Nueva Zelanda ha propuesto la prohibición de unas sustancias, conocidas como productos químicos para siempre, en todo el maquillaje comercializado a partir de 2026. Estos compuestos, en realidad, se llaman per u polifluoroalquilos (PFAS). Se utilizan en muchas industrias, desde la textil hasta la alimentaria. No obstante, el uso de PFAS en cosméticos es realmente innecesario. Por eso, extraña que aún haya países en los que se encuentran a niveles muy elevados en productos como el maquillaje o champús y acondicionadores.

En Estados Unidos, por ejemplo, se llevó a cabo en 2021 un estudio en el que se analizaba la presencia de PFAS en cosméticos comercializados en el país, especialmente en el maquillaje. De las 231 muestras, entre las que predominaban barras de labios, máscaras de pestañas, bases de maquillaje y correctores, se encontraron estos compuestos químicos en más de la mitad de ellas. 

En algunos casos no estaba indicado en las etiquetas de los productos, por lo que se generó un gran revuelo, que llevó a la autoridad sanitaria competente en Estados Unidos, la FDA, a revisar las restricciones al respecto. ¿Pero qué ocurre en Europa? Los niveles de PFAS en los cosméticos son preocupantes?

El primer paso es conocerlos

Antes de hablar sobre PFAS en cosméticos, empecemos por el principio: ¿qué son los PFAS?

Se trata de compuestos químicos formados por múltiples átomos de flúor, unidos a una cadena de alquilo. Estos últimos están compuestos por cadenas de carbono e hidrógeno, donde uno de los hidrógenos se sustituye por otra cadena, también de carbonos a hidrógenos.

Se conocen alrededor de 4.700 sustancias conocidas como PFAS, aunque no todas son igual de peligrosas. Dado que los enlaces que forma el flúor con el carbono son muy fuertes, resulta difícil descomponerlos. Esto los convierte en grandes contaminantes del medio ambiente, pero también en sustancias peligrosas para la salud, ya que se pueden acumular en el organismo, generando a la larga enfermedades como el cáncer. 

Los dos PFAS más conocidos y peligrosos son el ácido perfluorooctanoico (PFOA) y el ácido perfluorooctano sulfónico (PFOS). Afortunadamente, el uso de ambos está muy restringido a nivel mundial. Eso no quita que haya otros compuestos que igualmente se deben controlar, como por ejemplo los PFAS de los cosméticos.

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Los productos de maquillaje resistentes al agua son los que tradicionalmente tenían más PFAS: Crédito: Andriyko Podilnyk (Unsplash)

¿Por qué se usan PFAS en cosméticos?

El uso de PFAS en cosméticos se debe a que generan resistencia al agua y ayudan a suavizar la piel y a que el producto se extienda mejor.

Precisamente por la resistencia al agua, es fácil encontrarlos en productos waterproof, como algunas máscaras de pestañas. Pero lo cierto es que hoy en día se conocen otros compuestos que aportan las mismas propiedades, con muchos menos riesgos para la salud. Esa es la razón por la que Nueva Zelanda ha optado por prohibirlos y por la que en otros lugares del mundo están mucho más restringidos que en Estados Unidos. 

¿Qué pasa en Europa?

El uso de PFAS en los cosméticos de Europa está muy restringido, aunque hay que tener en cuenta algunas consideraciones. La autoridad europea para la seguridad de productos alimentarios y farmacéuticos (EFSA) establece una dosis máxima de 4,4 nanogramos por kilogramo de peso corporal. 

En el caso de la alimentación, dicha dosis va directamente al organismo, pero con los cosméticos puede pasar a través de la piel. Además, en el caso de las barras de labios, por ejemplo, una parte del producto se ingiere accidentalmente.

En los últimos años se ha ido conociendo mejor el problema de los PFAS en cosmética. Es por ello que se han realizado varios estudios que han arrojado resultados ligeramente diferentes. Por ejemplo, en 2022 un equipo de investigadores suecos llevó a cabo un estudio en el que se demostraba la presencia de PFAS en cosméticos mediante dos análisis distintos. En primer lugar, se comprobó la lista de ingredientes cosméticos del mercado europeo, en la que se encontraron 170 estructuras que contenían, como mínimo, el enlace de dos o tres átomos de flúor con uno de carbono.

Después, se analizó una muestra de 45 cosméticos, pertenecientes a 5 categorías distintas, y se caracterizó por su flúor total (TF), organoflúor extraíble (EOF) y PFAS objetivo. Así, se vio que las emisiones anuales basadas en TF y EOF en todo el espacio económico europeo oscilaron entre ∼17-38 000 kg F por año y 37-5100 kg F por año, respectivamente. Las emisiones de ácido perfluoroalquilo carboxílico (PFCA) fueron considerablemente más bajas. 

Es cierto que las emisiones basadas en TF y EOF son significativas. Sin embargo, son considerablemente más bajas que las estimaciones de emisiones de TF del lavado de textiles recubiertos de PFAS en la Unión Europea. Por lo tanto, con este estudio se hizo un llamamiento a la posibilidad de que los PFAS en cosméticos produjesen algo de contaminación ambiental, aunque sea mucho más baja que la de otras industrias. No se analizaron las dosis en relación a problemas para la salud. No obstante, se asume que estas deben estar dentro de lo marcado por la EFSA. 

¿Qué pasa ahora con los PFAS en cosméticos?

Por otro lado, la asociación de Productos Cosméticos de Europa estableció en 2023 que los PFAS no son ingredientes típicos en los cosméticos. Y también que su presencia en los productos de este tipo comercializados en territorio europeo es mínima. Todo esto lleva a concluir que, al menos en Europa, si los controles de seguridad se llevan a cabo adecuadamente no debe haber nada que temer. Por suerte, cada vez se conocen más sustancias que pueden sustituirlos, por lo que es mucho más fácil prescindir de ellos. 

De cualquier modo, siempre podemos comprobar que en las etiquetas no aparezcan ingredientes con el prefijo fluoro-o las siglas PTFE. Lo ocurrido en Nueva Zelanda no debe llevarnos a temer el uso de cosméticos, pues hay una gran regulación detrás. 

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