La sociedad de la nieve, de Juan Antonio Bayona, narra una historia dura que podría convertirse en una sucesión de escenas morbosas. En lugar de eso, y pese a ser una más de la lista de películas sobre desastres aéreos, el director dedica tiempo a explorar los detalles más dolorosos de la catástrofe que rodeó al vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya en 1972. La cinta, que relata cómo los supervivientes debieron llegar a decisiones extremas para sobrevivir en mitad de la inclemencia de las montañas de los Andes, es más sensible que terrorífica. A la vez, un buen ejemplo de cómo el género de desastres puede ensalzar la naturaleza humana desde sus puntos más heroicos. 

Un elemento que ha distinguido al peculiar género a lo largo de los años. De la epopeya Cuando los mundos chocan de Rudolph Maté, estrenada 1951, hasta la cínica visión del miedo colectivo en No mires arriba de Adam McKay. El cine de desastres indaga en los temores culturales para convertirlos en alegoría de los problemas, injusticias y luchas de la época que plasman. Lo que les permite ser mucho más que una sucesión de escenas impactantes y dramáticas, para acercarse al drama humano en toda su profundidad. 

Para reflexionar sobre el tema, te dejamos cinco películas acerca de desastres aéreos que puedes ver si te gustó La sociedad de la nieve. De una historia de amor que comenzó en medio de una tragedia, a una saga de terror que muestra a la muerte como un enemigo pérfido a vencer. La selección incluye todas las visiones del género que analiza los accidentes devastadores, como elemento esencial para profundizar en el ser humano y sus matices. Su mayor logro. 

Más allá de la montaña

En el año 2017, el director Hany Abu-Assad reimaginó el género de las películas sobre desastres aéreos, para relatar una historia de amor. Más allá de la montaña, no está interesada solo en detallar un grave incidente en un avión — que lo hace — sino también, la supervivencia humana. Pero en lugar de concentrarse en la idea de cómo lograrlo, lo hace en las razones espirituales, para continuar a pesar de lo insuperable que parezca una circunstancia. Que es el caso, de la premisa de la cinta. 

El doctor Ben Bass (Idris Elba) y la fotógrafa Alex Martin (Kate Winslet), comparten un vuelo que termina en un accidente en mitad de las montañas de Colorado. Sin tener otra relación que la precariedad de conservar la vida en una situación semejante, ambos intentarán apoyarse mutuamente y evitar la muerte. Pero mientras eso ocurre, terminarán enamorados, en lo que parece una relación forjada por la urgencia y el miedo. 

Pero ¿lo es? Será la pregunta que la pareja deba afrontar cuando, al final, logren ser rescatados y recomenzar sus vidas, justo en el punto en que las dejaron. El argumento puede parecer poco original; sin embargo, en realidad utiliza el miedo, la angustia y por último la redención, para comprender el sentido de la existencia. 

Destino final

La saga Destino final ha narrado todo tipo de muertes extravagantes, sangrientas y brutales. Pero una de las secuencias más recordadas de la franquicia, es la que se muestra en su película inicial. El director James Wong convierte un accidente aéreo sin sobrevivientes, en el punto de partida de una serie de desastres que terminarán con una revelación inaudita. La muerte no es otra cosa que una entidad despiadada e imparable, en busca de venganza.

De modo que la tragedia de las primeras secuencias del largometraje, se narra con una minuciosidad morbosa. Del nerviosismo de los pasajeros a los pequeños detalles que anuncian el horror. La trama utiliza el miedo a volar de buena parte de los pasajeros, para mostrar un futuro predestinado y fatal. 

Finalmente, recrea los últimos instantes del vuelo fatídico, a través de una terrorífica escena que culmina con la explosión del aparato. Un elemento que se convertirá en recurrente no solo en la película sino a través de la célebre saga de terror. 

Viven

De la misma forma que Juan Antonio Bayona, el director Frank Marshall quedó desconcertado por todo lo que rodeó al llamado desastre en los Andes. Por lo que decidió contar la historia de los sobrevivientes, más allá de los detalles morbosos e inquietantes, para profundizar en su lado humano. El relato acerca del accidente del avión 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya en el año 1972, se cuenta esta vez, a partir de la desolación. Es, de todas las películas sobre desastres aéreos, la más conocida.

En particular, de cómo el grupo de sobrevivientes, debió afrontar algo más que solo conservar la vida en medio de circunstancias extremas. También, asumir la posibilidad que la muerte les esperaba en los parajes interminables y nevados de los Andes. 

En esta ocasión, la película se interesa por el estado mental de las víctimas y la forma en que, poco a poco, debieron aceptar lo inevitable. Tomar una decisión que, por más aberrante y repugnante que pudiera parecer, les permitiría conservar la esperanza de sobrevivir unos pocos días más. El punto más doloroso de la película. 

Pasajeros

En 2008, el realizador Rodrigo García, relató la forma en que un accidente aéreo puede ser el núcleo de un suceso más misterioso y fatídico. Una premisa que logró mezclar en el mismo escenario el cine, desastres y a su vez, un drama con tintes de suspenso, que se sostiene sobre una pregunta. ¿Qué ocurre después de sobrevivir contra todo pronóstico a un accidente por necesidad fatal? 

Esa es, al menos, la interrogante que obsesiona a la terapeuta Claire Summers (Anne Hathaway), mientras intenta brindar consuelo psiquiátrico a cinco supervivientes. En especial, a Eric Clark (Patrick Wilson), cuya capacidad para superar las secuelas del desastre son inciertas. Callado, aturdido y sin deseos de continuar su vida, el personaje es el centro de un trauma mayor, que es incapaz de verbalizar. Lo que llevará a que Claire, termine por rebasar las líneas de la ética, con la intención de ayudarle con mayor cercanía emocional. 

Todo se hará más complejo, cuando el grupo de sobrevivientes al incidente, comience a desaparecer sin dejar rastro. Entonces, Claire deberá asumir que lo que comenzó como una exploración del duelo y el miedo, pueda llevarla a lugares más oscuros y violentos. Con un final angustioso que da un giro a la película, el argumento tiene la suficiente habilidad para sorprender sin parecer artificioso. 

Sin miedo a la vida

Max Klein (Jeff Bridge), está a punto de alcanzar el éxito profesional y solo le separa del mayor acontecimiento de su carrera, un vuelo a Houston. Pero lo que comienza como una típica película acerca de la búsqueda del triunfo y el poder de la voluntad, se convierte rápidamente en algo radicalmente distinto. Eso, cuando un accidente aéreo devastador, destruya todo lo que Max creía amar y comprender, para dejarlo reducido al dolor emocional. 

Pero lo que resulta aún más inquietante, el accidente le convencerá de que Dios le ha dejado vivir por una razón. Que, de hecho, se vincula con la posibilidad que no puede matarlo o que no lo hará, sin una buena razón. En medio de delirio que deja a su paso la pena y la angustia, Max deberá encontrar un motivo para continuar. O al menos, comprender que el accidente de avión que sobrevivió, solo es la puerta abierta para entender que la vida. A mayor profundidad de lo que hasta había supuesto. 

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: