Parecía que nunca llegaría, pero el frío ya está aquí. En algunos países del hemisferio norte, como España, los días de otoño han ido avanzando en el calendario, pero las temperaturas otoñales seguían haciéndose esperar. Hasta ahora. La bajada de temperaturas ha llegado de una forma tan brusca que a más de una persona puede que le haya pillado desprevenida, con su casa sin preparar. Pero, ya que hablamos sobre esto, ¿cómo se pueden preparar las estancias para el frío? ¿Existen trucos para calentar la casa sin calefacción?
Son preguntas importantes por dos motivos. Por un lado, porque precisamente la llegada tardía del frío se debe al cambio climático y cuántas más emisiones de carbono liberemos peor será la situación. Es un círculo vicioso al que se le debe intentar poner freno de alguna manera. Pero ese no es el único problema. El segundo motivo por el que es importante calentar la casa sin calefacción es que la factura de la luz es cada vez más cara y, o buscamos soluciones, o los pagos se nos pueden hacer muy cuesta arriba.
Algunos trucos para calentar la casa o, al menos, sentirnos confortables en ella, están más que claros. Véase la típica mantita con la que nos envolvemos en el sofá. Pero hay bastantes más. Algunos parecen bastante obvios, pero otros llaman mucho la atención.
Trucos para calentar la casa sin calefacción que parecen contradictorios
Uno de los primeros trucos que debemos tener en cuenta para calentar la casa sin calefacción es abrir las ventanas. Sí, puede parecer contradictorio, pues es precisamente uno de los trucos estrella para enfriarla cuando hace calor. No obstante, la clave para obtener un efecto o el contrario está en la hora del día. En verano se deben abrir las ventanas cuando el sol no incide directamente sobre ellas. Así, ayudaremos a que entre el aire frío. En invierno, en cambio, la clave está en hacer justamente lo contrario: abrir las ventanas cuando más expuestas estén al sol.
Justamente, es importante hacer esto porque otro truco para calentar la casa es tener un buen aislamiento térmico. Así, el aire solo entrará cuando quedamos que entre.
Elige adecuadamente la decoración
Algo curioso, que a veces nos puede pasar desapercibido, es que el mobiliario y la decoración también pueden ayudarnos a calentar la casa.
Por ejemplo, una buena alfombra puede ayudar a disipar el frío y la humedad. También es interesante seleccionar adecuadamente las cortinas y los muebles. Existen cortinas térmicas, que ayudan a retener el calor dentro de las estancias. Pero, si no las encontramos o no queremos comprarlas, basta con usarlas de colores oscuros.
Los colores, como tal, no existen. Son la manifestación de las longitudes de onda de la luz que se absorben o se reflejan sobre una superficie y, después, llegan a nuestros ojos.
El color blanco es el resultado del reflejo de prácticamente la totalidad de la luz. Por eso, en los lugares en los que hace mucho calor se suelen pintar de blanco las casas o incluso encalarlas. Así, la luz solar se refleja casi por completo y el interior de los edificios queda mucho más frío.
En el caso del negro, se produce el efecto totalmente contrario. Se absorbe la práctica totalidad de la luz. Por eso no es muy conveniente que vistamos de este color en verano.
Pero sí que es conveniente que tengamos cortinas oscuras, ya que retendrán la mayoría de la radiación que llegue hasta ellas cuando ventilemos. No es necesario que sean negras por completo. Los colores oscuros lo son porque absorben mucha luz, por lo que bastan con eso.
Y también los muebles pueden ser de color negro u oscuros para calentar la casa. No hace falta que todos los muebles sean oscuros, pero se pueden colocar estratégicamente cerca de las ventanas para retener el calor. Una vez que llegue el verano, podemos cambiar la disposición y colocar los muebles más claros junto a la ventana. Es una forma sencilla de controlar la temperatura y además no nos aburrimos por tener siempre la misma decoración.
También se puede optar por velas, si las estancias son pequeñas, y cubrir las paredes con cuadros y estanterías llenas de libros. Las diferencias no son enormes, pero todo suma.
Elige bien la indumentaria
No todo va a ser calentar la casa. También debemos calentarnos nosotros. Para ello, es importante tener buenas mantas con las que taparnos en la cama, el sofá o en cualquier lugar. Pero también debemos elegir bien la ropa. Sigue habiendo personas que suben a tope el termostato de su calefacción para poder estar en casa en manga corta y esa es una malísima idea por muchas razones. De nuevo, el cambio climático y la factura de la luz entran en escena.
La ropa es un complemento perfecto a los trucos para calentar la casa. Y, concretamente, vestir por capas es la opción perfecta para sacar el máximo partido a la climatización.
De esta forma, podemos poner y quitar capas según convenga. Cuando sudamos porque nos hemos abrigado demasiado, el agua actúa como conductora del calor, favoreciendo que luego nos enfriemos más. Por eso, es mejor tener muchas capas, no una sola muy abrigada.
Pero esto no solo es beneficioso porque podemos poner o quitar capas. También se cuenta con la ventaja de que las capas reproducen el efecto de horripilación. Este es el nombre técnico que se le da a lo que comúnmente llamamos como tener la piel de gallina.
Este efecto se produce cuando unos pequeños músculos ubicados en los poros de la piel se contraen para provocar la rigidez del vello. De este modo, se acumula aire estático entre los pelos, evitando que se pierda calor. Con las capas pasa lo mismo. El aire se acumula entre capa y capa de ropa y se evita el frío mucho más que con una sola capa, aunque sea un jersey muy abrigado.
Puede que estos trucos para calentar la casa no nos eviten por completo tener que usar la calefacción. Pero, desde luego, pueden ser la clave para ahorrarnos unos cuantos euros y poner nuestro granito de arena en la reducción de emisiones de efecto invernadero. Todo suma y si podemos ayudar sin pasar frío, será infinitamente mejor.