Nick Fury (Samuel L. Jackson), sabe que ya no puede confiar en nadie. Sentado frente a la puerta del quirófano en que el presidente estadounidense lucha por su vida, únicamente tiene una certeza. La traición, la peor y más inesperada, no proviene solo de sus antiguos aliados Skrulls. También, procede del centro mismo del poder del mundo, tal y como lo conoce, corrompido y retorcido. Un nuevo orden está a punto de llegar y el ex espía más poderoso del mundo, lo sabe. 

El quinto y penúltimo capítulo de temporada de Invasión Secreta disponible en Disney+, comienza a desvelar los elementos más duros y angustiosos de su argumento. El de explorar la rotura del tejido de poder en una realidad en la que nada es lo que parece. Fury se esfuerza por evitar que la civilización se desplome en una implosión total. Al mismo tiempo, Gravik (Kingsley Ben-Adir), enfurecido ante la evidencia que su plan a gran escala sigue sin avanzar, exige responsabilidades. 

Pero por ahora, lo claro en el contexto de su gente es que Talos (Ben Mendelsohn), ha muerto. Aunque para el líder extremista es un daño colateral, para el grupo de refugiados intergalácticos, es algo más duro de admitir. La guerra, la total, la que probablemente convertirá a la Tierra en un escenario devastado, no respetará orígenes o lealtades inmediatas. Al menos, es lo que Gravik parece sugerir y lo que muestra un peligroso trasfondo a vencer. 

Invasión secreta, protagonizada por Samuel L. Jackson

El horror se extiende con lentitud

Pero, la cabeza visible del ataque Skrull contra el mundo humano, es algo más que un miembro radicalizado de la raza. En medio de una enardecida discusión con sus seguidores, Gravik muestra hasta qué extremo la manipulación genético cambió su cuerpo. Demostrando que sus planes de volver superiores físicamente a sus aliados, muestra que la transformación es radical y peligrosa. A la vez, que está sujeta a su voluntad y no a sus pretendidos ideales. 

Lo que le lleva a la orden que, probablemente, cambiará el panorama en la serie. Varra (Charlayne Woodard), a la que considera traidora por no asesinar a Nick Fury, es un objetivo de los subversivos. Al mismo tiempo, el punto de honor que demostrará el compromiso de Gravik con la causa. Un extremo que deja claro los extremos a los que está dispuesto a llegar y que el objetivo, finalmente, se encuentra por encima el bienestar de los que le apoyan. Incluso, su pretendida intención de convertirse en emblema de unidad de los expatriados.

Para el supremacista, el objetivo es claro: necesita que el poder Skrull sea reconocido, temido y convertido en una amenaza. Por lo que da órdenes a Rhodes (Don Cheadle), su aliado más peligroso dentro del gobierno estadounidense, acera de lo que debe hacer. Convertir a los alienígenas en un némesis a temer, en una fractura de la realidad. En medio de la acalorada discusión entre los personajes, finalmente se revela el nombre de la Skrull que suplanta al Vengador. Se trata de Raava, que en los cómics enfrentó al Imperio Skrull tras la muerte de sus hijos, Skragg y Raavaka.

Olivia Colman como la agente especial Sonya Falsworth en Secret Invasion
Olivia Colman como la agente especial Sonya Falsworth en Secret Invasion, disponible en Disney+. Marvel Studios. © 2022 MARVEL.

El enfrentamiento de poderes

Fury y Rhodes se enfrentan, ya sin nada que ocultar. Por ahora, el ex espía sabe que no puede asesinar a la Skrull, pero la amenaza es clara. El que fuera el centro de la iniciativa Vengadores, está cerca de convertirse en el individuo más buscado del mundo. ¿El motivo? El falso Rhodes amenaza con mostrar la imagen de Nick Fury — o Gravik, con su aspecto — asesinando a Maria Hill (Cobie Smulders). Las opciones son pocas, por lo que el agente da un paso atrás. Al menos de momento. Por su parte, Sonya (Olivia Colman) descubre su propia infiltración, lo que brinda a Londres una ventaja apreciable sobre la cada vez más complicada situación norteamericana. 

Pero en el centro de la colonia Skrull en la Tierra, las divisiones son más duras de lo que Gravik jamás imaginó. Un ataque violento de sus propios seguidores, deja claro que no hay nada seguro en medio de un mapa volátil. Lo mismo que confirma la tensa conversación que G’iah (Emilia Clarke), sostiene con Fury. En un panorama roto, no hay sacrificios reales, apenas bajas y muertes sin consecuencias. Al menos, es la pesimista conclusión de la hija de Talos

Con la conversación, también llega información preocupante. Gravik robó ADN de uno de los seguidores de Thanos, Cull Obsidian y de un ejemplar de la raza flora colossus (Groot). Lo que demuestra que el líder extremista, absorbió poderes de ambas criaturas. Pero su objetivo claro es la llamada Cosecha, con material genético de los Vengadores. Lo que hace Nick Fury, sepa que la emergencia debe ser atendida de manera personal, por lo que viaja a Finlandia. ¿La reserva de un lugar secreto con datos de definitivo valor? La serie no lo aclara, pero apunta a que el agente todavía tiene algunas cartas bajo la manga. 

Un adiós al padre y al amigo

Luego de reunirse con Varra, G’iah finalmente puede disponer del cadáver de Talos, según las costumbres de su gente. La despedida es dolorosa, pero también, el principio de un nuevo recorrido para su hija. La de encontrar sus verdaderas motivaciones al seguir en la lucha. 

En su cierre, el episodio apunta a que Fury y Sonya, no solo tendrán que colaborar, sino también, comprender que en su unión, está la única esperanza humana. Con sus fuerzas recuperadas y la convicción en su próximo paso, Nick Fury parece listo para una última batalla. El momento más singular y emocionante, de un argumento especialmente sombrío.