Los seres humanos no somos los únicos que buscamos darnos placer sexual a nosotros mismos. La masturbación en animales es algo bastante extendido, que va desde nuestro parientes los primates, hasta otros mucho más alejados de nosotros, como algunos reptiles. ¿Pero cómo lo hacen?

Las personas tenemos nuestras propias manos, pero también un amplio abanico de juguetes a los que recurrir. Y podemos hacerlo tirando de imaginación o ayudados por películas, revistas o vídeos.

Quizás el resto no tengan tantas posibilidades, pero si hay algo claro es que no les falta ingenio. Para muestra, estos seis ejemplos.

Las iguanas de mar, un ejemplo curioso de masturbación en animales

Mike's Birds (Wikimedia Commons)

A la hora de hablar de masturbación en animales es inevitable mencionar a las iguanas de mar (Amblyrhynchus cristatus). 

Los machos pequeños se masturban para aumentar su éxito reproductivo

Es un caso realmente curioso, pues no se masturban por placer. Bueno, quizás también por eso. Pero no es el objetivo principal. El motivo en realidad está en la búsqueda de reproducción. 

Básicamente, todos los machos intentan aparearse con las hembras. El problema es que los más grandes son muy territoriales y bastante poco delicados, por lo que no les importa apartar de malas maneras a los ejemplares pequeños que se encuentran copulando con las hembras con las que ellos desean tener sexo. A los pobres machos pequeños se les corta el rollo, así que terminan ellos solos, frotándose con las rocas. Pero no desechan el semen. Lo dejan en sus pliegues cloacales, listo para salir en cuanto vuelvan a penetrar a una hembra. Así, en el próximo intento lograrán inseminarlas antes de que algún grandullón despiadado venga a dejarlos de nuevo a medias.

Los delfines también se masturban

Los cetáceos son animales realmente inteligentes. Por eso, no es raro que ellos también hayan descubierto que para aliviarse no hace falta otro ejemplar. 

En cautividad se frotan con las paredes o el suelo del tanque

Los casos de masturbación en animales marinos como los delfines o las orcas se han documentado tanto en libertad como en cautividad. En libertad suelen recurrir a frotamientos con rocas o incluso otros animales. En cautividad, con el suelo o las paredes del tanque. Podría ser por placer. De hecho, sabemos que los delfines se drogan dando mordisquitos a los peces globo, así que saben bastante de búsquedas alternativas de placer. 

Sin embargo, también se cree que podría usarse como un método para liberar un excedente de esperma después del apareamiento. O incluso simplemente por exhibición sexual. Podría ser cualquiera de las razones, una mezcla de varias o todas. Lo que está claro es que no es algo aislado, pues se ha documentado en numerosos estudios.

Las ardillas se masturban por salud

brown squirrel on brown tree trunk
Foto por Pearse O'Halloran en Unsplash

Suele decirse que masturbarse conlleva muchos beneficios para la salud, tanto física como mental. Y es totalmente cierto. Como también lo es en el caso de la masturbación en animales.

Con la masturbación, los machos dominantes se limpian para evitar enfermedades de transmisión sexual

Por ejemplo, algunos animales, como las ardillas, se masturban para evitar infecciones de transmisión sexual. Es la conclusión de una investigación realizada por la bióloga Jane Waterman, de la Universidad de Manitoba.

Tras 2.000 horas de observación de estos animales en Namibia, vio que, al contrario que con las iguanas, los machos dominantes se masturban mucho más que el resto, especialmente en periodos en los que se aparean regularmente. Esto descartaría que sea para aliviar tensión sexual. También hay animales que parecen hacerlo para mejorar la calidad del semen, liberando los espermatozoides más viejos. Pero tampoco cuadraría con estos comportamientos.

Por eso, esta científica cree que lo hacen para prevenir la transmisión de cualquier infección que hayan podido contraer durante la cópula. En realidad, es ingenioso, pues al frotar el pene eliminarían posibles patógenos que hayan quedado adheridos al mismo y al eyacular el semen que sale al exterior lava la zona interna. Así, limpitos por dentro y por fuera, pueden lanzarse a por la siguiente hembra.

Los primates no pueden faltar al hablar de masturbación en animales

two black monkeys
Foto por satya deep en Unsplash

Al hablar de masturbación en animales es lógico esperar encontrar muchos primates en la lista.  Estos animales sí que tiran de verdadero ingenio, a veces con lo que les pilla más a mano. Literalmente. 

Este verano se documentó el primer caso de un chimpancé masturbándose con un objeto de origen humano

En su caso, tanto los machos como las hembras recurren habitualmente a la masturbación, a veces sin la búsqueda aparente de más beneficio que el propio placer. Se ha observado por ejemplo en orangutanes, que suelen recurrir al uso de ramitas para estimular los genitales.

Otros, recurren directamente a sus manos, como las hembras de mangabey de collar (Cercocebus torquatus). Pero, sin duda, los primates en los que se ha documentado una mayor variedad de comportamientos asociados a la masturbación son los chimpancés. Se les ha visto hacerlo tanto en cautividad como en libertad. Generalmente usan sus manos, pies o boca y no necesitan objetos. Pero también pueden frotarse con el suelo, rocas o ramitas. Incluso se ha llegado a observar a un chimpancé con una pobre ranita que no sabía dónde se metía.

Generalmente usan recursos naturales. Sin embargo, la mano del ser humano ha llegado incluso a la masturbación en animales. Por mal que eso pueda sonar. Y es que, en un estudio publicado este verano, se describió por primera vez el uso de objetos de procedencia humana para la masturbación en chimpancés. Concretamente, se relató el caso de un chimpancé llamado Araali, que en 2018 fue grabado en Burundi introduciendo su pene en una botella de herbicida vacía, frotándose con ella hasta llegar a eyacular dentro. 

YouTube video

Los autores explican que posiblemente empezó como un juego curioso; pero que, dada la cara de satisfacción que exhibe en las imágenes, debió comprobar que le generaba placer, por lo que decidió seguir hasta el final. 

Estos son solo unos pocos ejemplos de los muchos que existen de masturbación en animales. Pero bastan para mostrar que la masturbación es algo tan natural como la vida misma. Y además con múltiples beneficios. Vale, sí, los humanos no necesitan guardar su semen para más tarde y si quieren evitar infecciones de transmisión disponen del preservativo, que resulta mucho más útil. Pero solo por el placer ya merece la pena.

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