La Comunidad Europea ha prohibido el uso de partículas plásticas de menos de cinco milímetros que sean insolubles y no puedan degradarse rápidamente en el medio ambiente. En otras palabras, ha prohibido productos basados en microplásticos, como los exfoliantes, algunos detergentes o, lo que más dolerá a los niños de preescolar: la purpurina. 

La noticia ha causado bastante preocupación entre algunas personas. Y es que, en realidad, la purpurina no es solo cosa de niños. Se usa también en cosméticos, ropa, complementos y todo tipo de productos, empleados tanto por niños como por adultos. Pero, por muy vistosa que sea, es cierto que resulta muy peligrosa para los ecosistemas marinos.

A pesar de su tamaño, los microplásticos pueden tardar más de un siglo en degradarse y, mientras tanto, se convierten en parte de la alimentación de muchos de los animales que habitan en medios acuáticos. Sobre todo pasan al sistema digestivo de las especies filtradoras, como las esponjas, los corales e incluso algunas ballenas y tiburones. Por otro lado, se mezclan con el fitoplancton del que se alimentan muchos peces y, por si eso fuera poco, pasan al sistema digestivo de los depredadores de esos pequeños filtradores o comedores de plancton. Dado que el plástico es tóxico, todo esto puede tener consecuencias muy perjudiciales para esos animales. Además, es un material al que se une muy fácilmente las toxinas, por lo que su toxicidad aumenta aún más.

Todo esto demuestra que la purpurina no se ha prohibido en Europa por capricho. Ahora bien, los amantes del brilli brilli pueden respirar tranquilos, pues sigue habiendo alternativas, aparentemente idénticas, a las que no tendrán que renunciar.

El problema de los microplásticos

Los microplásticos son un problema para los ecosistemas marinos, como ya hemos visto. Pero no solo eso.

Su pequeño tamaño facilita que se extiendan rápidamente por tierra, mar y aire, llegando a lugares inimaginables. Ya se han encontrado microplásticos en sitios tan lejanos como la Antártida. Y, en el caso de los humanos, no solo en nuestro sistema digestivo. También en los pulmones, la sangre e incluso la leche materna.

Por eso, incluso si el egoísmo nos impide pensar en otras especies, al menos deberíamos reducir su uso por nuestra propia salud. Durante los últimos años se ha intentado concienciar a la población al respecto. Pero se ha visto que, mientras los productos estén disponibles, se seguirán usando. Algunas veces por puro desconocimiento, desde luego, pues no nos paramos a pensar que algo tan aparentemente inocente como la purpurina podría ser peligroso. Eso es lo que ha llevado a la Comunidad Europea a poner en marcha esta prohibición, que entrará en vigor en algo más de dos semanas.

purpurina de celulosa
La purpurina no es solo cosa de niños. Crédito: Mar Bustos (Unsplash)

No es el fin de la purpurina

La venta de purpurina es un negocio creciente, pues hace tiempo que dejó de ser simplemente un producto para manualidades. 

Por eso, anticipándose a lo que estaba por venir, muchas empresas llevan años buscando opciones que no estén basadas en plásticos. Algunas siguen en investigación, pero otras ya están a la venta.

Ya en 2021, un equipo de científicos de la Universidad de Cambridge fabricó una purpurina muy interesante, basada en cristales de celulosa. Estos están diseñados para reflejar la luz, de modo que generen un brillo similar al de la purpurina. Pero sin emplear plásticos. Pueden obtenerse de plantas o algas y ya se están fabricando diferentes versiones. 

Son especialmente interesantes las opciones que se basan en algas marinas y pigmentos minerales. Al estar fabricada de algas, esta purpurina es perfectamente biodegradable. De hecho, si llega al mar podría decirse que está volviendo a casa.

Además, tanto si procede de algas como si se fabrica con plantas, cuenta con una ventaja que ni siquiera tenía la purpurina original. Y es que las alternativas biodegradables son mucho más fáciles de lavar con agua y jabón. Todos hemos sufrido alguna vez la purpurina pegada en la piel, la ropa, el escritorio y cualquier superficie durante días, por mucho que intentemos lavarla. Con estas opciones, esto se acabó. Todo mientras cuidamos el medio ambiente. Desde luego, la prohibición de la Comisión Europea no es tan trágica como algunas personas piensan. 

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