El gobierno de China quiere a su población lo más lejos posible de ChatGPT, y ya se lo comunicó a las principales tecnológicas del país. Así se desprende de un informe de Nikkei Asia, que asegura que Alibaba —a través de su fintech Ant Group— y Tencent han recibido advertencias de los reguladores de no incluir el chatbot de inteligencia artificial de OpenAI entre sus servicios.

El motivo detrás de la decisión es uno muy sencillo, según apunta el citado medio: evitar que los usuarios reciban "respuestas sin censura" a preguntas políticamente sensibles. Una decisión que no sorprende, considerando no solo el aparato de propaganda y censura del gigante asiático, sino también cómo se ha disparado la popularidad de bots como ChatGPT en todo el mundo.

El informe indica que las empresas en cuestión deben abstenerse de ofrecer servicios vinculados a ChatGPT, tanto de forma directa como a través de terceros. China no ha sido ajena al boom de la IA generativa y entre los casos más notorios está WeChat, que pertenece a Tencent. La popular app de mensajería incorporó recientemente algunas funciones del chatbot a través de la API de OpenAI, pero ha tenido que eliminarlos. Incluso pese a que imponía fuertes restricciones sobre las respuestas que podía brindar.

Otro elemento importante a considerar es que los reguladores chinos no se conforman con impedir el acceso a ChatGPT. También pretenden que las empresas que estén desarrollando sus propias alternativas den aviso a las autoridades antes de lanzarlas públicamente. De más está decir que la intención es mantener el discurso de los chatbots lo más a raya que se pueda.

China profundiza su cruzada contra ChatGPT

Móvil con la página principal de ChatGPT abierta sobre fondo con el logotipo de OpenAI.

Técnicamente, ChatGPT nunca estuvo disponible para el público chino. Es cierto que muchos usuarios han evadido las restricciones conectándose a la web a través de una VPN. Sin embargo, el mensaje que los reguladores están bajando a sus grandes tecnológicas es claro: no quieren el mínimo rastro del chatbot de OpenAI en sus productos.

Además, para bien o para mal, la determinación de las autoridades plantea un nuevo desafío para las compañías del sector. Ahora deberán demostrar que realmente están preparadas para competir contra la IA generativa occidental. Algo que pondrá a prueba las afirmaciones de las empresas chinas que aseguran haber comenzado a invertir en el sector desde hace varios años.

No olvidemos que, desde que ChatGPT se lanzó públicamente en noviembre de 2022, prácticamente todas las tecnológicas del mundo aseguraron estar trabajando en una herramienta similar. En China, los casos que más relevancia han ganado han sido los de Baidu, que promete estar basado en un modelo de aprendizaje automático llamado Ernie, y Alibaba.

Sobre el caso específico del gigante del comercio electrónico, los detalles sobre su desarrollo son escasos. Se rumorea que la compañía podría incorporar su chatbot en DingTalk, una app de mensajería multipropósito, pero no mucho más.

La cruzada de China contra ChatGPT forma parte de un plan más amplio que se conoció a fines de 2022. En diciembre, la Administración del Ciberespacio —el ente regulador y censor chino— prohibió el uso de la IA para crear imágenes, textos, audios o vídeos. La única excepción era para aquellos materiales llevaran una marca de agua que los identificara como "contenidos sintéticos".

Por entonces, las autoridades aseguraron que la intención era "mantener la paz social". Y el plan para ir contra el chatbot de OpenAI no parece demasiado alejado del mismo discurso. Sobre todo si se considera que, en los últimos días, los medios afiliados del gigante asiático comenzaron a acusarlo de ser utilizado por Estados Unidos como una herramienta de propaganda.