante.

Sin embargo, en el que se acaba de describir en Nature Astronomy, ocurre algo muy particular. Se alimenta a una velocidad tan vertiginosa que se ha convertido en el agujero engro más brillante descrito jamás. Su brillo es tan alto que está alcanzando algo conocido como límite de Eddington. Por encima de ese punto, el brillo es tan elevado que la presión de radiación podría empujar a la materia más allá del horizonte de sucesos, impidiendo que se siga alimentando.

La presión de radiación es aquella que emite cualquier radiación electromagnética sobre una superficie. En este caso, el propio brillo resultante de la fricción de la materia sería la radiación, que incidirá precisamente sobre ese polvo que está siendo atraído hacia el centro.

Posiblemente haya más

Estos científicos creen que, si bien este es el agujero negro más brillante que se había visto hasta ahora, debe haber más como él.

De momento, hasta que se descubra alguno más, este se ha convertido en una buena materia de estudio, ya que representa el final de la evolución de un agujero negro. Sigue siendo un misterio cómo ha podido llegar hasta ahí tan deprisa. Pero  lo mejor será ir paso a paso. Al menos, los científicos tienen algo muy interesante para analizar. 

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