El anuncio del Mac Pro con M2 Ultra ha sido uno de los más sorprendentes de la WWDC. Tras el éxito cosechado con el Mac Studio, los de Cupertino han recuperado el terreno perdido en el campo profesional. De igual modo, la actualización del potente ordenador de sobremesa marca el final de los procesadores Intel.
Hasta hace unas horas, el Mac Pro de 2019 era el último Mac con chip Intel. El rediseño anunciado ese año contemplaba un ordenador modular impulsado por procesadores Xeon de hasta 28 núcleos, 1,5 TB de RAM y gráficas Radeon. Los tiempos eran distintos y aunque los rumores de un cambio a ARM sonaban fuerte, la idea de un Mac Pro con chip de Apple parecía lejana.
Las cosas cambiaron en noviembre de 2020 cuando Apple presentó el M1, su primer procesador ARM para Mac. El M1 con arquitectura unificada superaba hasta dos veces el rendimiento en los chips x86 más recientes sin sacrificar el consumo energético. La era del Apple Silicon había comenzado, y con ella, el final de Intel como proveedor de tecnología.
La llegada del M1 Ultra fue suficiente para tirar los alegatos de que un procesador ARM nunca eclipsaría a los chips de Intel. El nuevo SoC del Mac Studio fusionaba dos chips M1 Max por medio de la arquitectura UltraFusion para conseguir el doble de rendimiento. El resultado superaba al Core i9 más potente y a la NVIDIA RTX 3090.
Apple había contemplado un proceso de dos años para completar la transición hacia sus procesadores. Con el lanzamiento del M2 y M2 Pro, el último Mac con Intel dejó de venderse a comienzos de 2023 y hoy toca el turno del Mac Pro.
El Mac Pro fue el principio y final de Intel
La relación entre Apple e Intel comenzó en la WWDC de 2005, cuando Steve Jobs anunció que los próximos Mac usarían procesadores x86. La tecnológica comenzó una transición gradual que dejaría atrás la arquitectura PowerPC que impulsó sus equipos por más de veinte años.
"Nuestro objetivo es proporcionar a nuestros clientes las mejores computadoras personales del mundo y, de cara al futuro, Intel tiene la hoja de ruta de procesadores más sólida con diferencia", decía Jobs. "Han pasado diez años desde nuestra transición a PowerPC y creemos que la tecnología de Intel nos ayudará a crear las mejores computadoras personales para los próximos diez años", mencionaba el cofundador de Apple en 2005.
A diferencia de Apple Silicon, el cambio de arquitectura a x86 fue más problemático en sus inicios. El rendimiento de Rosetta, que permitía ejecutar aplicaciones PowerPC en procesadores Intel, no era lo mejor. A eso se suma que los fanáticos no estaban contentos con un chip asociado a Windows. No obstante, las Mac con Intel abrieron la puerta para captar a más usuarios.
En los últimos años, Intel se vio superada en el proceso de fabricación de chips. Mientras AMD diseñaba procesadores más eficientes, Intel no era capaz de superar el proceso de 10 nanómetros. Las portátiles más poderosas con arquitectura x86 eran grandes y con pobre autonomía, algo que no ocurriría con un procesador ARM.
En su estrategia por controlar la tecnología de sus productos, Apple anunció su primer chip, y con ello, el final de una relación de 15 años. Así como el Mac Pro de 2006 marcó el fin de los PowerPC, el Mac Pro con M2 Ultra es el último clavo en el ataúd de la era Intel.