Maria Hill (Cobie Smulders) ha muerto asesinada en mitad de la trampa que Gravik (Kingsley Ben-Adir) tendió a Nick Fury (Samuel L. Jackson). La tragedia no solo es una baja sensible e insustituible para el equipo del espía más peligroso del mundo en Invasión Secreta. También es una demostración de que la ofensiva Skrull es despiadada y atacará los puntos más vulnerables de un sistema que desconoce su existencia. El enemigo no tiene escrúpulos con los que fueron sus aliados y persigue la destrucción total de la raza humana.

El primer capítulo de la serie Invasión Secreta, de Disney+, apenas ofreció una breve mirada sobre los alcances y la ambición del plan de dominación alienígena. El segundo explora con cuidado la estructura sobre la que se sostiene la percepción del desastre inminente. Nick Fury, que conoce al enemigo desde sus secretos, tendrá que aceptar que confió en exceso en el grupo de exiliados cósmicos. La serie explora la posibilidad de que la traición que enfrenta sea el resultado de sus propias acciones.

El argumento de Invasión Secreta profundiza en un escenario de matices morales que convierte a sus personajes en víctimas y victimarios de forma alternativa. En especial a Fury, cuyo vínculo con la raza Skrull se aborda en una serie de flashbacks destinados a explicar cómo el espía rompió, en apariencia, una de sus promesas más solemnes. El guion retrocede hasta 1995 y enmarca los eventos de la película Capitana Marvel como contexto del relato. Por lo que muestra cómo los expatriados Skrull recibieron asilo en la Tierra gracias a la intervención del agente bajo la promesa de encontrarles un hogar.

Nick Fury por fin bajo la lupa

Es entonces cuando Invasión Secreta revela su intención de explorar a Nick Fury más allá de su figura política. El argumento ahonda en sus propósitos ocultos y deja claro que el personaje siempre ha sido un antihéroe. Al menos, que tiene —o tuvo— una agenda propia, lejos de la gubernamental, la heroica e incluso la de sus más cercanos colaboradores. Lo que convierte en una incógnita no solo en sus posibles actuaciones, sino también la dirección que de ahora en adelante tomará su menguado liderazgo.

Ante la súplica de asilo de los Skrull para escapar de los Kree y encontrar un lugar donde vivir, se sitúa una petición por parte del espía. Utilizar su capacidad para cambiar de forma en un ejército infiltrado al servicio del ex jefe de S.H.I.E.L.D. y sus objetivos, legales o no. Poco a poco, la trama revela que adivinar la posición real de Fury respecto a los alienígenas no es sencillo. ¿Son parte de un plan mayor que mantiene en secreto? ¿Se trata solo de una red de información infalible?

El gran error de Invasión Secreta

La idea funciona durante los primeros minutos del capítulo. En especial, en el funeral de María Hill, cuando su madre, también agente, exige explicaciones por la muerte de su hija. Pero no solo no las recibe, sino que la ambigüedad de Fury se hace más inquietante. ¿Qué oculta bajo su insistencia de encarar la invasión a solas? ¿Se trata de una decisión moral o de otra pieza de información clasificada que mantiene en secreto?

El subtexto se adivina en todas las escenas de Invasión Secreta. En especial, en las tensas conversaciones que Nick Fury sostiene con varios personajes. Apartado del centro de la información, enfrentándose a un desastre inminente, el espía debe encontrar su punto de mayor fortaleza. Pero el segundo episodio comete el mismo error que el anterior.

La tensión paranoica de una guerra en la que cualquiera puede ser un impostor desaparece al estar claras las identidades de cada uno de los protagonistas. No hay un enigma real en Invasión Secreta acerca de quién suplanta a quien —o el motivo por el que lo hace—, por lo que la amenaza Skrull  es más inofensiva de la que debería ser.

El guion falla en su capacidad para crear la necesaria tensión sobre los secretos no revelados. Poco a poco, solo establece los bandos en disputa, pero no hay mayor misterio acerca de quién pertenece a cada uno de ellos. La posibilidad de que haya figuras Skrull en posiciones sorprendentes no se explota. Y, lo que es aún peor, no se establece como elemento futuro de la historia de Invasión Secreta. En lugar de ello, cada aliado o enemigo se encuentra en un espacio obvio de un amplio tablero que se define con excesiva rapidez.

Los lugares complicados de la lealtad

Por ahora, la amenaza alienígena es la misma que podría representar un grupo terrorista y, de hecho, a partir de esa perspectiva se enfoca. Lo que deja al margen el punto más intrigante con respecto a la idea general de los Skrull como enemigos. La posibilidad de una confusión a escala mayor que, además, reinvente desde los cimientos al Universo Cinematográfico de Marvel.

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Sin embargo, hay un indicio que muestra que, quizás, Invasión Secreta esté jugando con las expectativas y construyendo una trampa incluso para el público. Al menos, eso es lo que deja entrever la impactante escena final de su segundo capítulo, que descubre una dimensión inesperada de Nick Fury. Si no es posible confiar en las lealtades del espía más importante de la saga de Marvel, ¿qué puede esperarse del futuro? Es el gran interrogante que la serie deja abierto y que puede que conduzca a sus lugares más tenebrosos.