El 4 de octubre, la estación de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) de Frontera, en El Hierro, midió la segunda mayor temperatura de un mes de octubre en España desde que existen registros. Fueron 40,6ºC, superados solo por los 43,2ºC que se midieron en Puerto Pájara (Fuerteventura) en 2017. Pero este calor no es solo cosa de las Islas Canarias. En la Península también se están alcanzando temperaturas que hacen que lo único otoñal de este otoño sea el nombre.

Todo esto ocurre después de un verano asfixiante. El tercero más caluroso desde que existen registros. Está claro que el cambio climático tiene mucho que ver con las altas temperaturas de octubre. Pero, aun así, debe haber culpables más concretos.

Según la AEMET, la explicación de este calor tan poco otoñal la tiene una dorsal anticiclónica en niveles medios de la troposfera, que se ha combinado con un anticiclón en superficie. Ahora bien, ¿qué significa todo esto si lo traducimos del meteorólogo al castellano? Y, más importante aún, ¿hasta cuándo durará?

Conceptos clave

Una dorsal anticiclónica es un área extensa de altas presiones, que toma forma de cresta en los mapas meteorológicos. Es todo lo contrario a una vaguada, con forma de valle y presiones bajas.

En cuanto a los anticiclones en general, son regiones con presiones atmosféricas más altas que el aire que las rodea, en las que, en el hemisferio norte, el aire gira en el sentido de las agujas del reloj. Todo esto provoca que, al contrario que con un ciclón, las corrientes más débiles desciendan hacia la superficie. El resultado es la comprensión del aire, como cuando apretamos el émbolo de una jeringa hacia abajo. Cuando un gas se presiona, se calienta, y cuando disminuye su presión, se enfría. Por eso, la primera consecuencia de todo esto es que aumentan las temperaturas. 

Por otro lado, este émbolo descendente evita que las capas húmedas de la superficie terrestre puedan subir a capas más altas, condensarse y formar nubes. No llueve, pero, además, al estar el cielo despejado, el Sol incide aún más sobre la superficie, potenciando que haga más calor.

Este mes de octubre Europa está arropada por un enorme anticiclón, que está dejando temperaturas muy elevadas en España, pero también en otros países, como Portugal, Francia, Italia, Austria o la República Checa. Posiblemente, a finales de esta semana, el calor comenzará a abandonarnos lentamente, con la llegada de una vaguada el viernes 13 de octubre. Pero quizás aún falte para que tengamos el otoño convencional que nos ha robado el cambio climático.

El cambio climático que nos ha robado el otoño del mes de octubre

El otoño empezó en septiembre. Octubre debería ya venir marcado por un descenso de las temperaturas y algunas lluvias, pero aún no hemos visto ni lo uno ni lo otro.

De momento, todo tiene una explicación meteorológica. ¿Pero esta tiene algo que ver con el cambio climático? Lo cierto es que sí.

Según los meteorólogos, el aumento de las temperaturas globales está favoreciendo que los anticiclones persistan durante más tiempo después del verano. Para que estos se retiren, deben ser empujados por borrascas, pero para que estas se formen es necesaria una masa de aire frío, cada vez más difícil de alcanzar.

Por eso, aunque puede haber episodios excepcionales de calor en otoño, este octubre tan cálido, mantenido en el tiempo, sí que tiene mucho que ver en el cambio climático.

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Las temperaturas siguen pareciendo propias del verano.

Batiendo récords de calor

A pesar de todo, el verano de 2023 no ha sido el más caluroso de España. De hecho, una nueva investigación demuestra que este récord lo ostenta el verano de 2022, en el que se alcanzaron las temperaturas más altas de los últimos 700 años. Aun así, 2023 está muy cerca, también ha batido muchísimos récords, con olas de calor interminables y temperaturas sofocantes. Ahora, el otoño no nos da la esperada tregua, los mosquitos continúan visitándonos como si fuese el mes de julio y el calor sigue siendo prácticamente el mismo, con solo algún que otro descenso de temperaturas por la noche.

Quizás el otoño de 2023 alcance los récords del verano de 2022. Y estos no son récords para estar orgullosos. Son récords que deberían preocuparnos por el mundo que estamos dejando a los más jóvenes y a quienes aún están por llegar. Es algo en lo que deberíamos pensar, por muy agradable que pueda parecer darnos un baño en la playa en pleno mes de octubre.