Elegir gafas de sol puede ser más complicado de lo que parece. A veces pensamos que basta con decidir si las queremos de aviador o de ojo de gato, con un color que pegue con todo o algo más estridente. Las vemos como un complemento, pero son mucho más. Se trata de un elemento de protección para nuestros ojos, por lo que, del mismo modo que nos protegemos la piel con cremas solares, también debemos elegir unas gafas de sol adecuadas.
Para ello, el primer consejo suele ser comprarlas en una óptica. Es cierto que en algunas tiendas de ropa y complementos ya podemos encontrar gafas de sol homologadas, pero normalmente, si queremos curarnos en salud, lo mejor es hacerlo en un establecimiento específico, como son las ópticas.
Por otro lado, dependiendo de nuestro caso, debemos elegir gafas de sol con un filtro u otro. Su nivel de protección está numerado del 0 al 4 y depende de factores como las actividades que vamos a realizar o nuestro color de ojos. Este es también un buen motivo para comprarlas en una óptica, pues las personas que trabajan en ella podrán asesorarnos. Pero, a grandes rasgos, ¿qué significa cada número y cómo podemos elegir el mejor para nosotros?
Nuestros ojos se protegen solos, pero no dan abasto
Sabemos que nuestra piel tiene su propio mecanismo de defensa frente a las radiaciones solares. Este consiste en la generación de melanina, un pigmento que absorbe estas radiaciones, evitando que lleguen a las capas más internas de la piel y dañen su material genético. Además, justamente esa melanina es la responsable de que nos pongamos morenos. Pero tiene un límite sobre el cual no puede absorber más. Es ahí cuando se producen las quemaduras y, con el tiempo, las manchas o, en el peor de los casos, el cáncer de piel.
Con los ojos pasa algo parecido, según se puede leer en ¡Abre los Ojos!, el libro publicado recientemente por Conchi Lillo. Se protegen del exceso de luz a través de la melanina sintetizada por los melanosomas dentro del ojo. No obstante, les pasa lo mismo. Cuando no dan abasto, la luz sigue entrando y se produce un agotamiento de los fotorreceptores, que causa fotofobia. Además, se promueve el envejecimiento de las células del epitelio pigmentario, causando a la larga problemas de visión.
Y con las radiaciones ultravioleta pasa lo mismo que en la piel. Pueden causar mutaciones en el ADN que, a la larga, pueden desembocar en cáncer, pero también en otras muchas enfermedades oculares. Sobran los motivos para elegir las gafas de sol como algo más que un complemento. Pero veamos cómo debemos hacerlo.
Presta atención a los filtros al elegir tus gafas de sol
Las gafas de Sol nos protegen de las radiaciones solares a través de filtros que se clasifican del 0 al 4 según su oscuridad.
Como ya sabemos, cuanto más oscura es una superficie, más luz absorbe, de modo que los filtros más elevados absorben más radiación solar.
Así, con el número 0 se clasifican las gafas de sol con cristales muy claros, que solo absorben del 0% al 19% de la luz. Se suelen utilizar en interiores o para conducir, incluso de noche, pero no son útiles si vamos a estar en la calle, directamente expuestos al Sol.
Con el nivel 1 tenemos las gafas con filtros que absorben entre un 20% y un 56% de la luz solar. Estas sí se pueden usar en exteriores, pero con una iluminación suave, como la urbana.
Después tenemos los niveles 2 y 3, cuyos filtros absorben del 57% al 81% y del 82% al 92% respectivamente. Son las más usadas, ya que sirven para condiciones de luz media y alta, incluso en la playa o la montaña. Esto último se aplica sobre todo a las de tipo 3, que son los más recomendados para personas con ojos claros, por tener poca melanina.
Finalmente, podríamos pensar que el nivel 4 es el mejor de todos y que debemos buscar siempre ese, pero lo cierto es que solo se usa en condiciones extremas. Es un filtro que absorbe radiaciones muy altas, incluso cuando estas se reflejan en superficies como el agua o la nieve. Por eso, las personas que practican esquí o deportes acuáticos y quieran elegir gafas de sol deben optar por estas.
Finalmente, cabe destacar que los niveles 1, 2 y 3 se pueden usar para conducir, pero no de noche. El 4 es mejor dejarlo solo para esos casos extremos mencionados.
¿Y qué pasa con las gafas polarizadas?
Los típicos cristales coloreados de las gafas polarizadas son muy útiles también para las personas que hacen esquí o deportes acuáticos. Esto se debe a que tiene la capacidad de filtrar la luz reflejada, de modo que se evitan deslumbramientos.
No obstante, debemos tener cuidado y no usarlas en cualquier circunstancia, pues también inhiben la luz procedente de algunos tipos de pantallas de vehículos o incluso los indicadores de las gasolineras. No es nada recomendable usarlas para conducir.
¿Qué más cosas debemos buscar?
A la hora de elegir gafas de sol no solo debemos fijarnos en los filtros. También es importante que estén homologadas, porque así sabremos que esos filtros se han probado correctamente y cumplen lo que prometen. ¿Pero cómo sabemos si están homologadas?
Básicamente, debe quedar reflejado que cumplen la normativa. Esta es diferente en cada país. En España se trata de la de la Comunidad Europea, por eso lo primero que debemos buscar es su símbolo, CE. La normativa es la EN 1836:1997 y esta también debe estar señalada adecuadamente. No debemos dudar en buscarla y, si no la vemos, preguntar al vendedor. Por eso, como ya hemos dicho varias veces, lo mejor es comprarlas en una óptica. Ahí también podemos buscarlas de ojo de gato o de aviador, con colores de lo más variados, pero tan seguras como a la moda.