Es el annus horribilis para el sector de las criptomonedas. En todos los sentidos. Y la guinda del pastel, que aún puede ir a peor, ha sido el escándalo de FTX. El exchange, que se declaraba en bancarrota hace unas semanas, ha tenido efecto onda expansiva que ha llegado más lejos de lo esperado. Los últimos han sido los de BlockFi, que también se ha declarado en quiebra y una compañía española del sector Bit2Me, a la que le podrían haber trastocado los planes de una ronda de financiación.

El caso de FTX tenía todos los ingredientes para convertirse en un problema de los grandes. Con un CEO polémico, primer ingrediente, el hecho es que las cuentas del exchange nunca estuvieron claras. Poco a poco, y con un goteo incansable, los problemas dentro de la empresa han ido sucediéndose. Desde problemas de liquidez, pasando por libros de cuentas inexistentes, hasta directivos apuntando a la vida sexual de sus empleados. Aliñado también con drogas y tecnología, es la historia perfecta. Tanto que Amazon ya ha puesto a los hermanos Russo a trabajar en una serie sobre el caso.

Pero más allá de lo novelesco que pueda ser el caso de FTX, su quiebra ha tenido más efecto del que se podría esperar. Especialmente, teniendo en cuenta en el momento en el que se ha producido. Y otras vinieron delante del exchange norteamericano.

Mientras, el Banco Central Europeo ha aprovechado la coyuntura para reforzar su posicionamiento respecto al sector de las criptomonedas. Primero insisten en un mantra histórico: son divisas que rara vez se usan para temas legales. Asímismo, su operativa solo alimenta un estado de burbuja y especulación. Añaden, además, que la regulación que defiende el sector podría interpretarse como una forma de aprobación de todo un ecosistema con el que, a día de hoy, el BCE no está de acuerdo.

Los que fueron delante de FTX

Celsius Network, dedicada al préstamo de criptomonedas, ya se declaró en bancarrota a principios de este año. Fue una de las primeras víctimas de la caída del mercado a principios de año, y una que habría de marcar la pauta de ahí en adelante. Una crisis que comenzó en verano del año anterior, con la caída masiva de los precios de las cripto y que terminó con un bloqueo de las transacciones por parte de Cesius y Binance. Los segundos, que aún no se han manifestado respecto a los últimos movimientos del sector, consiguieron salvar los muebles.

Antes de Celsius, otra caída que dio el pistoletazo de salida a lo que ahora se plantea con FTX. Precisamente del sector que había venido alimentando los negocios nacidos al amparo de las criptomonedas. Three Arrows Capital, firma de inversión popularmente conocida, se declaraba en bancarrota. Inversora en compañías del sector cripto, como Solana, Axie Infinity o Ethereum, no logró superar la caída masiva del sector y el valor de las cripto.

En mayo de este año, también entró en juego uno de los stablecoins más populares y con mayor crecimiento del mercado. Pero como todo lo sube rápidamente, tiende a bajar a la misma velocidad. UST y Luna, propiedad de Terra, también declaraban la bancarrota definitiva. En cuestión de horas, ambos token llegaron a perder el 70 % de su valor en comparación con el dólar. Un problema de todo punto, ya que, al menos en el caso de UST, apuntaba a tener un valor estable respaldado enfocado a resolver los problemas de inflación en lugares como Argentina. La cuestión es que esta criptodivisa era un stablecoin algorítmico, soportado por otro volátil: Luna. Cuando uno saltó por los aires, el otro fue detrás inevitablemente.

Y ahora, BlockFi y el efecto den Bit2Me

Se conocía esta semana, BlockFi era la primera víctima directa de dos eventos importantes. Por un lado, la crisis de caja del sector en general por el estado del mundo de las criptodivisas y, por otro, su estrecha relación con FTX.

BlockFi tenía un préstamo, convertible en compra, de 400 millones con FTX. Un capital que necesitaba para hacer frente a acreedores y mantener al corriente las cuentas. La quiebra de FTX, y la necesidad de devolver el préstamo acordado, ha terminado por llevar a la firma exchange al final de su vida. Esta misma semana anunciaban su bancarrota.

No es la única, sin embargo, a la que la quiebra le podría pillar antes de fin de año. Genesis, también exchange, podría anunciar en los próximos días el proceso. Según anuncian todas las compañías del sector, el caso de FTX ha pillado por sorpresa a la totalidad de sus socios y, al igual que el resto del planeta, se enteraron de su crisis a través de las redes sociales.

Ha sido el efecto que podría haber tenido la explosión de FTX en la firma exchange española por excelencia. Bit2Me, nativa del Levante en España, anunciaba hace unos días a través de un comunicado que el estado de su liquidez no había sufrido ningún daño. Así como la negación de haber realizado cualquier tipo de préstamo colateralizado o actividad de riesgo.

Sin embargo, no ha sido la liquidez el problema de Bit2Me sino sus futuras inversiones. La firma se encuentra en mitad de un proceso de financiación en el que Telefónica, interesada en entrar en el sector cripto y NFT desde hace tiempo, tenía una participación mayoritaria. Bit2Me nunca había hecho declaraciones efectivas sobre dicha ronda, de la que según la compañía se hablaría en las próximas semanas. Ahora, y con la operación aún abierta, parece ser que Telefónica estaría replegando velas. Precisamente para evitar el efecto contagio de la crisis que vive el sector cripto.

Adelantado por El Confidencial, la operación que tenía que alcanzar los 30 millones de euros podría quedarse en menos a causa del estallido de la crisis de FTX y la onda expansiva que espera que aún sea mayor en las próximas semanas. La firma española, que no hace declaraciones al respecto, mantiene que pronto hará anuncios respecto a la que será una de sus mayores rondas de financiación.

La duda que queda ahora sobre la mesa es si el caso FTX tendrá mayor repercusión más allá de los casos que ya se ha dejado por el camino. Así como el efecto que tendrá en las futuras inversiones de compañías del sector cripto.