¿Alguna vez te has preguntado qué pasos siguen los juguetes sexuales antes de llegar a las manos de quién los compra? Vale, puede que no, pero es un buen momento para que te hagas esas preguntas. Ese succionador de clítoris o ese vibrador que tantos cajones de mesilla de noche ocupan se hicieron por y para el disfrute. Pero no todos disfrutamos de la misma manera y, por eso, es muy importante que antes de su venta estos dispositivos pasen una serie de pasos muy importantes.
En primer lugar, hay que comprobar que son seguros. Es decir, que los materiales, la forma, el tamaño o los componentes empleados en su fabricación no causarán problemas de salud a los usuarios. Y, en segundo lugar, es importante asegurar que son tan placenteros como se pretende.
Por eso, hay personas que se dedican a testar que realmente los juguetes sexuales cumplen lo que prometen. En WOW Tech, un grupo empresarial encargado de la fabricación de estos productos, cuentan para esto con su MasturbaTEAM, un equipo de testers que se dedican, ni más ni menos, que a comprobar si los juguetes que venden generan suficiente placer. Sin duda, es un trabajo maravilloso. Pero también con mucha responsabilidad, pues el placer sexual no es una cuestión menor. Por eso, en Hipertextual nos hemos puesto en contacto con Johanna Rief, directora de empoderamiento sexual de la compañía, para hacerle algunas preguntas al respecto.
Ante todo, seguridad
Antes de llegar a la fase de pruebas, es importante asegurar que los juguetes sexuales cumplen con los estándares de calidad. Unos estándares que, en realidad, hasta hace no demasiado tiempo se encontraban en una especie de limbo.
De hecho, fue en 2018 cuando comenzaron a materializarse. Ocurrió después de que un cirujano sueco, el doctor Martin Dahlberg, publicara un estudio acompañado de una llamada de atención por el gran número de intervenciones quirúrgicas que había tenido que realizar para sacar cuerpos extraños del recto de sus pacientes. Había de todo, desde latas hasta velas, pasando por una amplia variedad de alimentos. Ya podemos imaginar cuáles. No obstante, en un 41% de los casos se trataba de juguetes sexuales, sobre todo tapones anales y vibradores.
Generalmente, eran problemas que se podrían haber evitado con formas más ergonómicas o tamaños más reducidos. En definitiva, con un control de calidad del producto. De hecho, en el estudio remarca que, si bien en ese momento existía una regulación europea para los juguetes sexuales electrónicos regida por la Directiva 2011/65/UE del Parlamento Europeo, esta no cubre todos los aspectos de interés. Por ejemplo, se tenía en cuenta que no se utilicen materiales tóxicos, pero no se contemplaban los factores que pueden dar lugar a una retención.
Ante esta situación, decidió poner el caso en conocimiento del Instituto Sueco de Estándares, sugiriendo que se estableciera un estándar específico para juguetes sexuales. Y la petición llegó a oído de We Vibe, una de las compañías que forman parte del grupo WOW Tech, que se encargó de poner la financiación para su desarrollo. Así, junto a 75 expertos de la industria, varios laboratorios de pruebas y expertos en estandarización de 19 países, se redactó la norma ISO 3533.
Las normas ISO son un conjunto de reglas establecidas para garantizar que las empresas cumplen unos estándares de calidad y seguridad a la hora de desarrollar sus productos. Con esta se certifica la calidad de los juguetes sexuales. Pero calidad y placer no tienen necesariamente que ir de la mano. Por eso, aquí entra en juego el antes mencionado MasturbaTEAM.
Probadores de juguetes sexuales
En conversación con Hipertextual, Rief nos cuenta que, una vez garantizada la calidad y seguridad de sus juguetes sexuales, pasan por tres fases de pruebas. Primero, participan los propios empleados de la compañía. Después, una vez corregidas las propuestas de mejora hechas por estos, se unen algunos de sus amigos y familiares. Y, finalmente, entra en juego el MasturbaTEAM.
Este es un equipo formado por personas de toda Europa, que se inscriben para recibir en casa el producto que tendrán que probar. El producto se elige de entre la lista de juguetes sexuales de la marca, buscando el que más se ajuste a los intereses de cada probador. Después, pasado un tiempo, deben contestar una encuesta totalmente anónima sobre las impresiones que les ha causado el producto.
No es necesario que tengan ningún tipo de formación, pues lo importante es la variedad. “Queremos probar nuestros productos bajo las condiciones más realistas posibles antes de lanzarlos al mercado”, nos cuenta Rief. “Por eso, el grupo de probadores está compuesto por una mezcla diversa de personas, con diferentes edades y profesiones”.
La compañía trabaja con médicos y sexólogos, a los que se realizan consultas previas a esta fase de pruebas; pero, una vez llegados a este punto, lo importante es el disfrute personal, sin necesidad de conocimientos sobre salud o sexo.
Y todo esto es algo que no se puede lograr solo preguntando. No basta con preguntar a un gran número de personas qué es lo que les gusta, porque a veces hasta que no experimentamos una sensación no somos conscientes de lo mucho que nos gusta. “Debemos identificar las necesidades de los usuarios, aunque a menudo no se conocen a sí mismos ni saben lo que les gusta y lo que necesitan”.
Cuanto más críticos, mejor
En cada una de las fases de pruebas, la compañía tiene muy en cuenta el feedback de los probadores, tanto los que pertenecen a la propia empresa como el MasturbaTEAM. De hecho, tienen muy en cuenta las respuestas de los cuestionarios para hacer posibles cambios. “Nuestro objetivo es desarrollar productos que se adapten a las necesidades y deseos del cliente”, recuerda la directiva de WOW Tech. “Esto solo es posible si incorporamos las opiniones y comentarios de nuestros usuarios directamente en el desarrollo del producto”.
Además, sostiene que buscan personas que sean críticas. Cuanto más, mejor. “Cuanto más crítico sea el feedback, mejor, porque es la mejor manera de seguir desarrollando los productos. Si solo a una pequeña cantidad de personas le gusta un producto, entonces debemos identificar qué podemos hacer para mejorar la experiencia y dónde nos equivocamos en el desarrollo del proceso”.
En definitiva, aunque cada persona es única y las preferencias de un individuo a la hora de masturbarse no tienen por qué ser las de otro, si se reúnen las opiniones de cientos o miles de probadores podemos llegar a tener una idea bastante cercana de cuáles son las mejores cualidades de un juguete sexual. Sin duda, estas personas hacen un trabajo encomiable: disfrutar pensando para que los usuarios podamos disfrutar dejándonos llevar.