Arm, la compañía británica de microprocesadores propiedad de la japonesa Softbank, ha solicitado a la Comisión de mercados y valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés), salir a bolsa y cotizar en Nasdaq bajo “ARM”.

Por el momento, las condiciones de la cotización de Arm son confidenciales, pero medios como Bloomberg afirman que la compañía planea salir a bolsa durante el mes de septiembre y tiene como objetivo alcanzar una valoración de entre 60.000 y 70.000 millones de dólares.

La empresa lleva más de un año preparando su salida a bolsa tras el fracaso de compra por parte de Nvidia. La firma, recordemos, terminó abortando la adquisición, valorada en 40.000 millones de dólares, a causa de las presiones de los reguladores de Reino Unido, la Comisión Europea y la FTC. Desde el momento del anuncio, los políticos británicos insistieron a Arm en cotizar en la Bolsa de Valores de Londres. Sin embargo, Softbank, de origen japonés y quien adquirió Arm en 2016 por unos 32.000 millones de dólares, no confirmó nada al respecto.

Fue en marzo de 2023, un año después del anuncio de la salida a bolsa, cuando el fabricante de semiconductores confirmó su intención de cotizar en Nueva York. Con esta decisión, Softbank pretende recuperar su inversión en la compra de Arm, dado que los inversores estadounidenses tienden a ofrecer una valoración más alta a las acciones de aquellas compañías del sector tecnológico. Arm, eso sí, ha asegurado mantener su esencia británica y continuar con su sede en Londres.

Las grandes tecnológicas podrían estar interesadas en Arm

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La salida a bolsa por parte de Arm promete ser una de las más grandes de Estados Unidos en años. De hecho, no se ha visto algo así desde que inició la guerra de Ucrania, y desde que Rivian, compañía de movilidad eléctrica, debutó en bolsa en 2021 con acciones que tuvieron un valor inicial de 78 dólares por acción. Consiguieron así unos 11.900 millones de dólares recaudados en los primeros inicios y consiguiendo ser valorada en 86.000 millones de dólares. Una cantidad que superó a firmas como General Motors o Ford.

Arm, por otro lado, juega con una importante ventaja: el interés de los inversores por los semiconductores de próxima generación. Y en especial, por aquellos destinados a mejorar las herramientas de IA. La compañía, de hecho, confirmó que su tecnología sería primordial para las aplicaciones de inteligencia artificial.

Convertirse en una empresa de oferta pública, además, permitiría a grandes tecnológicas, como Apple o Samsung, adquirir acciones para así poder tener un porcentaje de participación sobre una de las compañías de semiconductores más relevantes del mercado. Es, de hecho, algo Nvidia lleva meses planteando tras el intento fallido de compra.

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