Clarence "Kelly" Johnson fue uno de los ingenieros aeronáuticos más prolíficos y respetados de la historia. Durante su carrera lideró míticos proyectos como los del SR-71 Blackbird y el avión espía U-2; aunque no todo fueron éxitos. Y el caso más notorio probablemente sea el del Lockheed F-104 Starfighter, que en sus años en operaciones se ganó dos de los motes más lapidarios jamás imaginados: "ataúd volador" y "hacedor de viudas".

El Lockheed F-104 Starfighter se pensó como un caza de superioridad aérea, aunque en realidad se le dio mayor uso como interceptor supersónico. Su desarrollo se inició en la primera mitad de los años cincuenta, en un momento en el que la industria aeronáutica militar evolucionaba a pasos agigantados.

De hecho, Kelly Johnson no dejó escapar la oportunidad de dotarlo con novedades muy interesantes. La más llamativa, sin dudas, se relacionó con sus alas. A diferencia de otros cazas de la época, el Lockheed F-104 Starfighter incorporaba alas más pequeñas y ubicadas más atrás en el fuselaje.

Gracias a este diseño, la aeronave presumía un rendimiento supersónico envidiable, incluso a baja altura. De hecho, el Starfighter fue el primer avión de producción masiva en superar una velocidad de Mach 2, gracias a la potencia del motor J79 de General Electric. Además, contaba con una estética muy peculiar, especialmente cuando llevaba tanques de combustible adicionales en las puntas de las alas.

La mala reputación del Lockheed F-104 Starfighter

Lockheed F-104 Starfighter: la historia del ‘ataúd volador’
Foto: Dominio público (vía USAF National Museum).

El Lockheed F-104 Starfighter comenzó a operar para la Fuerza Aérea de Estados Unidos en 1958, pero estuvo menos de 10 años en servicio. Su historial fue bastante más prolífico fuera de Norteamérica, puesto que se volvió una de las opciones predilectas para varios países de la OTAN o con vínculos estrechos con las autoridades estadounidenses del momento. Así, se produjeron más de 2.500 unidades de la aeronave, tanto a través de Lockheed como de fabricantes con licencia oficial.

El principal inconveniente de la aeronave a lo largo de su historial operativo fue su negativo récord de seguridad. Si bien el tema ha sido estudiado y se ha llegado a diversas conclusiones con respecto al modo en que era utilizado en diferentes países, algunas características técnicas de la aeronave la hacían propensa a accidentes.

Así como le permitía un gran desempeño a altas velocidades, su diseño de alas pequeñas también terminó resultando problemático. Por ejemplo, ofrecía poca capacidad de maniobra y obligaba a que los aterrizajes se realizaran a una velocidad más alta de la acostumbrada.

De esta manera fue como el Lockheed F-104 Starfighter comenzó a ganarse una mala reputación, especialmente en países como Alemania Occidental, Bélgica, Italia y Canadá. El caso más notorio ha sido, sin dudas, el de los alemanes, puesto que durante la década de 1960 la aeronave comenzó a ser conocida entre el público y los pilotos como "ataúd volador" y "hacedor de viudas".

El ataúd volador

Entre 1961 y 1989, Alemania perdió 292 de las 916 unidades del Lockheed F-104 Starfighter que utilizaban la Fuerza Aérea y la Armada. Esto significa que casi un 32 % de las aeronaves disponibles se destruyeron en incidentes que, en la mayoría de los casos, tuvieron consecuencias fatales. Durante el citado periplo, se calcula que murieron 116 pilotos alemanes.

Pero Alemania Occidental estuvo lejos de ser el único operador de la aeronave que padeció su mala reputación. Italia, que retiró al Starfighter recién en 2004, arrastró una suerte similar, al menos hasta 1992. Hasta dicho año se calculaba que había perdido 138 de sus 368 aeronaves en distintos incidentes, con una tasa de accidentes del 37 %.

Lockheed F-104 Starfighter: la historia del ‘ataúd volador’
Foto: Dominio público (vía Wikimedia Commons).

La Fuerza Aérea de Bélgica, en tanto, llegó a comprar 100 unidades del Lockheed F-104 Starfighter entre 1963 y 1983. Sin embargo, 41 de ellas terminaron destruidas en accidentes. Aunque el caso más extremo ha sido el de Canadá, que entre 1962 y 1986 perdió 110 de sus 238 aeronaves, lo que se traduce en una tasa de accidentes superior al 46 %.

Vale aclarar que los incidentes protagonizados por la variante canadiense, fabricada por Canadair, se han atribuido a múltiples causas. Tanto a problemas con la aeronave en sí, como a sus operaciones bajo pobres condiciones climáticas y a múltiples choques con pájaros.

En Estados Unidos, en tanto, el incidente más notorio con este avión se produjo durante una sesión fotográfica. Por pedido de General Electric, que proveía los motores, cinco aeronaves surcaban el cielo en formación; entre ellas, el Lockheed F-104 Starfighter. Sin embargo, de un momento a otro, este se precipitó sobre el prototipo de bombardero XB-70 Valkyrie y provocó su destrucción. El piloto del interceptor fue una de las víctimas fatales del accidente.

El peculiar caso español

España también ha utilizado el Lockheed F-104 Starfighter, pero con resultados muy diferentes al de otros operadores europeos. Entre 1965 y 1972, el Ejército del Aire dispuso de 21 unidades de la aeronave —18 de las cuales eran de fabricación canadiense— y no se registró ningún accidente. Una vez finalizado su servicio, y con unas 17.000 horas de uso, los aviones fueron reemplazados por el F-4 Phantom II de McDonnell Douglas.