Brillar cual ninfa del bosque tiene un precio. Sí, un precio económico, pues el glitter no es gratis, pero también un precio para el planeta. Los materiales empleados en la elaboración de purpurina son muy dañinos para los ecosistemas acuáticos y terrestres. Y, por si eso fuera poco, el proceso de producción deja una huella de carbono preocupante. Por eso es tan interesante el nuevo método de obtención de purpurina a partir de celulosa que acaba de publicar en Nature Materials un equipo de científicos de la Universidad de Cambridge.
Las partículas obtenidas reflejan la luz prácticamente igual que la purpurina convencional, pero son mucho más seguras para el medio ambiente. Y para las personas que la utilizan y la fabrican. Por eso, los autores del estudio creen que podría usarse tanto en cosmética como para la realización de manualidades.
Eso sí, aún no han podido implementar el proceso de producción para realizarlo a gran escala, por lo que tendremos que esperar para tener esta purpurina ecofriendly en casa. Una purpurina que, por cierto, será tan realista que también volverá locos a los padres de niños en edad escolar cuando la encuentren pegada hasta en su carnet de identidad. Lo han dicho los propios autores del estudio en un comunicado de prensa. Bueno, lo del DNI no, pero sí todo lo demás.
Los peligros de la purpurina
La purpurina, ya sea la que se usa en cosmética o la que se emplea en manualidades, supone un peligro para el medio ambiente por varios motivos.
Para empezar, porque está compuesta por microplásticos. Estos son piezas muy pequeñas de plástico, de menos de 5 milímetros de diámetro, que pueden ser de dos tipos, según si su origen es primario o secundario. Los de origen primario se fabrican específicamente con este tamaño, para usarse directamente. Sin embargo, los de origen secundario proceden de la degradación de piezas de plástico más grandes. Sean del tipo que sean son muy peligrosos; puesto que, como plástico que son, pueden tardar cientos de años en degradarse. Además, por su tamaño son fácilmente ingeridos o absorbidos por multitud de organismos a los que pueden causar serios problemas.
Por otro lado, a veces para la elaboración de purpurina se usan mica y dióxido de titanio, que suponen nuevos perjuicios a diferentes niveles. Por un lado, el dióxido de titanio ha sido prohibido para su uso en alimentos en la Unión Europea por sus posibles efectos cancerígenos. Vale, la purpurina no es comida, pero dile eso a un niño mientras fabrica su propia postal de Navidad. Por otro lado, la extracción de mica tiene lugar en países en desarrollo en los que podrían realizarse diferentes prácticas de explotación, incluyendo el trabajo infantil.
Además, en el comunicado de la Universidad de Cambridge uno de los autores del estudio, Benjamin Droguet, explica que los pigmentos minerales deben calentarse a temperaturas de 800ºC, por lo que el proceso es perjudicial para el planeta.
Sin embargo, la mayoría de estos efectos podrían solventarse gracias al uso de celulosa. Ahora bien, ¿cómo consiguen hacerla brillar?
Celulosa de tu frutero para brillar como una ninfa
La celulosa es un polímero compuesto por moléculas de glucosa, que forma parte de las paredes celulares vegetales. Por lo tanto, puede extraerse de las plantas, pero también de frutas y verduras.
Estos científicos observaron que con este material se pueden fabricar cristales muy muy pequeños, capaces de doblar la luz, generando unos colores muy vivos, en un proceso conocido como coloración estructural. Este proceso se encuentra detrás de muchos patrones de coloración de la naturaleza, como el de las plumas de los pavos reales. Aunque los pigmentos de estas son marrones, al incidir la luz sobre ellas se ven en tonos de verde y azul. Esto es así porque las plumas contienen una especie de cristalitos, que reflejan diferentes longitudes de onda, según la distancia a la que se encuentren y el ángulo con el que la luz incida sobre ellos.
En el caso de la purpurina de celulosa, estos científicos han encontrado la forma de formar películas finas con esos cristales ensamblados entre sí. Estas, a su vez, pueden hacerse a escala, usando el proceso de rollo a rollo, empleado en la industria para obtener papel a partir de pulpa de madera. El resultado sería una obtención a gran escala de purpurina vegana, no tóxica y mucho más amigable con el medio ambiente que la tradicional. Además, la huella de carbono generada al producirla sería mucho menor.
Son todo ventajas, sobre todo teniendo en cuenta que en la industria cosmética se utilizan alrededor de 5.500 toneladas de microplásticos al año. Por supuesto, la purpurina es solo una pequeña parte de ello, pero por algún lugar hay que empezar. Y, sin duda, brillar sin remordimientos puede ser una forma maravillosa de comenzar.