Los beneficios de la masturbación son bastante conocidos. Se sabe que ayuda a mejorar la autoestima y a conocer nuestro cuerpo. Además, contribuye a paliar el estrés y el insomnio e incluso puede ayudar a disminuir el dolor y, en el caso de los hombres, a prevenir el cáncer de próstata. Todo esto lo sabemos. ¿Pero por qué nos masturbamos? Es decir, ¿tiene algún beneficio evolutivo por el cuál hemos seguido haciéndolo como especie, generación tras generación?
Esta pregunta se la han hecho muchos científicos al comprobar que es un comportamiento muy extendido en otros animales, pero especialmente en los primates. No importa si es con las manos o con objetos, como una botella. Les encanta. ¿Pero les reporta algo más que placer? ¿Hay beneficios de la masturbación a nivel evolutivo que hayan pasado desde un ancestro común entre los primates hasta los humanos actuales?
Para responder a esta cuestión, un equipo de investigadores del University College de Londres ha llevado a cabo una revisión bibliográfica en la que se analizan los comportamientos sexuales de diferentes especies de primates y su relación con las hipótesis que existen sobre los beneficios de la masturbación. Así, han visto que hay dos hipótesis que podrían ser la respuesta. Al menos en lo que a la masturbación masculina se refiere. Para la femenina no hay tantas respuestas porque apenas se ha estudiado, para sorpresa de nadie.
Beneficios de la masturbación, de los primeros primates a los humanos
Hay muchas hipótesis sobre los beneficios de la masturbación a nivel evolutivo. Aunque hay dos con más fuerza que, tras este estudio, gozarán de nuevas evidencias.
El primero señala que las masturbación supone una ventaja cuando una misma hembra copula con dos machos. Esto puede ocurrir de dos formas. Por un lado, los machos que no son dominantes y que tendrán poco tiempo antes de que se les interrumpa, pueden masturbarse inmediatamente antes, sin llegar a eyacular. Así, cuando llegue la hora de la verdad, terminarán mucho más deprisa.
Los que disponen de más tiempo, en cambio, pueden masturbarse antes, pero eyaculando. Así, los espermatozoides de las vías bajas se retiran y los que se usan durante el coito son mucho más frescos. Esto supone un beneficio evolutivo, ya que los espermatozoides más frescos tendrán más posibilidades de fecundar el óvulo cuando tengan que competir con otros machos.
En cuanto a la segunda hipótesis, es la que señala que ayuda a prevenir infecciones de transmisión sexual. De hecho, es algo que hacen otras especies, como las ardillas.
Se ha observado que estos animales se masturban muy regularmente, sobre todo en las etapas de apareamiento. Eso elimina la posibilidad de que sea por tensión sexual, ya que están bastante más servidos que cuando no se masturban. Tampoco parece que sea para mejorar la calidad de su semen, pues lo hacen demasiadas veces. Las observaciones muestran que lo hacen después de aparearse, por lo que lo más probable es que sea para evitar infecciones de transmisión sexual. Y tiene sentido, pues se frotan la parte externa de los órganos sexuales y, a la vez, eyaculan rápidamente, limpiando lo que haya podido quedar adherido a la interna. Son todo ventajas y no sería raro que los primates hagan lo mismo.
De hecho, si se analiza su árbol de la vida, comparando especies, se puede ver que este comportamiento sexual se ha transmitido entre especies a la vez que lo han hecho nuevas enfermedades de transmisión sexual.
No todos los primates son iguales
Todo esto es aplicable a todos los simios, en los que se incluyen los humanos. No está tan claro si estos beneficios de la masturbación se pueden aplicar también al resto de los primates, que incluyen a los lemures, los loris y los tarseros.
Esto es así porque no hay tantos estudios sobre estas especies, pero podría ser que sí se pueda extrapolar.
De cualquier modo, tanto si es extrapolable como si no, ¿que la masturbación sea evocativamente beneficiosa quiere decir que nos extinguiríamos sin ella? En realidad no. Además, los humanos hoy en día no tenemos relaciones sexuales multimacho (al menos no habitualmente ni para procrear) y tenemos otras formas de evitar infecciones de transmisión sexual. Lo que sí es cierto es que, entre nuestros antepasados, los buenos masturbadores tendrían más posibilidades de sobrevivir y seleccionarse para la continuidad de la especie.
Los beneficios de la masturbación femenina deben estudiarse mejor
Si hablamos de los beneficios de la masturbación femenina a nivel físico y mental son similares a los de la masculina. Mejor autoestima, reducción del dolor, calma del estrés y el insomnio… ¿Pero qué pasa a nivel evolutivo?
Las hembras de muchos animales, incluyendo a otros primates, también se masturban. Pero su masturbación se ha estudiado mucho menos. Esto no es algo que nos deba sorprender, pues la salud sexual de las hembras y todo lo que concierne se ha descuidado muchísimo durante años.
De hecho, hace muy poco que se estudió por primera vez el clítoris de las hembras de delfín, a pesar de que existía una amplia investigación sobre el pene de los machos. Y, desgraciadamente, con los humanos pasa lo mismo. La sexualidad de las mujeres, especialmente la concerniente a su masturbación, ha sido un tabú durante muchos años. Que lo hicieran los hombres era normal, pero que lo hicieran las mujeres estaba mucho peor visto. Sí que se concibió como solución a una falsa enfermedad: la histeria. Eso sí, no valía con masturbarse, el masaje tenía que darlo un médico.
Hoy en día, por suerte, la masturbación femenina está mucho menos estigmatizada y el tabú a su alrededor no es tan grande. Pero las mujeres siguen estando un paso por detrás en lo que se refiere a su salud sexual. Lo mismo pasa con las hembras de primates. Por eso, para conocer los beneficios de la masturbación por los que esta se ha conservado evolutivamente, habrá que mirar hacia las hembras. Ya va siendo hora.