Te despiertas en mitad de la noche con tu último sueño super fresco, te deleitas un momento en lo gracioso y disparatado que ha sido y decides contárselo a tu pareja o tus amigos al despertar. Pero, cuando lo haces, apenas recuerdas que había algo gracioso que querías contarles. Muchos hemos tenido esta sensación alguna vez, pero no todos con la misma frecuencia. Y es que hay personas que recuerdan los sueños con mucha facilidad, mientras que otras rara vez consiguen hacerlo. Incluso llegan a pensar que quizás no sueñen nada, porque no suelen recordar ningún sueño, ni siquiera cuando se acaban de despertar.

Esto último le pasa a 1 de cada 250 personas, según un estudio publicado en 2015. Pero la realidad es que la mayoría de la gente sí sueña cada día. La dificultad no está en soñar, sino en recordarlo. Y es que, hasta hace poco, los científicos no tenían claro por qué hay personas que recuerdan los sueños y otras que no. Había ciertas hipótesis, algunas de las cuáles apuntaban incluso a la personalidad de cada individuo. Pero no se sabía con seguridad.

Hoy en día, gracias a varios estudios publicados en la última década, hay mucha más información al respecto. Sabemos que las personas que recuerdan los sueños lo hacen porque su cerebro está más atento a los estímulos externos mientras duerme. Dicho muy grosso modo, no descansa en tanta profundidad. Pero veamos qué quiere decir esto exactamente.

Las claves de las personas que recuerdan los sueños

La mayoría de estudios coinciden en que la clave de que algunas personas recuerden los sueños está en su capacidad para mantenerse alerta mientras duermen. Por ejemplo, en 2014 un equipo de científicos del Centro de Investigación en Neurociencias de Lyon llevó a cabo un estudio en el que se veía esto de una forma muy clara. En él participaron 41 voluntarios, de los cuales 21 se declararon como personas que recuerdan los sueños, con una media de 5,2 sueños recordados a la semana. En cambio, para los 20 restantes, la media era muchísimo más baja, de unos 2 sueños al mes.

Todos ellos se sometieron a una tomografía por emisión de positrones (PET). Esta es una técnica de imagen que permite ver qué regiones cerebrales están activas en cada momento, por lo que se les realizó mientras dormían. Así, se vio que los que tienden a recordar los sueños tienen una mayor actividad en una región cerebral conocida como unión temporo-parietal. Esta se encarga, entre otras funciones, de proporcionar orientación y atención hacia estímulos externos. Por lo tanto, las personas que la tienen más activa tienden a tener un sueño más ligero. Es algo que se confirmó en un estudio de 2017 en el que se observó que las personas que describen un sueño menos profundo también tienden a recordar más lo que sueñan

Por otro lado, otros científicos han comprobado que las personas que recuerdan lo que sueñan tienen también más actividad en la red de modo predeterminado. Esta es un área cerebral que se activa cuando el cerebro está en reposo, pero despierto. Es decir, aún no nos hemos despertado del todo, pero ya estamos analizando estímulos. 

Todo esto tiene sentido, ya que, cuando despertamos, la codificación de la memoria a largo plazo es muy vulnerable. Cualquier distracción impedirá que guardemos los recuerdos recientes, por lo que si volvemos a dormirnos rápidamente o simplemente seguimos somnolientos, lo más probable es que no podamos recordar lo que hemos soñado. En cambio, si tendemos a estar más atentos a lo que nos rodea y nos espabilamos con más facilidad, será más fácil recordar. 

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Cuando nos acabamos de despertar, la consolidación de recuerdos es mucho más vulnerable. Crédito: Ian Dolby (Unsplash)

¿Y si sueñan más?

Hay investigadores que piensan que las personas que recuerdan los sueños en realidad lo hacen porque sueñan más. Así, por probabilidad, será más fácil recordar alguno. Esto no ha podido demostrarse con suficiente solidez, aunque sí que es cierto que hay algunos indicios interesantes. Por ejemplo, se ha visto que estas personas suelen tener una mayor concentración de materia blanca en la corteza prefrontal medial, involucrada en el procesamiento de información sobre uno mismo. 

La materia gris es la que está compuesta principalmente por los somas de las neuronas. Es decir, esa parte más voluminosa, que se asemeja a una cabeza. En cambio, la materia blanca está formada sobre todo por las conexiones entre esas neuronas, conocidas como axones. Cada cual tiene sus propias funciones. Además, se concentran de un modo distinto en diferentes regiones. Y esto, en lo referente a los sueños, es llamativo, pues se ha comprobado que las personas con lesiones que afectan a la materia blanca, sobre todo en la zona antes mencionada, pierden la capacidad de soñar.

Por lo tanto, sí que es posible que quienes recuerdan más sueños lo hagan simplemente porque sueñan más. Pero también puede que se deba a que, ni siquiera despiertos, logran desconectar de aquello que soñaron. Tanto si era bueno, como si se trató de la peor de las pesadillas. 

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