El director Paco Plaza tiene una experiencia más que comprobada en el cine de género. Desde REC a La abuela, el realizador ha explorado en los lugares más oscuros del género. Pero si algo lo identifica, es su capacidad para la vanguardia. Verónica, basada en el conocido caso del expediente Vallecas, que relata la muerte de una adolescente luego de una supuesta posesión, asombró a público y crítica. En especial, por su manejo novedoso de la referencia cultural y el entorno de su protagonista, para crear una atmósfera claustrofóbica y angustiosa. 

Pero, la cinta va más allá de relatar los aparentes eventos sobrenaturales acaecidos en Madrid. Por lo que tiene su propia y discreta mitología. Parte de ella es Sor Narcisa (Consuelo Trujillo), la inquietante religiosa ciega con capacidades psíquicas que intenta ayudar a Verónica (Sandra Escacena). Justamente la figura que se explora en el nuevo largometraje del cineasta. Hermana muerte, ya disponible en Netflix, una mezcla singular, pero efectiva entre terror religioso y sobrenatural, es ambiciosa y mejor desarrollada que su predecesora. También, más inclinada a un tipo de miedo basado en los habituales tropos del cine de género. Por lo que Paco Plaza deja atrás parte de sus experimentos narrativos y en el apartado visual, para llevar a cabo su obra más clásica. 

Hermana muerte

Hermana muerte de Paco Plaza, explora el universo planteado por la película ‘Verónica’ desde sus orígenes. Lo que lleva a la historia a una España rural, en medio de la Guerra Civil y la reprensión. Esta vez, la maldad es un ser pero también, el contexto que le rodea. El director transforma el terror religioso en preguntas sobre la fe, la conciencia y el más allá. Pero también, sobre el origen del miedo primitivo a lo desconocido. Lo que acentúa con un destacado e inteligente apartado visual.

Puntuación: 4 de 5.

Hermana muerte se basa a medias en el cómic que el realizador incluyó en la edición Blu-ray de Verónica. Con El Torres en guion y Juan Francisco Martínez Borges a cargo del dibujo, la historieta amplía lo ya planteado en la cinta. A saber, que Sor Narcisa es la única con la sensibilidad psíquica para comprender una posesión, debido a que ya se había enfrentado a una entidad maléfica con anterioridad. Pero más allá de sus orígenes como personaje — que se narran con meticulosidad —, el interés de la película está en el ámbito religioso. 

Un misterio que se oculta entre las sombras

El argumento de Jorge Guerricaechevarría, profundiza en la rica colección de leyendas acerca de conventos y abadías embrujadas en Europa. Desde las primeras escenas de la trama, es obvio que el terror basado en símbolos de devoción, tiene un lugar importante. Sin embargo, en lugar de exagerar — como ocurre en La monja 2 de Michael Chaves — la historia juega con la sutileza. Por lo que la cámara recorre corredores y pasillos en penumbras, bóvedas y claustros, con un mensaje claro. En el centro de la fe, habita el mal. A eso habría que añadir, el contexto que rodea a la historia, en plena Guerra Civil y con el fantasma de la violencia real, muy cercano. 

Aun así, Hermana muerte evita ser un repaso por la historia de España o que los puntos de la ambientación de época, opaquen el verdadero centro de la trama. Lo que sí, es que combina la posibilidad del horror humano — la guerra, la muerte y la destrucción — con otro tipo de espanto que convive en la penumbra. Paco Plaza no deja de recordar las pesadillas infantiles con esculturas de santos con ojos de vidrio o enormes crucifijos de madera. De hecho, buena parte de la puesta en escena, tiene relación con cierto aire siniestro de pesadilla, con paredes que parecen doblarse o ventanas gigantescas a escala. 

Más enfocada en crear tensión a partir de lo paranormal, la cinta se sostiene sobre una idea básica. La religión y sus imágenes, creencias e invocaciones, también puede ser tergiversado. Pero al contrario de La monja — con la que coincide en varios puntos — el largometraje de Plaza es una inteligente reinvención de un ente maligno. Uno que se manifiesta con cautela, que se esconde en escondrijos y la penumbra. Sor Narcisa (Aria Bedmar), no entiende ni la naturaleza de la fe ni, tampoco, de sus capacidades psíquicas. Por lo que los eventos a los que tendrá que enfrentarse, son tan retorcidos y espeluznantes, no importa su origen. Vengan de Dios, la naturaleza o el diablo, para ella son igual de espeluznantes. 

‘Hermana muerte’, un lujo visual

Con su aire antiguo, que recuerda a las películas de Dario Argento y en cierta forma, al elegante horror de la década de los sesenta, la cinta es un disfrute narrativo. Pero también lo es en lo visual. La película, que combina el found footage, tomas en ángulos poco comunes y un raro aire de metraje recuperado — un secreto a cuestas — que le da una personalidad definida. 

Si en el resto de sus películas, Paco Plaza innovo al incluir bandas sonoras contemporáneas de rock en español y temas como la vejez desde un punto de vista escalofriante, aquí también lo hace. Únicamente que la innovación radica en cómo plantear los fenómenos sobrenaturales. El poder al que Narcisa se enfrentará y que la desborda en experiencia y fuerza. 

Hermana muerte, es, quizás, una de las piezas de época y de terror del año. También, una buena muestra del crecimiento del cine de género europeo hacia un terreno más autoral y haciendo uso de su rico contexto histórico. Su mayor triunfo.