Final Cut Pro es una de las aplicaciones de edición de vídeo más utilizadas del mundo. Y, tras años de espera, Apple al fin ha decidido llevarla a su tablet. Sin embargo, Final Cut Pro para iPad no es un simple "copiar y pegar" de la versión de escritorio. Conserva el espíritu y la lógica de la variante original, pero tanto el diseño de la interfaz como las mecánicas de interacción han sido rediseñadas para sacar el máximo partido de la tablet de Apple y su pantalla táctil.
Durante la última semana hemos puesto a prueba esta aplicación. Y lo hemos hecho con dos objetivos principales: conocer sus características y novedades principales y, sobre todo, ver en qué áreas brilla y en cuáles queda aún camino por recorrer respecto a la versión para Mac que todos los creadores conocen.
Para esta prueba hemos empleado un iPad Pro de 12,9 pulgadas con procesador M2. No obstante, la app es compatible con otros modelos –siempre que incorporen un chip de la serie M, como el iPad Air o los iPad Pro de generación previa–.
La interfaz de Final Cut Pro en un iPad
La interfaz principal de Final Cut Pro para iPad es prácticamente igual a su contraparte para Mac, con la línea de tiempo por debajo; el área para previsualizar nuestro material en la parte superior izquierda; y los paneles de contenidos, títulos, transiciones, efectos y demás en la parte superior derecha.
Sin embargo, la forma en que interactuamos con los elementos del editor ha sido diseñada, como comentaba, para ser “primero táctil”. El objetivo es que no extrañemos el ratón (o el trackpad) ni el teclado. Para lograrlo, es imprescindible que el manejo a través del panel táctil del iPad sea lo más intuitivo y sencillo posible.
Por ejemplo: incluso teniendo conectado un Magic Keyboard, la forma de acercar o alejar la vista de la línea del tiempo se hace con el mismo gesto que empleamos para ampliar o reducir el tamaño de una imagen en iOS o iPadOS.
El uso de un Apple Pencil, por otra parte, mejora esta experiencia táctil, y me he encontrado usándolo mucho más de lo que esperaba. La nueva interfaz aprovecha muy bien el Hover del accesorio tanto para navegar por los menús como para hacer un recorrido rápido sobre los clips en el panel de contenidos o en la línea de tiempo.
Ese recorrido o previsualización rápida de los vídeos es uno de los elementos que más tiempo de edición me ha ahorrado, al permitirme identificar rápidamente los momentos de cada clip sobre los que necesitaba trabajar. Aquí, además, se nota el excelente rendimiento no solo de Final Cut Pro, sino también del procesador M2 del iPad Pro, que se luce tanto en la edición como en la exportación.
La rueda de control, por otra parte, es un elemento muy bienvenido, pues resuelve uno de los principales problemas de la edición en tablet o smartphone. Muchas veces, al editar en pantallas táctiles (pensemos, por ejemplo, en aplicaciones como CapCut), quedamos a merced de la precisión de la yema de nuestros dedos, que no son delgadas ni angulares. Contar con un Apple Pencil resuelve parte de este problema, pero, si no lo tuviéramos, la rueda de control emerge como un útil elemento que nos permite avanzar o retroceder cuadro por cuadro para dar con el momento exacto en el que necesitamos hacer la edición.
¿Qué funciones tiene Final Cut Pro para iPad?
Hay tres formas en las que podemos importar material a nuestros proyectos de Final Cut Pro en iPad: a través de la app de Fotos, desde la app de Archivos, o grabando directamente con la cámara. Hacerlo desde Archivos nos permite acceder también a servicios en la nube que tengamos conectados (como OneDrive, Dropbox o Google Drive), lo cual es maravilloso para tener siempre a mano nuestro material, esté físicamente en el iPad o no.
Sin embargo, no es posible trabajar directamente con material que está en un disco externo conectado a través del puerto USB-C. Al importar el contenido a la biblioteca de Final Cut Pro, la app siempre crea una copia local —en el almacenamiento del propio iPad—. Lo cual puede llegar a ser un obstáculo si los clips del proyecto en cuestión ocupan mucho espacio.
Por otra parte, una de las funciones que más me han gustado por su simplicidad y potencial creativo es la de "Dibujo en tiempo real", que funciona de la mano del Apple Pencil. Para acceder a ella simplemente tenemos que presionar el icono de anotaciones en la parte superior central y dibujar o escribir a mano lo que sea que queramos que aparezca sobre el material videográfico. Una vez terminado, se creará automáticamente una animación que respeta el orden de nuestros trazos para formar la figura final en la pantalla. Se puede luego ajustar la duración de esa animación o, también, eliminar el efecto por completo si se quiere que solo se vea el resultado final.
Realizar este tipo de animaciones a mano alzada en otras aplicaciones de edición de vídeo suele requerir un conocimiento entre medio y avanzado, cuando no incluso una pieza de hardware adicional. Final Cut Pro para iPad aprovecha la pantalla táctil para dar una experiencia de uso tan simple que hasta un niño podría hacerlo (y se divertiría muchísimo).
Otra función bastante útil, pero sobre todo destacable por su simplicidad de uso, es la de alargar o acortar la duración de las pistas musicales incluidas en la biblioteca de la app con solo arrastrar el borde del clip hacia la derecha o la izquierda, respectivamente. De esta forma podemos acompañar un vídeo de comienzo a fin sin tener que dedicar tiempo a cortar donde el ritmo lo permita o, peor aún, dejándolo con un final abrupto. Por ahora, eso sí, esta función solo está disponible para las canciones que vienen incluidas con Final Cut Pro para iPad.
Y siguiendo con las funciones de audio: me sorprendió lo bien que funciona la herramienta de aislamiento de voz, que con solo presionar un botón reduce significativamente el ruido de fondo para destacar la voz humana. El resultado es similar al de aplicaciones complejas y específicas, como Adobe Audition, pero de una forma muchísimo más simple. Esta facilidad se agradecería muchísimo en cualquier contexto, pero más aún si estamos editando en iPad, lo cual probablemente signifique que estamos fuera del escritorio y en un entorno en el que la rapidez en los procesos es fundamental.
Por otra parte, dentro de los efectos predeterminados asistidos por Machine Learning, está el de “Máscara de eliminación de escena”, que consiste en analizar el material para separar el sujeto del fondo y así lograr un efecto de chroma key o pantalla verde que permite jugar con el fondo. Todo ello sin necesidad de hacer máscaras personalizadas o similares y ahorrándonos minutos e incluso horas de trabajo.
Tras ponerlo a prueba, sin embargo, he obtenido resultados dispares y nunca perfectos. El material tiene que ser lo más “simple” posible para acercarse a la perfección. Es decir: bien iluminado y con buen contraste entre sujeto y fondo. De lo contrario, el filtro no siempre interpreta del todo bien lo que está sucediendo y los resultados terminan siendo dispares.
En ocasiones, incluso con un material aparentemente sencillo como un vídeo en el que el sujeto está delante de una pared blanca, la aplicación puede llegar a cometer ciertos errores, como el no entender que la sombra no forma parte del sujeto.
Dicho esto, al ser machine learning, podemos esperar que mejore con el tiempo. Y, de hecho, si ya sabemos que vamos a hacer uso de este efecto durante la edición, podemos encarar la grabación de tal modo que las condiciones sean lo más óptimas posibles.
Al ser un software creado por Apple, soporta edición nativa de vídeos grabados en HDR con un iPhone sin necesidad de una administración adicional del espacio de color. De la misma forma, tiene soporte nativo para vídeos tomados en Modo Cine, pudiendo cambiar la profundidad de campo y el foco directamente en Final Cut Pro para iPad y sin necesidad de editarlo previamente en iPhone (como es el caso cuando editamos en apps de terceros).
Final Cut Pro para iPad tiene, por otra parte, la capacidad de editar vídeos multi-cámara: los clips se sincronizan a través del sonido, se elige una pista principal de audio, e ir alternando entre un ángulo y otro es tan simple como tocar la previsualización del vídeo que se quiera utilizar a medida que se avanza en la edición.
Cosas buenas por venir, y por desear
Al igual que la versión de escritorio, Final Cut Pro para iPad incluye un moderado catálogo de títulos, efectos, fondos animados, transiciones y bandas sonoras que podemos usar libremente en nuestros proyectos. La calidad de estos es muy buena, pero las opciones son limitadas si planeas hacer un uso avanzado. La opción de agregar contenidos y plug-ins de terceros, por suerte, se habilitará pronto, y esto conllevará un salto notable en cuanto a la creatividad que podemos aplicar a la edición.
Otra función que llegará en el futuro cercano y que abrirá un mundo más grande de posibilidades es la de comenzar un proyecto en el iPad y poder continuarlo en Final Cut Pro para Mac. Eso sí: el camino será únicamente de ida; un proyecto de iPad podrá llevarse al Mac, pero no al revés; y, una vez que lo hagamos, no hay vuelta atrás.
Esto tiene sentido porque, al menos por ahora, Final Cut Pro para Mac es más complejo y tiene varias características que su contraparte para iPad no tiene, por lo que se generaría un conflicto al intentar llevar un proyecto de la “pantalla grande” a la “pantalla chica”.
¿Merece la pena Final Cut Pro para iPad?
Final Cut Pro para iPad abre las puertas al mundo con el que los editores de vídeo veníamos soñando desde el lanzamiento del primer iPad Pro: la posibilidad de editar videos desde un dispositivo ligero, que nos libere del ordenador o el portátil. Ahora tenemos finalmente un software lo suficientemente robusto como para crear piezas con cierta complejidad y que aproveche las capacidades del iPad y todo su potencial.
Como aplicación se ve muy enfocada en las necesidades de creadores de vídeos para Internet o en formatos que no sean demasiado largos. En este sentido, es una herramienta ideal. Sin embargo, para producciones más largas, todavía echaremos en falta las capacidades de la versión de escritorio, como plug-ins, contenidos de terceros, o la posibilidad de ampliar el área de trabajo con una segunda pantalla.
Su diseño “primero táctil” es muy intuitivo, si bien conlleva una pequeña curva inicial de aprendizaje. Sin embargo, una vez que comenzamos a interactuar con la interfaz, tocando la pantalla, utilizando gestos, y más aún si se cuenta con un Apple Pencil, el ritmo de edición se vuelve cada vez más fluido.
Incorporar un Magic Keyboard para aprovechar los atajos de teclado es útil, por supuesto, pero me encontré usándolo solo cuando tenía que realizar varios cortes de edición en un mismo clip. En cambio, para clips individuales, rápidamente cambié a la interfaz táctil, que resultó mucho más práctica.
Final Cut Pro para iPad está disponible a partir de hoy, 23 de mayo de 2023, bajo un modelo de suscripción de 4,99 € mensuales o 49,99 € anuales. Es compatible con iPadOS 16.4 o superior, y solo en los iPad Pro de 11" (a partir de la 3ª generación) y 12,9" (a partir de la 5ª generación) con procesador M1 o M2, y con iPad Air a partir de la 5ª generación y procesador M1.