La sexta misión del Boeing X-37B ha culminado con éxito. Tras más de 900 días en el espacio —908, para ser más específicos— el avión ultrasecreto que sirve a la Fuerza Espacial de los Estados Unidos regresó a la Tierra. De esta manera, rompió su récord de permanencia en órbita, cuyo registro anterior era de 780 días.

La nave autónoma aterrizó en el Centro Espacial Kennedy, de la NASA, el pasado sábado 12 de noviembre, a las 5:22 de la mañana, hora del Este. Así, cerró una misión de prácticamente dos años y medio, considerando que había partido a bordo del cohete Atlas V en mayo de 2020.

Si bien las capacidades del X-37B son confidenciales, Boeing ha confirmado algunas de las piezas que llevó al espacio. Entre ellas estuvieron un satélite diseñado y fabricado por cadetes de la Academia de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, así como un experimento de energía solar del Laboratorio de Investigación Naval. Por otra parte, transportó múltiples experimentos de la NASA para analizar los efectos que la exposición espacial tiene sobre determinados materiales.

Una particularidad del Boeing X-37B es que para esta misión utilizó por primera vez un módulo de servicio. El mismo permitió que el avión espacial pudiera transportar más carga que en ocasiones anteriores. Vale aclarar que dicho añadido no es reutilizable, puesto que se separa de la nave autónoma antes de comenzar el proceso para salir de órbita y regresar a la Tierra.

Las dudas que persisten sobre la verdadera naturaleza del Boeing X-37B

Boeing X-37B: la historia del avión ultrasecreto que se inspiró en el transbordador espacial

Activo desde 2010, el Boeing X-37B sigue generando dudas y especulaciones sobre su verdadera naturaleza. Que su desarrollo y funcionamiento sean ultrasecretos motiva que otros países lo perciban como una amenaza, o consideren que sus misiones científicas sirven para cubrir su verdadera labor: misiones de espionaje.

En los últimos años han surgido múltiples informes que hablan de los supuestos usos del avión espacial, más allá de lo que se conoce públicamente. Se ha mencionado que la nave transporta cámaras de alta tecnología y radares de mapeo terrestre, y que también se ha utilizado para probar cómo resisten sensores de reconocimiento a la exposición prolongada a la radiación.

Rusia ha sido de los más vocales a la hora de expresar su preocupación sobre el Boeing X-37B. Dmitry Rogozin, el polémico exdirector de Roscosmos, la Agencia Espacial Rusa, dijo en su momento que podría utilizarse para cargar armas de destrucción masiva. Una postura similar expresó el analista militar hongkonés Song Zhongping: "Si se puede cargar con pequeños satélites, también se puede cargar con armas".

Claro que Estados Unidos ha salido a desmentir enfáticamente las acusaciones de espionaje u otros usos "enmascarados" de su avión espacial ultrasecreto. De hecho, desde la Fuerza Aérea y la Fuerza Espacial estadounidenses aseguraron que la nave no tiene la capacidad técnica para realizar las tareas secretas que se le endilgan; ya sea capturar satélites espías o realizar maniobras orbitales complejas a distintas alturas, entre otras.

Culminada su sexta misión, el Boeing X-37B acumula más de 2.092 millones de kilómetros volados y ha pasado 3.774 días en el espacio. Por lo pronto, se desconoce cuándo será su próximo vuelo, ni tampoco qué transportará. Lo cierto es que este mini transbordador espacial no tripulado ha superado con creces los parámetros de uso que se establecieron durante su desarrollo.

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