Buena parte de los primeros minutos de John Wick 4, dirigida por Chad Stahelski, están dedicados a demostrar la fuerza del asesino interpretado por Keanu Reeves. El guion, de Shay Hatten y Michael Finch, tiene muy claro que el impacto del personaje depende de hacer creíble sus cualidades. De modo que, varias de las secuencias iniciales siguen a John —o más bien a su puño— haciéndose cada vez más fuerte. La venganza está cerca —de nuevo— y la afrontará con el ímpetu que le distingue. 

La premisa de John Wick 4 es la misma que las anteriores, solo que ahora llevada a un nivel mucho más ambicioso. La peligrosa Mesa Alta debe ser destruida o, al menos, desarticulada. Lo que hace que John Wick se decida a enfrentarla directamente.

No lo hará solo —y parte de la diversión del argumento serán los nuevos aliados del personaje— pero sí arriesgará su vida. Puede parecer un giro obvio, sin embargo, el riesgo de morir que corre el asesino implica que su obra estará incompleta. La necesidad de sobrevivir para buscar venganza será su motor principal en la película.

John Wick 4

John Wick 4, de Chad Stahelski, es la más larga en duración de todas las películas de la saga y sin duda la mejor. Con una trama enfocada en la violencia, analiza con ingenio las consecuencias de la caída de las reglas que existentes entre los mejores asesinos del mundo. Lo que lleva a un recorrido frenético por las grandes capitales de Occidente y Oriente entre ráfagas de balas y explosiones cada vez más grandes. En el centro de todo, John Wick es una figura implacable y de pocas palabras, que se hace más fuerte a medida que sobrevive a todo tipo de situaciones inverosímiles. La película propone un nuevo escenario para las futuras entregas que se anuncian con sutileza en el argumento.

Puntuación: 4.5 de 5.

El violento conflicto de John Wick 4

Con mayor duración —un poco más de tres horas— y detalle en la mitología de la saga, John Wick 4 es un espectáculo brutal. Ya no solo se trata de lo letal y desalmado que puede ser este enfrentamiento entre criminales. También aborda cómo estos usan todos los recursos a su disposición. La complejidad de la organización criminal se muestra como una red interconectada de situaciones. Desde la complicidad de docenas de personajes a lo largo y ancho del mundo, hasta todo tipo de planes en la periferia. La Mesa Alta nunca fue tan peligrosa como dentro de su propio territorio para defenderse del ataque de un enemigo imparable.

Hay un despliegue de nuevos escenarios que dejan entrever que esta sociedad enigmática apenas se mostró durante la saga. John Wick 4 juega con ese planteamiento y explora todo lo que subsiste bajo el orden legal y económico corriente. De pronto, el Continental de Nueva York —centro neutral en medio de una guerra invisible— le queda pequeño al conflicto. En realidad, todo lo que formó parte del contexto de la saga es poco importante en comparación con lo que está por llegar.

Lo que sorprende de la película es su autoconsciencia de los puntos que sostienen a la historia a lo largo de los años. En una escena que engloba los motivos de John para contraatacar y volverse más letal, el personaje deja a su perro al Rey Bowery (Lawrence Fishburne). Puede parecer un añadido de información sencillo, pero emparenta a la cinta con el resto de los pequeños giros que la distinguen de otras tantas tramas similares. Liberado de la única responsabilidad emocional y moral que le ata, John Wick ahora es libre. No solo para asesinar de maneras más cruentas, sino también para arriesgar en cada momento la posibilidad de una futura venganza a gran escala. 

La muerte está en todas partes

La franquicia John Wick siempre se distinguió por innovar a la hora de profundizar en sus personajes y lo que les impulsa a matar. Es el dinero, pero también forma parte de un propósito. Su figura central tiene el mayor de todos y eso parece justificar la amplitud de la trama de John Wick 4. Nueva York, Osaka, y de vuelta a Norteamérica, la venganza devastará el mundo criminal como una oleada de fuego que lo reducirá a cenizas. Algo que ocurre, no siempre de la mano de John, cuando la inmensa red de criminales a sueldo comprende que todo lo que sostiene su mundo está a punto de venirse abajo. 

Keanu Reeves en John Wick 4

Si algo distingue al largometraje es su forma inteligente de recorrer el frenético derrumbe del sofisticado submundo de los criminales, centro del argumento. Uno que durante largos años se rigió por fronteras muy definidas. El guion utiliza la analogía de un grupo de animales salvajes contenidos, hasta que resulta imposible seguir haciéndolo. Desde el marqués de Gramont (Bill Skarsgård), encargado de trazar una línea que permita capturar a Wick, hasta Caine (Donnie Yen), ciego y con un turbio pasado a cuestas. Cada personaje sabe que el apocalipsis de su mundo está cerca.

Con una narrativa mucho más convincente que las anteriores, John Wick 4 alarga su tiempo en pantalla y extiende la ola de explosiones y disparos como una infección. Su mensaje es que la guerra llegó y nadie está a salvo. El director de fotografía, Dan Laustsen, convierte, entonces, los enfrentamientos en una combinación de estallidos coloridos y una oscuridad densa llena de destellos. En especial, en Osaka, cuando el brillo de neón de la ciudad se convierte en un juego de luces que acentúa la atmósfera de peligro.

John Wick 4 es un espectáculo visual que rodea un buen guion

John Wick 4 es un homenaje a un tipo de cine que usa sus exageraciones como recurso que le permita establecer su sentido de la estética y ritmo. Las catorce secuencias de acción que incluye el guion abarcan desde ciudades hasta parajes vacíos. Todas son impecables y, probablemente, marcarán un hito en el género de acción. En especial, la gran escena de cierre, que está destinada a convertirse en un símbolo de la saga de ahora en adelante. 

John Wick 4

¿Es el final de John Wick? Después de sobrevivir a tiroteos, apuñalamientos y peleas en un club al ritmo de Fellini Satyricon es difícil creerlo. Algo que la cuarta película de la franquicia deja claro en sus últimos minutos. John Wick 4 tiene una triunfal conclusión que asombra por sus evidentes insinuaciones. ¿Cuánto del asesino a sueldo más popular del mundo cinematográfico habrá en el futuro? Está por ver. 

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