Una crema solar debe cumplir al menos cuatro requisitos para que sea óptima. El primero es proteger de las radiaciones UVA y UVB. El segundo, un factor de protección solar (FPS) de 30 o más si es para el cuerpo. O 50 si es crema solar facial. El tercer requisito es que no contenga ingredientes tóxicos para nuestro organismo. Y, finalmente, debería ser seguro para los arrecifes de coral. Esto último puede sonar raro. ¿Qué tiene que ver un protector solar con estas estructuras subacuáticas vivas? Pues lo cierto es que bastante, ya que algunos de los ingredientes más comunes de sus fórmulas resultan muy dañinos para ellas. 

Es precisamente el motivo por el que algunos países y estados han prohibido la venta de productos que los incluyan. Por ejemplo, es el caso de Australia, donde los arrecifes de coral tienen una gran relevancia. Sin embargo, algunos compuestos, como la oxibenzona, siguen encontrándose en el 80% de los protectores solares del mercado.

Lo hace porque es realmente eficaz absorbiendo las radiaciones dañinas del sol para que estas no se ceben con las células de nuestra piel. Por eso, es tan importante dar con alternativas que sean eficaces protegiendo nuestra salud, pero que a la vez velen por los arrecifes de coral. Y eso precisamente es lo que parece haber logrado un equipo de científicos de la Universidad de Maryland y la compañía Mblue Labs. Además, como se puede leer en el estudio que acaban de publicar en Nature Scientific Reports, lo han hecho con una sustancia bien conocida como medicamento con una indicación farmacológica que poco tiene que ver con la crema solar.

Azul de metileno para una crema solar perfecta

El ingrediente en cuestión es el azul de metileno. Si lo buscamos en el vademecum, podemos ver que se usa ampliamente para ”tratar la metahemoglobinemia inducida por medicamentos y sustancias químicas en adultos, niños y adolescentes”. 

Esta reacción ocurre cuando aumentan anormalmente los niveles de metahemoglobina, una sustancia que se da cuando la forma de la hemoglobina se altera, impidiendo que pueda unirse al oxígeno. Puede provocar síntomas como debilidad, dificultad para respirar, palidez, saturación de oxígeno baja y algo muy curioso: coloración azul de la sangre. De hecho, en 2019 se publicó el caso de una mujer cuya sangre se había coloreado notablemente de este tono tras administrarse un fármaco para el dolor de muelas a base de benzocaína.

El azul de metileno se usa para tratar un peligroso efecto producido en la sangre por algunos fármacos

Aquella chica se curó gracias a la administración intravenosa de azul de metileno. Pero ahora sabemos que puede tener otra utilidad muy interesante como ingrediente dentro de una crema solar. 

Estos científicos aún no lo han comprobado in vivo, pero sí in vitro, sobre cultivos celulares. Concretamente, células de la piel de donantes jóvenes y ancianos. Todas ellas se expusieron primero a azul de metileno y luego a radiaciones tanto UVA como UVB, para comprobar si sufrían daños por ello. 

Vieron que el azul de metileno absorbe muy eficientemente las dos radiaciones estudiadas. Pero la cosa no se queda ahí, ya que también contribuye a reparar posibles daños en el ADN, algo que no hacen otros de los ingredientes que podemos encontrar en una crema solar. Además, por si eso no fuera suficiente, al combinarlo con un antioxidante, como la vitamina C, se disminuían los efectos del envejecimiento celular, sobre todo en las células de donantes de más edad. 

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Foto por BATCH by Wisconsin Hemp Scientific en Unsplash

Su segundo superpoder

Solo quedaba saber si el azul de metileno sería respetuoso con los arrecifes de coral. Por eso, expusieron ejemplares de Xenia umbellate criados en tanques a la misma cantidad que se había puesto sobre las células humanas. También lo hicieron con oxibenzona, para poder comparar cómo afectaban ambas sustancias al crecimiento del coral. 

Los que recibieron azul de metileno no sufrieron ningún efecto. Sin embargo, en menos de una semana se registró la muerte de muchos de los que se habían expuesto a oxibenzona. Además, se generó un drástico blanqueamiento. Este término hace referencia a la decoloración como resultado de la pérdida de su relación simbiótica con una microalga fotosintética, que les ayuda a conseguir buena parte de la energía que necesitan para vivir. Por lo tanto, en un arrecife de coral el color blanco es sinónimo de debilidad y muerte.

En definitiva, aunque aún sería necesario ir más allá y probarlo directamente en voluntarios humanos, parece ser que el azul de metileno puede ser el ingrediente estrella para la crema solar perfecta. Protege de las radiaciones UVA y UVB, repara las células, evita el envejecimiento celular y vela por los arrecifes de coral. Los seres humanos nos salvamos sin perjudicar a otros seres vivos en el intento. Desgraciadamente no siempre es así, por lo que se trata de algo que vale la pena celebrar.