El comercio ilegal de animales salvajes ha cambiado mucho en los últimos años. Primero fueron los vendedores callejeros que operaban sin esconderse, antes de que su labor estuviese perseguida. Después, siguieron en las calles, pero trabajando de una forma mucho más clandestina. Luego llegó internet y no tuvieron que exponerse tanto, aunque los vendedores físicos siguen existiendo en algunos países. Y ahora han llegado los tiempos de la Dark Web. Desgraciadamente, la venta abierta en Internet no está tan perseguida como debería. Aun así, muchos vendedores, y también sus compradores, prefieren mantenerse ocultos. Todo eso lo ha estudiado recientemente un equipo de científicos de la Universidad de Adelaida (Australia), cuyos resultados pueden leerse en un estudio en People and Nature.

Su objetivo era comprobar cuáles son las especies más comercializadas y con qué fin. Así, han descubierto algo sorprendente. Y es que, si bien se suele pensar que los animales salvajes se venden solo como mascotas, en este caso se comercializaron con otros fines tan turbios como la obtención de drogas.

De hecho, si se tienen también en cuenta las plantas y los hongos, se observa que el 70% de las especies vendidas en la Dark Web se traficaron como drogas. Algunas con supuestos fines medicinales y otras únicamente para uso recreativo. Además, aunque parezca extraño, esto último incluye también algunos animales salvajes.

¿Qué es la Dark Web?

Antes de hablar sobre las ventas ilegales de la Dark Web, no está de más recordar qué es esto exactamente.

Grosso modo, la Dark Web es una sección de Internet que no está conectada con los motores de búsqueda habituales. Además, para acceder a ella es necesario instalar un software concreto o disponer de una autorización.

Todo esto hace mucho más difícil detectar lo que se hace en ella, de ahí que sea el escondite perfecto para la venta ilegal de todo tipo de productos. También plantas, hongos y animales salvajes.

Plantas, hongos y animales salvajes comercializados como drogas

Estos científicos analizaron 2 millones de anuncios expuestos en la Dark Web durante 5 años. Su objetivo era comprobar hasta qué punto se estaban comercializando plantas, hongos y animales salvajes. Pero, sobre todo, con qué fin se hacía.

Encontraron 153 especies comercializadas en 3.332 anuncios, de los cuales el 90% iban dirigidos a la comercialización de sustancias como drogas recreativas. Esto, además, se aplicaba al 70% de las especies. La mayoría eran hongos y plantas. Por ejemplo, algunos de los hongos que aparecían en los anuncios eran las trufas mágicas (Psilocybe tampanensis) y las setas mágicas (Psilocybe cubensis). Ambos contienen psilocibina, una droga psicodélica muy apreciada en ambientes recreativos. En cuanto a las plantas, fueron las más predominantes en los anuncios de la Dark Web. Algunos ejemplos de las comercializadas como drogas son la Koa de Formosa (Acacia confusa), el peyote (Lophophora williamsii) y la chaliponga (Diplopterys cabrerana). Todas ellas contienen también sustancias psicodélicas, que las hacen muy valiosas como drogas.

Pero, aunque pueda parecer extraño, también hay animales que se venden como drogas. Un ejemplo es el sapo del desierto de Sonora (Incilius alvarius). Es conocido por la secreción de sustancias psicoactivas, por lo que sus consumidores lo lamen directamente para aprovechar sus efectos como droga.

Peyote
PEYOTE. Wikimedia Commons

Otros usos

No todas las especies que se encontraron en la Dark Web se comercializan como droga. También había plantas medicinales, como la pasiflora (Passiflora incarnata) o el verbasco (Verbascum thapsus). La primera se conoce por sus efectos calmantes y el segundo como expectorante. Además, algunos animales salvajes, como el mapache (Procyon lotor) se comercializan por su piel. Y otros, como el loro gris africano (Psittacus erithacus), el guacamayo jacinto (Anodorhynchus hyacinthinus) y el escarabajo goliat (Goliathus goliatus) como mascotas. 

Un gran peligro medioambiental

El comercio de especies salvajes es peligroso a dos niveles. Por un lado, porque puede suponer la extinción de algunas especies. De hecho, los autores de este estudio también buscaron las especies comercializadas en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). En ella se establece el nivel de riesgo en el que se encuentran las diferentes especies de animales, plantas y hongos. Afortunadamente, la mayoría que se están vendiendo en la Dark Web no corren riesgo. Pero sí que hay algunas en peligro. En concreto, 9 están catalogadas como amenazadas y una como ya extinta. Esta última es el rinoceronte negro occidental (Diceros bicornis longipes). Se declaró como extinto en 2011, precisamente por la caza ilegal. Sin embargo, sus cuernos siguen circulando en el mercado negro.

Pero eso no quiere decir que todos los animales salvajes de la Dark Web se vendan muertos o despiezados. Algunos están vivos y eso lo hace aún más cruel.

Además, esto nos lleva al segundo motivo por el que todo esto es tan peligroso. Las especies vivas pueden liberarse al medio ambiente y convertirse en especies invasoras. Es decir, podrían competir con las especies autóctonas por los recursos de los que disponen para su supervivencia, desplazándolas y empujándolas a la extinción.

Más allá de la Dark Web

Lo peor es que todo esto no es ni nuevo ni exclusivo de la Dark Web. Son muchos los casos de animales salvajes incautados en los aeropuertos, ya sea como drogas, por sus supuestos fines medicinales o con cualquiera de las aplicaciones mencionadas. Por ejemplo, en 2019 un hombre fue detenido en un aeropuerto de Toronto por llevar en su maleta 4.788 sanguijuelas vivas. Estos animales están cada vez más cerca de la extinción por sus propiedades supuestamente medicinales, por lo que se deben endurecer las medidas contra quienes los sacan de su hábitat. Pero esto no es solo aplicable a animales salvajes. Las plantas y los hongos deben quedarse también en su lugar. La venta ilegal es una lacra cuyo efecto dominó puede afectar a muchísimas especies. Quizás no sea lo más truculento de la Dark Web, pero también debe controlarse.

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