Tras la entrega del Premio Nobel de Medicina a Svante Pääblo y el de Física a Alain Aspect, John F. Clauser y Anton Zeilinger, hoy se ha cerrado la ronda de galardones científicos con el Premio Nobel de Química, que esta vez ha ido a parar a manos de Carolyn R. Bertozzi, Morten Meldal y K. Barry Sharpless “por el desarrollo de la química clic y la química bioortogonal”.

Con este anuncio, realizado a las 11:45 CEST en la Real Academia Sueca de Ciencias, el Premio Nobel de Química vuelve a ir en parte dirigido a la bioquímica, una disciplina que ha estado detrás de buena parte de los galardones concedidos en los últimos años. Por ejemplo, en 2020 lo recibieron las madres de la técnica de edición genética CRISPR-Cas9. Si bien llevaban varios años como favoritas para recibir el Premio Nobel de Medicina, la dualidad de la bioquímica hizo que fue este otro galardón el que recibieron.

La investigación de Bertozzi, Meldal y Sharpless ha servido para el desarrollo de productos farmacéuticos, para mapear el ADN y crear materiales que sean más adecuados para su propósito. Merecía claramente subir al palmarés del Nobel y disfrutar de los 10 millones de coronas suecas (985.700 euros) que tendrán que repartirse como premio. 

¿Qué es la química clic y por qué merece el Premio Nobel de Química?

En el pasado, los fármacos solo podían obtenerse de la naturaleza. Se tomaban moléculas presentes, por ejemplo, en algunas plantas y, como mucho, se sometían a algunas modificaciones. Sin embargo, con el tiempo se ha descubierto un potencial inmenso en la posibilidad de sintetizar moléculas en el laboratorio de una forma totalmente artificial.

Esto facilita mucho las cosas, al no tener que agotar recursos naturales. Además, ofrece muchas más posibilidades. Pero también es un proceso complicado y costoso; que, por si fuera poco, puede conllevar la aparición de subproductos perjudiciales que incluso pueden empeorar el rendimiento de la reacción.

Sin embargo, Barry Sharpless, quien ahora recibe su segundo Premio Nobel, supo encontrar una solución al problema con lo que más tarde bautizaría como química clic. Se trata de un proceso que permite construir moléculas mediante la unión de pequeñas unidades moleculares. Como si fuese un Lego molecular. El proceso es mucho más simple que las reacciones convencionales y, además, supone la aparición de muy pocos productos secundarios.

Este científico ha compartido el Premio Nobel con Meldal porque ambos presentaron estudios similares de forma independiente prácticamente a la vez. Ambos se consideran los padres de la química clic. En cuanto a Bertozzi, ella fue un paso más allá y utilizó esta técnica para desarrollar una variante de estas reacciones que funciona dentro de los seres vivos. Esto le ha permitido mapear los glicanos, unas moléculas formadas por cadenas de azúcares que se encuentran en la superficie de las células y tienen una gran relevancia.

Gracias al conjunto de hallazgos de los tres científicos, actualmente se están desarrollando, por ejemplo, tratamientos contra el cáncer mejor dirigidos a las células tumorales. La química clic tiene un potencial enorme y seguro que nos dará aún muchas sorpresas. Desde luego, merecían ganar este Nobel.

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