Recientemente se ha viralizado en Twitter el hilo de una chica contando su experiencia con el tramadol antes de realizarse un tatuaje. En realidad, ella no recomienda su uso, solo cuenta cómo le fue cuando lo usó. Aun así, muchísimas personas se han lanzado a criticarla o alertar de los peligros del uso de opioides y otros fármacos antes de un tatuaje. Realmente, estas personas tienen razón, pues no son sustancias formuladas para estas situaciones, por lo que se pueden producir efectos indeseados.
Ni el tramadol, ni el ibuprofeno ni la crema Emla, todos ellos muy utilizados como fármacos antes de un tatuaje, son recomendables. De hecho, ningún medicamento lo es. Hay otras formas de sobrellevar el dolor.
Además, debemos tener en cuenta que el dolor que provocan los tatuajes es totalmente voluntario. No es lo mismo que un dolor de muelas o que el pinchazo de una analítica de sangre necesaria. Somos nosotros los que elegimos tatuarnos, por lo que debemos ser responsables con la forma en que intentamos evitar el dolor. Estos son algunos consejos que debemos tener en cuenta.
¿Por qué no debemos tomar ibuprofeno ni aspirina antes de un tatuaje?
Muchas personas toman fármacos como el ibuprofeno, la aspirina o el paracetamol para evitar el dolor causado por los tatuajes.
Los efectos de cada uno de ellos son ligeramente diferentes, pero tomar cualquiera de los dos primeros es una mala idea. Y es que tanto el ibuprofeno como la aspirina tienen efectos que afectan a la coagulación. En el caso concreto de la aspirina, no es un anticoagulante, sino un antiagregante plaquetario, pero los efectos son parecidos. Esto puede aumentar el sangrado, dificultando al tatuador la visibilidad del dibujo que va realizando. Además, el efecto anticoagulante de la aspirina es bastante grande, por lo que el sangrado podría ser importante.
Dentro de los fármacos antes de un tatuaje el paracetamol es de los pocos que no causan efectos preocupantes. Aun así, su eficacia como analgésico será solo temporal, por lo que tampoco soluciona mucho el problema. De cualquier modo, incluso si se optase por este medicamento, debería ser siempre tras consultar con un médico que conozca nuestro historial completo.
Otros fármacos antes de un tatuaje que debes evitar
Opioides como el tramadol
El tramadol es un analgésico opioide, por lo que puede causar adicción. Este no debería ser un problema si solo se toma una vez, es cierto. No obstante, sus contraindicaciones no se reducen solo a eso.
Y es que no solo reduce el dolor. También provoca cierto aturdimiento, que puede afectar a la hora de realizarse un tatuaje. Durante el proceso, es importante que nos comuniquemos con el tatuador, que sigamos sus indicaciones y le contemos cómo nos sentimos. Sin embargo, si estamos aletargados, puede que no lo hagamos adecuadamente. Además, dado que se pierde la sensibilidad al dolor, tampoco podemos mantenerle informado al respecto.
Por si eso fuese poco, el tramadol es un fármaco que, junto a ciertas sustancias naturales, puede ser muy peligroso. Es el caso de la hierba de San Juan, que se toma para combatir la ansiedad. Puede que alguna persona consiga una receta de tramadol, pero no informe a su médico sobre el consumo de estas hierbas naturales, con el peligro que eso conlleva.
Cremas anestésicas como la Emla
Por otro lado, algunas personas utilizan cremas anestésicas como la Emla. Esta se ha puesto muy de moda en los últimos años antes de procedimientos como la depilación láser, los tatuajes o las inyecciones de cualquier tipo.
Debemos diferenciar los tres casos, ya que, de nuevo, las inyecciones suelen ser algo que no podemos evitar. En ese caso, es cierto que a veces se receta una pequeña cantidad de esta crema a las personas con fobia a las agujas.
No obstante, en el caso de tatuajes y depilación es algo voluntario para lo que no deberíamos correr el riesgo de usar esta crema. Y es que, como otros fármacos para antes de un tatuaje, no se ha formulado para tal. No se han hecho ensayos clínicos dirigidos a analizar sus efectos en este tipo de situaciones y lo cierto es que estos no son moco de pavo.
La crema Emla es un anestésico local a base de lidocaína y prilocaína. Si no se usa adecuadamente, puede provocar algo conocido como metahemoglobinemia, que ocurre cuando la hemoglobina no es capaz de unirse al oxígeno y, por lo tanto, no puede transportarlo correctamente. Puede llegar a ser muy grave, de ahí que el fármaco solo se pueda vender con receta médica. Desgraciadamente, aún hay farmacéuticos que se saltan la norma y lugares de dudosa legalidad en los que se puede adquirir sin prescripción. Por lo tanto, muchas personas lo usan antes de realizarse un tatuaje, exponiéndose a sus efectos adversos.
Tampoco te tatúes mientras tomas antibióticos
Los antibióticos no se toman para evitar el dolor causado por los tatuajes, eso está claro. No obstante, puede que los estemos tomando por otro motivo y aun así decidamos acudir a tatuarnos. Esto tampoco es recomendable por dos motivos.
Por un lado, porque si estamos tomando antibiótico lo más probable es que tengamos una infección activa. Si nuestro sistema inmunitario ya está combatiendo una infección, lo último que necesita es que se le acumule el trabajo. Y no debemos olvidar que, al tatuarnos, tenemos una herida abierta, susceptible de infectarse, y la penetración en la piel de tinta que se detecta como una sustancia extraña. Todo esto pone en marcha a un sistema inmunitario ya cansado, que podría no actuar adecuadamente.
Por otro lado, muchos antibióticos retrasan la cicatrización. Dado que el tatuaje es una herida abierta, debemos evitar cualquier sustancia que impida que cicatrice adecuadamente. Además, puede que pensemos que, al tomar antibiótico, evitaremos la infección de la herida, pero debemos recordar que estos fármacos solo atacan a las bacterias, así que no se evitan infecciones víricas o por hongos.
Si no tomamos fármacos para los tatuajes, ¿qué hacemos?
Ya hemos visto que no es recomendable tomar fármacos para los tatuajes. Pero, entonces, ¿qué debemos hacer? ¿Resignarnos al dolor?
En cierto modo, sí. Ya hemos visto que es un dolor voluntario. De todos modos, hay formas inocuas de reducirlo en la medida de lo posible.
Para empezar, es recomendable beber mucha agua. La piel reseca es mucho más sensible. Por lo tanto, si la hidratamos, evitaremos parte del dolor.
También debemos comer bien. Los niveles bajos de azúcar aumentan la sensibilidad al dolor y potencian los mareos típicos de los nervios. Por lo tanto, si comemos bien antes de tatuarnos, mejor que mejor.
Finalmente, debemos vigilar el tatuaje durante las semanas e incluso los meses posteriores. La parte más externa de la piel estará totalmente cicatrizada en dos semanas. No obstante, las capas más internas pueden tardar hasta seis meses. Por eso, es importante estar pendiente de cualquier síntoma en la zona tatuada. También debemos mantener el tatuaje hidratado. Hay cremas que sí están formuladas expresamente para cuidar de los tatuajes. Los tatuadores y farmacéuticos pueden recomendarnos alguna.
Además, hay que proteger el tatuaje del sol. No solo cuando está recién hecho. Siempre debemos poner una buena cantidad de protección solar, ya que es una parte de la piel especialmente susceptible a las quemaduras.
Teniendo todo esto en cuenta, podemos tatuarnos de la forma más saludable posible. Los fármacos están para lo que están y no siempre son recomendables. Si necesitas diez sesiones para hacerte un tatuaje, adelante, pero no intentes camuflar el dolor con fármacos destinados a otro tipo de situaciones. Es una malísima idea.