Las gafas polarizadas son una buena solución para evitar reflejos incómodos procedentes de superficies planas, como la nieve o el agua de un estanque. Es precisamente por eso por lo que se usan habitualmente en algunos deportes, como el esquí o la pesca deportiva. Sin embargo, con el tiempo su uso se ha ido extendiendo mucho más a nuestro día a día. Muchas gafas de sol incluyen cristales polarizados, por lo que las llevamos para ir a la playa y el campo, para conducir o simplemente para pasear por la calle. Y es precisamente cuando las utilizamos en nuestro día a día cuando nos damos cuenta de que también tienen algunos inconvenientes, como borrar de nuestra vista el contenido de algunas pantallas. 

Puede pasar con las pantallas de los teléfonos móviles, los indicadores del coche o los paneles de algunas gasolineras. En general ocurre con casi cualquier pantalla LCD. También en las HUD, integradas en cristales, aunque estas con mucho menos habituales. 

Esto nos lleva a pensar que, en realidad, el uso de gafas polarizadas no es útil en cualquier contexto, por lo que debemos elegir muy bien para qué las usamos. Y para eso, primero debemos entender qué es lo que ocurre con ellas exactamente. 

Empecemos por el principio: ¿qué son las gafas polarizadas?

Cuando los haces de luz inciden sobre una superficie, pueden absorberse o reflejarse. De hecho, esto tiene relación con el color del que vemos los objetos. Cuanto más se absorba, más negra veremos esa superficie, y cuando más se refleje, más blanca será. En medio tenemos todos los colores que dependerán de las diferentes longitudes de onda que se absorban y se reflejen.

Si nos quedamos con la luz que se refleja, puede ser vertical u horizontal. En el segundo caso, ocurre lo que se conoce como resplandor. Este llega a nuestros ojos con mucha intensidad, obligándonos a entrecerrarlos, con los consiguientes problemas de visión que eso conlleva. Además, el gesto de entrecerrarlos de forma continuada puede provocar fatiga ocular.

Por eso, se utilizan las gafas polarizadas, cuyos cristales contienen un producto químico que se lamina en un patrón vertical para reorganizar la luz. Muy grosso modo, actúa como una persiana, impidiendo el paso de los rayos de luz horizontales que inciden sobre las gafas. Como resultado, los objetos se ven un poco más oscuros, ya que se retira parte de la luz que se refleja desde las superficies, pero también más nítidos. Y, por supuesto, se evita que los ojos se tengan que entrecerrar. El problema es que hay algunas pantallas que no están preparadas para mirarse con gafas polarizadas, por lo que debemos saber cuándo no usarlas.

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¿Qué ocurre con las pantallas?

Las LCD, o de cristal líquido, son pantallas delgadas y planas, compuestas por píxeles de un color que se colocan delante de una fuente de luz o reflectora. El resultado es precisamente la formación de luz polarizada, por lo que esta puede ser filtrada por las gafas. De hecho, cuando miramos con lentes de este tipo una pantalla LCD, es común verla como si estuviese apagada, ya que no vemos la luz procedente de ella. La solución a este problema suele estar en cambiar el ángulo de la pantalla, para que la luz no llegue tan horizontal. Esto puede hacerse con un teléfono móvil, por ejemplo. Pero es más difícil de lograr con los indicadores del coche mientras estamos conduciendo.

Por otro lado, las pantallas HUD (Heads Up Display), presentes también en los coches, consisten en un panel de vidrio plano que se utiliza como superficie para proyectar imágenes frente al piloto. De nuevo, esas imágenes llegan en forma de reflejos que pueden ser filtrados por las gafas polarizadas. 

Pero las pantallas no son los únicos inconvenientes de las gafas polarizadas. Y es que hay ocasiones en las que es útil captar los resplandores, aunque puedan ser un poco molestos. Por ejemplo, cuando existe la posibilidad de que haya hielo en la carretera. La mejor forma de detectarlo es el resplandor que genera la luz al incidir sobre él, por lo que el uso de gafas polarizadas podría ser contraproducente.

Por lo tanto, este tipo de lentes son extremadamente útiles, también para conducir. Al fin y al cabo, un destello repentino puede dificultar mucho la conducción. Pero sí que es cierto que hay ocasiones en las que es mejor estar atentos a cualquier cambio en la luz. En cuanto a las pantallas, la clave está en el ángulo. Pero, si este no se puede cambiar, al menos debemos asegurarnos de que no sean pantallas indispensables.