El poder en Wakanda es un vínculo con el pasado y un mítico legado. Pero, en especial, con el amor y el compromiso espiritual. Algo que queda claro en cada ocasión en que la reina Ramonda, interpretada por Angela Bassett, recuerda su lugar en Black Panther: Wakanda Forever.
Estoica y firme, ejerce el control del país más poderoso del universo Marvel después de sucesivas pérdidas. Madre de un rey querido y respetado, se ve obligada a tomar su sitio en medio de una circunstancia impensable. A pesar de que también debe transitar el duro escenario del luto y sostener a su hija Shuri (Letitia Wright) en el sufrimiento.
Ramonda es el símbolo de todo lo que el territorio ultratecnificado imaginado por Stan Lee y Jack Kirby puede ser. Es el reflejo de sus antepasados, el núcleo de una familia que perdió a todos sus miembros. Por último, la única capaz de enfrentar a un mundo que acecha a Wakanda con una violencia cada vez más frontal.
El director y guionista Ryan Coogler reservó al personaje de Ramonda una relevancia fundamental al momento de comprender el conflicto de la película. En el argumento, el mundo de Black Panther se derrumba por una circunstancia incontrolable. Para el realizador, mostrar esa lenta caída era de considerable interés.
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Wakanda bajo el rigor del duelo
Particularmente, cuando toda la historia es un homenaje al subtexto, a la memoria colectiva de una narración con acento en lo étnico. El país ficticio de Black Panther: Wakanda Forever es una cultura que creció a la sombra del secreto y con sus propias reglas. Asimismo, vinculada a un héroe legendario y emblemático.
La muerte de T’Challa dejó a Wakanda sin ambos estratos de su mítico pasado. Por lo que su madre Ramonda encarna la incertidumbre del futuro. Mucho más que eso: batalla por mantener en pie los últimos fragmentos del país tal y como lo conoció. Después de todo, vivió el largo y satisfactorio mandato del rey T’Chaka y vio a su hijo asumir el deber hereditario de su ilustre línea familiar. La pérdida, tanto de uno como del otro, la empuja a ocupar la silla de un trono desolado.
Ramonda es una reina que sabe que el futuro depende de ella
Black Panther: Wakanda Forever no es una película simple ni pretende serlo. Escrita y filmada después de la muerte del actor Chadwick Boseman, es una reflexión profunda de la ausencia. También una exploración del significado de la responsabilidad histórica y el legado.
Coogler, que ya había imaginado una secuela del éxito Black Panther del 2018, se vio obligado a reformular su premisa. No solo por la ausencia del fallecido actor. A la vez, para plantearse preguntas por completo nuevas acerca del significado de la película original como emblema étnico.
De hecho, es esa percepción sobre la historia del mítico héroe de origen africano lo que brinda a la película su tono marcadamente político. Ramonda lo personifica al convertirse en la voz de un pueblo que enfrenta el menosprecio y la presión externa. Black Panther: Wakanda Forever está más interesada en profundizar en la tradición que en usarla como excusa que permita a la acción avanzar.
Lo que hace que el papel de la reina Ramonda sea esencial para entender la distintiva rebeldía de la región y sus habitantes. Casi sin quererlo, se convirtió en la figura que mantiene unido a un territorio. Uno que basa su integridad en la herencia que se transmite de forma ritual. Algo que la muerte de T’Challa y la negativa de Shuri a ocupar su lugar pusieron en entredicho.
La metáfora de los ideales de Wakanda
Ramonda sabe que se aproxima una batalla por el poder. Una cuyos indicios iniciales se muestran como intentos de colonizar, por primera vez, a Wakanda. Pero el enfrentamiento se librará en dos frentes. Por un lado, las potencias del mundo convirtiendo al reino en su objetivo. Por otro, Talocan, un nuevo enemigo con recursos equiparables a los del país. La reina deberá entonces apelar a lo que representa como centro en el que confluye la historia de una dinastía que agoniza y un héroe ausente.
Quizás uno de los matices más conmovedores del personaje sea que su valor y templanza provienen de un sufrimiento profundo. Viuda y madre de un hijo muerto, expresa su dolor a través de la convicción de que Wakanda debe mantenerse en pie. El último vestigio de un largo tránsito que convierte al territorio en un enclave de autodeterminación. “Somos un país de corazón libre”, grita Ramonda al consejo de tribus. “Es el obsequio de los ancestros”.
Ramonda, una mujer extraordinaria en medio de las más duras condiciones
La actriz Angela Bassett, conocida por sus papeles dramáticos, brindó a su interpretación una firmeza sin resquicios que sostiene a la película en sus mejores momentos. Su actuación conmovió al público y deslumbró a la crítica. Hasta ahora, obtuvo un Globo de Oro y una sorprendente nominación al Oscar como mejor actriz de reparto. Su encarnación del espíritu de un territorio indomable demostró que Black Panther: Wakanda Forever es mucho más que la continuación a una buena narración fílmica.
La secuela es la despedida espiritual de Chadwick Boseman. Una propuesta sobria que se separa por completo del espíritu optimista de la mayoría de las producciones del Universo Cinematográfico de Marvel. Apenas hay humor y su escena poscréditos es una alegoría finamente construida sobre la muerte y la redención.
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Ramonda, como punto vital del guion, muestra toda la fuerza de una premisa basada en la redención y el deber por hacer el bien. Una reina que luchó contra el miedo desde la justicia y sin jamás recurrir a la venganza. Una figura digna que es, sin duda, uno de los personajes más brillantes del mundo de Marvel.