Tras la conclusión de la segunda temporada de The Mandalorian, y los sucesos ocurridos en El Libro de Boba Fett, Din Djarin (Pedro Pascal) podría estar destinado a gobernar Mandalore ahora que el sable oscuro está en su poder. No obstante, esto le haría entrar en conflicto con Bo-Katan (Katee Sackhoff).
La nueva temporada deberá resolver este conflicto y narrar todo lo relacionado con el planeta natal de ambos. Hasta ahora, en la serie solo ha mencionado que fue arrasado por una purga violenta y que sus habitantes se esconden en lugares desconocidos de la galaxia.
No obstante, es mucho más que un enclave devastado. Es centro de intrigas en los temibles territorios del borde exterior de la galaxia. Particularmente, por el carácter belicista y violento de su pueblo y su extendida reputación como cazarrecompensas, lo cual se deja entrever en varios de los capítulos de The Mandalorian.
La tercera temporada de The Mandalorian ya está disponible
Uno de los puntos de mayor interés, es que Mandalore tiene influencia sobre miles de sistemas estelares, ya fuera por política o la habilidad de sus combatientes. Algo que se demostró en las historias de Star Wars: La guerra de los clones y que es parte del canon de la franquicia. Es más que probable que Jon Favreau incorpore la gran variedad de datos al respecto que brinda la mitología de la franquicia.
Mandalore, un planeta conflictivo que se derrumbó en medio del combate
El planeta enfrentó siglos de violencia que terminaron por desolar su atmósfera hasta obligar a sus habitantes a vivir bajo cúpulas. La devastación de la superficie y las acciones de varios líderes provocó que parte de la población se negara a seguir combatiendo. Lo que tuvo como resultado una liga que se bautizó a sí misma como los Nuevos Mandalorianos.
Y gracias a ellos, un régimen que abogaba por la pacificación llegó al poder. Lo encabezaba la Duquesa Satine Kryze. En un intento de mantener el equilibrio, los que todavía insistían en luchar —contra los nuevos líderes o entre sí— fueron exiliados. La luna Concordia se convirtió, entonces, en el lugar en que se mantenían las tradiciones más antiguas y, ciertamente, más salvajes de la civilización.
Una diferencia que sería obvia en las Guerras Clon, cuando el gobierno de Mandalore fue derrocado. Unos años antes de la Invasión de Naboo a manos de la Federación de Comercio, las diferencias entre las facciones provocaron una revuelta civil. Tan grave y total que sometió al territorio a peores condiciones de las que hasta entonces vivió.
El Maestro Jedi Qui-Gon Jinn y su Padawan Obi-Wan Kenobi intervinieron para proteger a los gobernantes. Fue gracias a ambos que la cabeza visible de la familia regente logró sobrevivir. No obstante, los estragos terminaron por destruir la poca superficie habitable. Particularmente en Keldabe, la capital.
De nuevo, los que se aferraban a los arcaicos rituales bélicos fueron expatriados a Concordia. Al menos, los que se supuso que eran los sobrevivientes al ala radical de las creencias más antiguas basadas en el derramamiento de sangre. Por un tiempo, se vivió un breve periodo de paz, vigilado por los jedis. Pero el movimiento terrorista, la Guardia de la Muerte, prosperó oculto y bajo el amparo de los exiliados. Lo que al final se convertiría en la mayor amenaza a la que tendría que hacer frente el frágil gobierno central de Mandalore.
La caída de Mandalore
Durante buena parte de su historia, el planeta le fue leal a la República Galáctica. Pero, tras los primeros conflictos que marcaron la caída de la democracia en la galaxia, Mandalore se declaró neutral durante el enfrentamiento que se sostenía contra la Confederación de Sistemas Independientes.
Sin embargo, la Guardia de la Muerte pactó con los separatistas para lograr arrasar a los regentes de Mandalore y recuperar el control. Después de varios sucesos, incluyendo un intento de secuestro y asesinato contra Kryze, el pueblo debió reafirmar su decisión de no participar en combate alguno. Lo que encontró oposición en diversos frentes externos e, incluso, internos. El primer ministro Almec estuvo a punto de provocar una tragedia a gran escala debido al crear un mercado negro de sustancias prohibidas. Finalmente, se evitó gracias a la senadora de Naboo, Padmé Amidala, y la Duquesa.
No obstante, los conflictos continuaron en Mandalore. Desde acusar a la familia regente de una supuesta conspiración contra la República, hasta el ataque de los estudiantes del Templo Jedi. El planeta atravesó todo tipo de disturbios que marcaron el final de los años de tranquilidad.
Por último, la Guardia de la Muerte asumió el dominio y envió a prisión a todos los líderes políticos que les enfrentaban. Meses más tarde, Obi Wan Kenobi intentó rescatar a Satine Kryze, pero esta fue asesinada por Darth Maul, aliado de la facción radical. Lo que convirtió a la región en el lugar ideal para ser parte de la violencia que culminaría con el derrocamiento del orden intergaláctico.
El asedio y la derrota final
Al final de las Guerras Clon, Ahsoka Tano, el Comandante CT-7567, y Bo-Katan, hermana de Satine Kryze, se esforzaron por recuperar el poder. El asedio provocó nuevas revueltas y, quizás, uno de los momentos más críticos para los habitantes. Cuando se logró el triunfo, este coincidió con la ejecución de la Orden 66 y la violencia que acaeció después.
En medio de las batallas, la Guardia de la Muerte volvió a imperar. Más tarde, atacaron a los Jedis en la caída de la Antigua República. No solo destruyeron el templo de la Orden en su territorio, sino que varios comandos con casco de Beskar saquearon el de Coruscant. El objetivo del grupo era apoderarse del sable oscuro de Tarre Vizsla, el único nativo del planeta aceptado entre los venerables líderes.
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Convertido en un lugar prácticamente inhabitable, con sus habitantes diezmados y en medio de los horrores de la destrucción, Mandalore espera otro gobernante legítimo. ¿Será ese el papel de Din Djarin durante la tercera temporada de The Mandalorian? Solo resta esperar.