A las 18:30 del martes, 16 de diciembre de 1997, se emitió en Japón el episodio 38 de la ya afamada serie de Pokémon. En él, Pikachu y sus amigos humanos deben luchar en el interior de un ordenador contra la bomba viral emitida por el monstruo Polygon. Para ello, Pikachu recurre a su ataque eléctrico, constituido por rápidos flashes luminosos. El episodio fue el programa más visto de su franja horaria, con más del 70% de los niños de educación primaria de algunas ciudades pegados al televisor. Lamentablemente, justo en esas ciudades, los servicios de emergencias recibieron la llamada de los padres de más de 600 niños, aquejados de síntomas como dolores de cabeza, náuseas y convulsiones. Pronto se concluyó que este capítulo en cuestión podía causar ataques de epilepsia, por lo que se retiró su emisión y nunca más volvió a verse en la televisión japonesa.
Además, Estados Unidos y Europa tomaron nota y también dejaron de emitir el capítulo, a pesar de no haber tenido incidencias del mismo tipo. Esta fue la primera medida, pero en todo el mundo se comenzó reducir la intensidad de los flashes luminosos en televisión y a añadir advertencias en caso de que esta fuese ligeramente elevada.
Está claro que cundió el miedo. Por eso, con el tiempo se han llevado a cabo nuevas investigaciones en las que se señala que, quizás, lo que ocurrió con aquel episodio de Pokémon no fue enteramente epilepsia, sino un caso de histeria colectiva. No se puede saber con seguridad, pero hay bastantes pistas que apuntan en ese sentido.
¿Por qué se relacionaron el capítulo de Pokémon y la epilepsia?
La escena de los flashes del capítulo de Pokémon se emitió aproximadamente a los 20 minutos del comienzo. Es decir, a las 18:50. Casualmente, las llamadas a emergencias comenzaron alrededor de las 19:30 y la mayoría procedían de familiares de niños que habían visto el episodio.
Cabe destacar que, a pesar de que 600 son muchos casos, la cantidad de niños que habían visto el episodio era muchísimo mayor. Solo en la ciudad de Toyohashi se calcula que lo vieron el 70% de los 24.000 alumnos de la escuela elemental y el 35% de los 13.000 estudiantes de instituto. Eso son más de 21.000 niños. Solo en una ciudad.
Muchos de los niños que acudieron a emergencias fueron diagnosticados con epilepsia fotosensible. Es decir, un tipo de epilepsia en la que los síntomas se desencadenan por cambiar muy bruscos en la luz. Algunos, de hecho, ya habían sido diagnosticados previamente, pero no imaginaban que un capítulo de Pokémon podría causarles un ataque.
Los medios de comunicación no tardaron en hacerse eco, por lo que el miedo comenzó a extenderse entre la población japonesa. Especialmente después de que, tras una reposición, se produjese una nueva oleada de casos. De esta última no hay constancia de las cifras, pero parece ser que fueron muchos casos.
Quizás sea histeria colectiva
Tanto Japón como otros países retiraron este episodio de Pokémon y añadieron advertencias en caso de que alguna escena pudiese desencadenar ataques en personas con epilepsia fotosensible. De hecho, es algo que aún podemos ver en la actualidad, por ejemplo en series como Arcane.
Sin duda, fueron medidas útiles. No obstante, con el tiempo algunos investigadores se han planteado si realmente el desencadenante de las mismas fue tan real. Al analizar otros capítulos de la serie de Pokémon, se observó que en algunos que se habían emitido previamente había cambios de luz muy parecidos. No obstante, no se habían documentado tales olas de casos.
Además, un análisis más exhaustivo de aquella primera ola de casos sacó a la luz que algunos de los niños mostraron los síntomas mucho más tarde de ver el capítulo o incluso que ni siquiera habían visto esa escena.
Por eso, con el tiempo se empezó a plantear la posibilidad de que algunos fuesen casos de histeria colectiva. Esta se da cuando una cantidad muy grande de personas somatizan físicamente síntomas causados por la ansiedad de ver experimentar algún tipo de daño a una cantidad mucho más reducida de individuos. Por ejemplo, se han dado casos de desmayos colectivos por la administración de vacunas en niños. Pero, sin duda, el caso de histeria colectiva más conocido es el que se dio en 1962 en Tanganica, en una escuela femenina, en la que 95 niñas rompieron a reír sin control ni motivo aparente. Se llegó a plantear desde una enfermedad hasta algo sobrenatural. Sin embargo, con el tiempo se mostró que en realidad había sido un caso de sugestión en masa o histeria colectiva.
En el caso del capítulo de Pokémon, se cree que la rápida respuesta de los medios de comunicación pudo jugar un papel clave en la aparición de nuevos casos. Es cierto que la escena de Pikachu pudo desencadenar ataques en niños con epilepsia fotosensible. De hecho, con el tiempo se ha planteado que los rápidos cambios de azul a rojo pudieron ser los causantes, ya que estos pacientes son muy sensibles a modificaciones bruscas del color. Sin embargo, estos en realidad fueron un porcentaje muy bajo. No debería ser preocupante, pero los medios de comunicación magnificaron el peligro, hasta causar aquella segunda gran ola tras la reemisión del capítulo.
No es la primera vez que los medios de comunicación empujan a la histeria colectiva. Es algo en lo que deberían trabajar tanto quienes trabajan en ellos como la propia población. En este caso no supuso solo la pérdida de un capítulo. Cayeron incluso las ventas de Nintendo, cuyos videojuegos de Pokémon solo tenían en común con la serie a sus personajes. Y, al fin y al cabo, tampoco es algo tan grave. Sí que es mucho más peligroso empujar a miles de personas a rechazar la vacunación. Cuidado con esos casos de histeria colectiva. Los virus de la vida real son muchos más peligrosos que los que Pikachu intentaba combatir con su luminoso ataque.