Stadia, el servicio de juegos en la nube de Google, ha cerrado oficialmente después de tres años desde su lanzamiento. Quienes hasta ahora tenían activa la suscripción, ya no podrán acceder a la plataforma para jugar a los títulos que estaban disponibles. Es más: la web oficial de Stadia ahora solo muestra un mensaje confirmando el cierre y ofreciendo a los usuarios la posibilidad de conectar su mando a través de Bluetooth a otros dispositivos.
El cierre de Stadia, no obstante, se anunció oficialmente el pasado mes de septiembre, después de que Google realizara algunos cambios que no hacían más que confirmar su escaso éxito. Entre ellos, el fin del desarrollo de videojuegos a través de su propio estudio o la reubicación de más de 100 desarrolladores a otras áreas de la empresa. Pero, ¿por qué Stadia ha fracasado pese al auge de los servicios en streaming?
Stadia, recordemos, se anunció en junio de 2019 como una plataforma de juegos en la nube similar a Xbox Cloud Gaming o Geforce Now, de Nvidia. El objetivo era poder jugar desde cualquier dispositivo, en cualquier parte y solo mediante una suscripción de unos 10 euros al mes. Stadia, además, tenía otros planes adicionales, como uno gratuito que permitía a los usuarios comprar juegos específicos para crear su propio catálogo.
Una buena acogida inicial
La plataforma comenzó a estar disponible en noviembre de ese mismo año con prestaciones que lo situaron a la cabeza frente a otros servicios similares. Entre ellas, la posibilidad de jugar en 4K con hasta 60 FPS. La acogida inicial por parte de los usuarios, incluso antes de que Stadia estuviese disponible, no fue mala. De hecho, Google confirmó que agotó el Pack ‘Stadia Founder’s Edition’, que incluía el mando Stadia, un Chromecast Ultra y otros beneficios, como la función que permite compartir Stadia con amigos.
Los problemas, sin embargo, arrancaron cuando el servicio comenzó a estar operativo para los usuarios. El catálogo de juegos disponibles a través de la suscripción era muy reducido al inicio y los títulos más atractivos tenían que comprarse individualmente a un precio similar al que se pueden conseguir en formato físico, incluso aunque el suscriptor tuviese el plan ‘Stadia Pro’ que, eso sí, incluía algunos juegos gratuitos, como Destiny 2: The Collection.
Stadia no ofrecía nada diferencial frente a otras plataformas, ni siquiera frente a las consolas tradicionales
Si bien la calidad del servicio era extremadamente buena, el hecho de ofrecer un sistema de distribución más tradicional no parecía convencer a los usuarios. Google, además, no brindaba ningún otro atractivo frente a otras plataformas similares o, incluso, frente a consolas físicas, como la Xbox o PlayStation, donde además es posible jugar sin necesidad de estar conectados a la red.
El número de suscriptores parecía ser considerablemente inferior a lo que Google esperaba. Meses después, y pese a las promesas de la compañía de nuevas funciones, como el de títulos desarrollados por la propia empresa, el número de usuarios parecía seguir sin aumentar.
En febrero de 2021, Google decidió poner fin al desarrollo de videojuegos propios y cerró su estudio. Jade Raymond, quien estaba al frente del diseño de juegos para la plataforma de Google, abandonó la compañía. Meses más tarde, la compañía dejó de priorizar el desarrollo de nuevas prestaciones para su servicio y, finalmente, anunciaron el cierre.
El fracaso de Stadia, por tanto, no está en el mal funcionamiento de la plataforma, sino en la mala estrategia por parte de Google. Ofrecer una alternativa a otros servicios similares o, incluso, a consolas tradicionales, sin tener ventajas a cambio, no parece haber sido una buena opción.