Un esquiador de los Juegos Olímpicos de Invierno, el finlandés Remi Lindholm, sufrió el pasado 19 de febrero una curiosa lesión tras finalizar una carrera de 50 kilómetros: la congelación de su pene.

La causa de este doloroso suceso fueron unos fuertes vientos para los que las indumentarias de los esquiadores no están preparadas, según han referido en más de una ocasión. De hecho, al comprobar que el clima no acompañaría se decidió bajar de los 50 hasta los 30 kilómetros. Pero no fue suficiente para evitar el desastre.

Al principio no parecía muy molesto, pero cuando se puso una bolsa de agua caliente en el miembro para intentar revivirlo no solo se descongeló. También recuperó su sensibilidad, con un dolor insoportable. Por suerte, se recuperó rápidamente y pudo correr otras dos competiciones. De hecho, la congelación del pene es una lesión que conoce bien, pues ya el año pasado experimentó un suceso similar en una carrera de esquí de fondo en su país. Aun así, el deportista logró quedar en la posición número 28, en una carrera cuyo vencedor fue el ruso Alexandr Bolshunov. Dentro de lo que cabe, no estuvo tan mal.

El problema del clima en los Juegos Olímpicos de Invierno

No todo vale en los Juegos Olímpicos de Invierno. Para empezar, la nieve artificial no es suficiente, aunque este año lo sea casi en su totalidad. 

Es importante que el clima acompañe. Si no lo hace, los deportistas pueden sufrir más lesiones. De hecho, esto es algo que se denunciaba recientemente en un estudio en el que se concluía que en no demasiados años el cambio climático nos dejará solo la ciudad de Sapporo, en Japón, como un lugar apto para celebrar los Juegos.

Los cambios de temperatura bruscos, por ejemplo, son malos compañeros para este tipo de deportistas. Y también el viento helado. Las indumentarias de los esquiadores y el resto de deportistas no están preparadas para amortiguar sus efectos. Por eso se produjo la congelación del pene de este deportista. Todo quedó como una anécdota curiosa, pero podría haber sido algo más preocupante.

Las causas de la congelación del pene de Lindholm

Para que la sangre pueda concentrarse en torno a los órganos vitales los vasos sanguíneos de las zonas periféricas se contraen

Cuando nos encontramos en zonas con una temperatura muy baja, o bajo fuertes vientos que hacen aún menor esa sensación térmica, la sangre se concentra en torno a los órganos vitales. Las vísceras, presentes en la cabeza, el tórax o el abdomen, quedan más protegidas. Y para que la sangre pueda concentrarse ahí, lo que ocurre es que los vasos sanguíneos en las partes periféricas del cuerpo se comprimen. Como resultado el flujo sanguíneo se reduce. Si esto ocurre durante poco tiempo o de una forma no muy marcada no es peligroso. Pero si la temperatura es muy baja o se mantiene fría mucho tiempo sí puede ser preocupante.

¿Y cuáles son esas zonas periféricas? Las manos y los pies para empezar. Por eso es lo primero que se nos enfría cuando baja la temperatura. Pero también el pene

Es lo que le ocurrió a este deportista, que tuvo la suerte de que acortaran la carrera. Así, pudo solventar el problema de la congelación de su miembro cuanto antes. De no ser así, quizás este participante de los Juegos Olímpicos de Invierno podría haberse expuesto a fenómenos más graves, como la gangrena.

No fue el caso y, por suerte, pudo poner cuanto antes su pene en caliente. En un sentido muy diferente al que nos solemos referir al usar estos términos. 

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