Una nueva biografía de Elon Musk revela más datos sobre la influencia del magnate en la guerra entre Ucrania y Rusia. SpaceX, la empresa espacial fundada por Musk, cortó su servicio de internet por satélite Starlink a los drones submarinos ucranianos, justo cuando lanzaban un ataque a la flota rusa en el Mar Negro. El episodio ocurrió el año pasado, asegura un extracto del libro escrito por Walter Isaacson, ex director ejecutivo de CNN, que saldrá a la venta la semana que viene.

Los drones submarinos ucranianos se acercaron a la flota rusa en septiembre de 2022, cargados con explosivos. Sin embargo, de repente, «perdieron conectividad y fueron arrastrados a tierra sin causar daño», escribe Isaacson en la biografía titulada «Elon Almizcle». Musk había ordenado en secreto a sus ingenieros que apagaran la red de comunicaciones de Starlink en un radio de 100 kilómetros de la costa de Crimea.

La decisión de Musk, que dejó a los funcionarios ucranianos rogándole que volviera a encender los satélites, fue motivada por el miedo a que Rusia respondiera con un ataque con armas nucleares, señala Isaacson. Pretendía evitar un «importante acto de guerra», dijo este jueves Musk, también líder de Tesla y X (antes Twitter), confirmando su intervención.

La versión de Musk tiene una diferencia clave: según él, el sistema de internet nunca estuvo activo. El hombre más rico del mundo contó en su perfil en X que ese día lo que ocurrió fue una solicitud de emergencia de las autoridades gubernamentales para activar Starlink hasta Sebastopol, la ciudad portuaria más poblada en la península de Crimea. Si hubiera aceptado la petición, dijo Musk, SpaceX hubiese sido «explícitamente cómplice» de una escalada del conflicto.

Elon Musk y el tamaño de su intervención en Ucrania

El episodio revela la posición única en la que se encuentra Elon Musk mientras se desarrolla la guerra en Ucrania. «Ya fuera intencionado o no, se había convertido en un agente de poder que los funcionarios estadounidenses no podían ignorar», dijo la CNN en la reseña sobre el adelanto del libro de Isaacson.

Starlink ya tiene aproximadamente 4.000 satélites en órbitas bajas, que ofrecen internet satelital a más de un millón de usuarios en cerca de 33 países. Por la naturaleza de su servicio, tiene capacidad para operar en zonas recónditas.

Rusia interrumpió los sistemas de comunicación de Ucrania justo antes de su invasión a gran escala, en febrero de 2022. En respuesta, Musk acordó proporcionar a los ucranianos millones de dólares en terminales satelitales. SpaceX envió de forma privada camiones cargados de antenas de conexión de Starlink a la zona en conflicto. Esto le permitió a las tropas de Ucrania mantenerse conectadas.

Los ucranianos aprovecharon el servicio para ataques armados. Lo han usado para, por ejemplo, activar drones de combate. «¿Cómo estoy en esta guerra?», le preguntó Musk a Isaacson, según el extracto de la biografía. «Starlink no estaba destinado a participar en guerras. Fue para que la gente pudiera ver Netflix, relajarse, conectarse a Internet para ir a la escuela y hacer cosas buenas y pacíficas, no ataques con drones».

Isaacson confirma que Musk ha sostenido conversaciones de alto nivel con funcionarios de Rusia, Estados Unidos y Ucrania sobre su participación en la guerra. «Solo quiero que tú, la persona que está cambiando el mundo a través de la tecnología, sepas esto», le dijo Mykhailo Fedorov, viceprimer ministro de Ucrania, en un mensaje de texto sobre las capacidades de sus drones submarinos en septiembre del año pasado. Era una súplica para que restaurara la conectividad. Musk se negó.

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El negocio en medio de la guerra

El conflicto también giró sobres quién pagaría las terminales Starlink. Musk llegó a decir que SpaceX había gastado decenas de millones de su propio dinero para enviar las instalaciones satelitales a Ucrania. Según un reporte de la CNN en octubre de 2022, Musk llegó de notificarle al Pentágono que no seguiría pagando la factura.

Musk, sin embargo, cambio de parecer luego de que se hiciera público el reporte. «Al diablo con esto… Seguiremos financiando al gobierno de Ucrania de forma gratuita», lanzó en un tweet el año pasado. La biografía cuenta que el cambio de actitud enfureció a la presidenta de SpaceX, Gwynne Shotwell.

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«El Pentágono tenía literalmente un cheque de 145 millones de dólares listo para entregarme», dijo Shotwell, según Isaacson. «Entonces, Elon sucumbió a las tonterías de Twitter y a los enemigos del Pentágono que filtraron la historia». SpaceX, finalmente, acordó pagar otras 100.000 nuevas antenas parabólicas a Ucrania a principios de 2023.

El libro cita un intercambio de mensajes entre Musk y Federov, el viceprimer ministro ucraniano. Federov insistía para que Starlink permitiera a Ucrania utilizar el servicio para luchar en las regiones controladas por Rusia en el sur y el este.

«El riesgo de una Tercera Guerra Mundial se vuelve muy alto…», le respondió Musk. «Rusia no se detendrá ante nada», «Esto plantea un riesgo catastrófico para el mundo», «Busca la paz mientras tengas la ventaja», fueron otros de los planteamientos que le hizo el multimillonario al funcionario ucraniano.

Además de las 100.000 nuevas antenas parabólicas, Musk accedió a lanzar un servicio complementario llamado Starshield, que fue diseñado específicamente para uso militar. SpaceX otorgó licencias a los satélites y servicios Starshield al ejército estadounidense y a otras agencias. Esto le permitió al gobierno decidir cómo podían usarse en Ucrania y otros lugares.

El rol de Elon Musk y la influencia de Rusia

Luego de que trascendiera el episodio sobre Starlink y los drones submarinos ucranianos, el Pentágono formalizó un contrato con SpaceX, informa el Washington Post. Se desconocen los detalles del acuerdo. El portavoz de esta oficina del gobierno de EE. UU., Jeff Jurgenson, justificó el secreto «debido a la naturaleza crítica de estos sistemas».

Brian Weeden, director de planificación de programas de la ONG Secure World Foundation, explicó al Post que este tipo de alianzas permite al gobierno aprovechar la enorme potencia innovadora que surge en el sector privado. «La otra cara de la moneda es que otorga mucho más poder al sector privado y, en particular, a los individuos multimillonarios que controlan esas empresas y tecnologías», agregó.

Weeden dijo que poner a Starlink bajo contrato debería permitir al Pentágono tener más control. Probablemente, esto evite que Musk pueda decidir otra vez cortar repentinamente el servicio.

El temor sobre la influencia política de Musk trasciende el alcance de Starlink y su participación en el campo de batalla. La OTAN publicó en junio un reporte en el que asegura que la gestión de Elon Musk al frente de Twitter ha provocado un «aumento dramático en la visibilidad» de Rusia. El informe de la alianza asegura que, desde marzo de este año, la «laxa moderación» en la red social ha amplificado el alcance de los mensajes del Kremlin en un 60 %.

SpaceX sigue siendo un actor clave

Musk va y viene. Aunque había anunciado en octubre de 2022 que seguiría apoyando el sistema de comunicaciones en Ucrania, SpaceX anunció en febrero pasado que tomaría medidas para evitar que los militares ucranianos siguieran utilizando el internet de Starlink.

«Nunca se pretendió convertirlo en un arma», dijo entonces Gwynne Shotwell, director de Starlink. El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, reconoció en febrero que había mantenido otra ronda de conversaciones con Elon Musk sobre su servicio satelital en Ucrania.

Después de todo, la influencia de Starlink en la guerra no ha disminuido. Estados Unidos y sus aliados acusaron la semana pasada a piratas informáticos rusos de atacar las comunicaciones de los comandantes ucranianos. Según CNN, los ucranianos sostienen que el código malicioso de los rusos fue diseñado para interceptar datos enviados a los satélites Starlink.

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