Hablar de NFTs almacenados en la blockchain de Bitcoin es algo que, hasta hace poco, parecía imposible. Para los bitcoiners más conservadores era (es) una blasfemia, lisa y llanamente. Sin embargo, un nuevo protocolo llamado Ordinals llegó para cambiar la historia y está dando muchísimo de qué hablar. Y la controversia no ha tardado en aparecer.
¿Pero qué es Ordinals y cómo ha llevado la fiebre por los NFT a Bitcoin? Hablamos de un nuevo protocolo creado por Casey Rodarmor, que permite guardar cualquier tipo de archivos dentro de un bloque de la red principal de Bitcoin. Ya sean imágenes en formato JPG, fragmentos de audio y hasta una versión jugable de Doom. Todo lo que te puedas imaginar, siempre y cuando no supere los 4 MB de espacio disponible en el bloque.
Que quede claro, Ordinals no es el primer proyecto de NFTs en Bitcoin. Pero sí es el primero que propone que se generen de forma nativa —es decir, en la blockchain principal—, y no en protocolos construidos sobre Bitcoin, pero que almacenan los tokens no fungibles en servidores privados (como es el caso de CounterParty).
Qué es Ordinals y cómo funcionan los NFT en Bitcoin
Sin adentrarnos en conceptos demasiado técnicos, debemos decir que Ordinals saca provecho de los cambios implementados a fines de 2021 en la red de Bitcoin. La actualización a Taproot trajo cambios en el scripting y eliminó el límite que existía para cargar información en la sección witness (testigo) de cada nuevo bloque en la blockchain.
Lo que hace Ordinals es asignarles números consecutivos a los satoshis, la unidad más pequeña en la que se puede dividir un Bitcoin. Para que se comprenda mejor, 1 satoshi es igual a 0,000000001 BTC. Entonces, el protocolo numera los satoshis del 0 al 2,099,999,997,690,000, y cada satoshi puede ser asociado a lo que se conoce como "inscripciones". Estos últimos son, justamente, los datos que se guardan como NFT en los bloques.
Bajo este protocolo, Ordinals permite cargar todo tipo de contenido multimedia a la blockchain de Bitcoin, expresándolo como hexadecimales. Y el sistema utiliza una función que evita que un satoshi al que se le ha asignado un token no fungible sea transferido inadvertidamente. Así, se impide que sus dueños los pierdan al pagar comisiones o realizar otras transacciones.
Al momento de escribir este artículo ya se han creado más de 74.000 inscripciones, y se van sumando de a miles cada día. Además, se ha gestado un mercado especulativo (y bastante primitivo) que ha llevado a que algunos de los NFTs que residen en la blockchain de Bitcoin —también conocidos como "artefactos digitales"— se vendan y revendan por decenas de miles de dólares. Las inscripciones más buscadas son aquellas que están numeradas por debajo del 1.000, por ser de las primeras tras el lanzamiento de Ordinals.
Claro que generar NFTs en Bitcoin con Ordinals no es una tarea precisamente sencilla. Se debe correr un nodo de Bitcoin y las inscripciones deben hacerse manualmente; de modo que es necesario tener ciertos conocimientos técnicos.
El disgusto de los maximalistas
El caso de Ordinals ha dividido las aguas en el mundo Bitcoin. Como dijimos al comienzo, los maximalistas de BTC se han mostrado horrorizados por el aterrizaje de estos "NFTs nativos". No solo porque ocupan espacio dentro de los bloques, sino porque lo hacen en el apartado witness, que es donde se almacenan las firmas de las transacciones.
¿Por qué esto es importante? Porque la información guardada en dicha sección paga solo una fracción —hasta una cuarta parte, se calcula— de las comisiones que deben pagar otras transacciones incluidas en el mismo bloque. Y porque también está impactando en el desempeño de la red de Bitcoin, que en los últimos días se muestra más congestionada de lo habitual.
Lo que Ordinals propone desafía cualquier postura convencional o conservadora del uso de Bitcoin y su blockchain. Esto ya ha llevado a acaloradas discusiones en redes sociales —Twitter, principalmente—, e incluso a proponer que se establezcan incentivos para que los mineros censuren las transacciones que incluyan estos tokens no fungibles o artefactos digitales.
Los maximalistas de Bitcoin consideran que los NFTs podrían tener el potencial de convertirse en un vector de ataque sobre la cadena de bloques. Y también disgusta que se abra la puerta a que la red de la principal criptomoneda del mundo comience a almacenar contenidos inapropiados o ilegales, como imágenes de pornografía infantil o incitaciones al terrorismo, entre otros. Aunque es una realidad que, además, se sienten tocados en su orgullo. Después de todo, de la noche a la mañana, BTC ha quedado preso de los mismos "sucios JPG" por los que se burlaban de redes como Ethereum o Polygon.
Más allá de cuánto futuro tenga o no este protocolo, Ordinals ha presentado un interesante dilema a los bitcoiners. ¿Se debe intervenir para frenar el furor por los NFT en Bitcoin? ¿O se debe sostener la naturaleza permissionless de la blockchain —es decir, que cada quien la pueda utilizar sin pedir permiso ni sufrir censura—, por más que se esté en desacuerdo con su uso? Una discusión que, sin dudas, recién está escribiendo sus primeras páginas.