En El Lobo de Wall Street, de Martin Scorsese, se cuenta la historia de Jordan Belfort. Interpretado por Leonardo DiCaprio, este analista financiero de poca monta consiguió hacer de su firma, Stratton Oakmont, un chiringuito en el que manipulaba el mercado de valores y estafaba a sus clientes. Lo que no es tan conocido, es que Stratton Oakmont fue uno de los desencadenantes de la sección 230una de las bases del internet actual y que ahora vuelve a estar en liza por ChatGPT.

En 1994, Stratton Oakmont demandó a dos compañías de la entonces aún en pañales economía de internet por difundir información acerca de su jefe. Una era Prodigy, y la otra Compuserve, ambos foros primitivos. 

En los tribunales, tuvieron caminos distintos. Mientras Compuserve se "salvó" porque nadie controlaba qué publicaba la comunidad, en el caso de Prodigy, el tribunal falló a favor de Oakmont porque la empresa moderaba las publicaciones en sus foros. Es decir, se consideraba que ejercía un control.

Aquella sentencia fue el acicate que hizo que se pusiera en marcha el denominado artículo 230, el cual, grosso modo, exime a las plataformas de internet del contenido que publican sus usuarios. Algo fundamental, por ejemplo, para diferenciar la labor de las redes sociales frente a los medios. Es decir, plataformas versus editores de contenido. Y que ha sido altamente repasado en los últimos años. Sin ir más lejos, durante la era Trump, la eliminación de sus tuits y la suspensión de su cuenta en Twitter trajo consigo un debate sobre dónde estaban los límites o no de esta norma y bajo qué paraguas. Si únicamente bajo los estándares de la propia plataforma, o si debían ser agnósticas con respecto a cualquier publicación.

Ahora, sin embargo, la era de la inteligencia artificial al alcance de todos representada por ChatGPT abre una nueva pregunta: ¿Quién es responsable de la información que devuelve?, El chatbot de OpenAI ha demostrado poder ser inducido hacia sesgos y caracteres distintos en función del prompt al que se le exponga?

El origen de la Sección 230, a debate

El fin de Internet gratis. Imagen generada con Midjourney. Sección 230
Imagen generada con Midjourney

Conocida también como "las 26 palabras que dieron forma a internet”, el artículo 230 fue puesto en marcha por la administración Clinton en 1996.

En realidad, la sección 230 forma parte del Capítulo V del Título 47 del Código de Estados Unidos, y estipula que los proveedores de servicios de internet no tienen ninguna responsabilidad por el contenido publicado por sus usuarios. Al mismo tiempo que les otorga autoridad para filtrar o censurar voluntariamente cualquier material considerado "obsceno, lascivo, excesivamente violento u ofensivo por cualquier otro motivo, independientemente de su estatus de protección legal".

Es decir, que los hace jueces autónomos, pero eximidos de responsabilidad al mismo tiempo. Textualmente, la sección 230 dice que “ningún proveedor o usuario de un servicio informático interactivo será tratado como el editor o el orador de cualquier información proporcionada por otro proveedor de contenido de información”.

El resultado más plausible del cese de la 230 es una censura algorítmica mucho mayor que la que hay ahora mismo.

Ahora mismo existen dos casos abiertos con la 230 a debate en Estados Unidos. Uno de ellos contra Twitter y otro contra Google —en concreto YouTube— por permitir contenido que pudo alentar a los ataques yihadistas de París de 2015.

Nadie cree que ambos casos lleguen a término en contra de las plataformas, pero sí que ha abierto el debate en un Congreso estadounidense donde ya se llevaba deseando un tiempo que se volviera a abrir.

A ello se ha sumado la pregunta sobre ChatGPT, que en cierto modo está repitiendo la historia fundacional de internet y las redes sociales: empezaron con entusiasmo por estos inventos y terminaron con inquietud por el daño que podrían causar. 

ChatGPT de forma inicial, aunque quizá ya no al ser más usado, pero otros modelos grandes del lenguaje pueden convertirse en mentirosos, racistas o en cómplices de terroristas que explican cómo construir bombas caseras. La pregunta es: cuando eso ocurre, ¿quién es el responsable?

El propio funcionamiento de estos modelos lo ponen en duda, ya que no devuelve una referencia concreta, sino que escribe una contribución propia con base en su corpus. La ley dice que una persona o entidad se hace responsable si "desarrolla" contenidos, aunque sea "en parte". ¿Y transformar, por ejemplo, una lista de resultados de búsqueda en un resumen se considera desarrollo? 

Las dudas que se abren, como en el debate sobre los derechos propiedad, parecen mucho más evolucionadas que la legislación actual.

El juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos, Neil M. Gorsuch dijo durante la argumentación oral recogida el Washington Post, en uno de estos casos recientes relacionados con la Sección 230, que la IA "genera polémicas hoy en día que serían contenidos que van más allá de elegir, escoger, analizar o digerir contenidos", hipótesis "que no está protegida".

Una decisión que deberíamos tomar entre todos

ChatGPT / Sección 230 / artículo 230
Leonardo Dicaprio usando ChatGPT en su habitación. En realidad esta foto no es parte de alguna película. Fue generada con inteligencia artificial (Midjourney).

La sección 230 fue responsable del poderoso crecimiento de la web en sus años de formación. Dejó a las nuevas empresas liberadas de una preocupación que habría hecho que tuvieron que dedicar mucho tiempo o recursos a la moderación de contenido.

Si esa obligación vuelve, el resultado más plausible es una censura algorítmica mucho mayor que la que hay ahora mismo.

El mecanismo fue vital en la época, ya que consiguió que la eclosión de foros fuera mucho mayor, y desde luego posibilitó que plataformas como Facebook o Twitter crecieran como lo han hecho. Jamás habrían tenido la penetración que han tenido si sus usuarios no hubieran podido publicar de forma inmediata, aunque sus contenidos después pudieran ser moderados. Hasta ahora, la 230 ha sido la base legal sobre la que se han desestimado muchas denuncias de usuarios que se han quejado de supuesta censura en las redes sociales.

Eso sí, la derivada que ha tomado esta norma tampoco ha estado fuera del debate. Desde hace años las iniciativas en Estados Unidos, tanto por parte del partido Republicano como Demócrata, han puesto en la agenda su revisión.

Los debates en torno a la Sección 230 son la base de internet: si en Twitter se cierra una cuenta tanto con Musk al frente como antes, o si en Facebook en Instagram corren fake news, pero se censura un pezón. Algoritmo, de nuevo, bajo unas reglas que se marca en cada jardín propio. Y en medio, la inteligencia artificial, que ya ha demostrado que es capaz si no se le acota de cruzar todas estas fronteras.

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