El escritor George R.R. Martin suele decir que escribir sobre dragones “le permite encontrar un punto medio entre la fantasía y algo más simbólico”. Algo que quedó claro en La Casa del Dragón, la nueva serie de HBO Max que profundiza en la Casa Targaryen y las colosales bestias que forman parte de su historia. Hace casi cien años, J.R.R. Tolkien dijo algo semejante al hablar sobre su colosal y magnífico Smaug, eje central de su primera novela, El Hobbit. “Un dragón siempre será un notable secreto”, escribió el novelista en sus diarios privados.

La perspectiva, tanto de uno como del otro escritor, parece resumir la mirada de la cultura pop sobre las grandes bestias míticas. Tal vez por ese motivo, el cine, en especial el género de fantasía, dedica las más extraordinarias historias a los dragones. Ya sea por su larga tradición en mitos de todas partes del mundo o por su formidable lugar como parte de la imaginación universal. Lo cierto es que las bestias míticas forman parte importante del cine en su versión más sublime. También, de algunas de sus narraciones más extrañas, emotivas y poderosas. 

Te dejamos cinco películas que celebran la larga tradición de los dragones en la fantasía y en el mundo cinematográfico. Desde grandes épicas de enorme belleza, hasta las más curiosas referencias culturales. Todo para disfrutar y soñar cómo sería tener un dragón. 

La saga Cómo entrenar a tu dragón 

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Una de las trilogías animadas más queridas de los últimos años es también un tributo a gran escala a la mitología relacionada con los dragones. Inspirada en los libros del mismo nombre de Cressida Cowell, es un recorrido a través de un puñado de leyendas nórdicas. En especial, las que aseguran que hubo una época en que los dragones habitaban el mundo. Mucho más, que eran el epítome del poder, la sabiduría y la fuerza. Algo que también sucede en la extensa historia de La Casa del Dragón de HBO.

La franquicia cinematográfica rescata el tronco de la historia y cuenta las aventuras de Hiccup Horrendous Haddock III, un adolescente vikingo que debe demostrar su valor. Al menos, esa es su gran preocupación tras ser considerado torpe y débil. Para lograr el respeto del resto de su aldea, termina por convertirse en un entrenador de dragones. 

Pero lo que parecía solo una forma de lograr la admiración de su familia y, en especial, la de su padre, se transforma en algo más. En especial, cuando se topa con un dragón herido, Furia Nocturna. Una improbable amistad nacerá entre ambos y, también, la oportunidad para Hiccup de comprender el poder y la belleza de los dragones. 

 Eragon

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Basada en la saga homónima de Christopher Paolini, su versión cinematográfica es un pequeño, pero honesto intento de analizar sus puntos más interesantes. Eragon, un granjero anónimo del reino ficticio de Alagaesia, descubrirá que los dragones son algo más que leyendas. También, que su vida estará marcada por ese descubrimiento y sus posibilidades de cara al futuro. En especial, cuando deba hacer frente a la crueldad del maligno Galbatorix, gobernante a fuerza de violencia del territorio. 

La historia épica, a menudo comparada con varias narraciones mayores de la literatura de fantasía, como algunas de las historias en las que se inspira La Casa del Dragón, llegó al cine en una versión modesta y poco ambiciosa. A pesar de eso, logró reconstruir la mitología imaginada por el autor en una mirada a la idea del dragón como símbolo del bien. De hecho, buena parte del argumento profundiza en la existencia de las criaturas míticas como emblema de un poder bienhechor. 

Su particular punto de vista permitió a la película analizar tópicos como la lealtad, la esperanza y el sentido del deber predestinado. Además de, por supuesto, mostrar la naturaleza de los dragones como punto central de su argumento. No obstante, pese a pasar desapercibida en el momento de su estreno, en la actualidad, la saga tendrá una segunda oportunidad en forma de serie en Disney+

 El Hobbit y sus paralelismos con La Casa del Dragón

Nadie lo duda: la trilogía El Hobbit carece del brillo épico de la del Anillo Único, también dirigida por Peter Jackson. Pero, a pesar de eso, tiene un elemento que convalida sus peores momentos y giros argumentales inexplicables. La adaptación del formidable dragón Smaug (con la voz del actor Benedict Cumberbatch) es la fiel imagen de lo que el escritor J.R.R. Tolkien concibió para su criatura. Un imaginario que comparte con R.R. Martin y que también se refleja en la serie La Casa del Dragón. Un punto de interés en las producciones basadas en ambos escritores. Y constituye el eje central de la forma en que Jackson mostró a las grandes bestias legendarias en su narración.

El magnífico Smaug no solo logra sostener una historia que perdió interés y brillo — incluso sentido narrativo — en una forzada segunda entrega. A la vez, convierte a la producción completa en un gran exploración acerca de la codicia, el asombro y el peso de la historia. En esta ocasión, el dragón es mucho más que solo un personaje. Es, al mismo tiempo, el centro medular de su sentido como relato total y la conciencia continuada del tiempo, un tema usual en la obra tolkiana, así como en la serie La Casa del Dragón.

El resultado de El Hobbit: la desolación de Smaug es un gran espectáculo argumental, en el que Smaug se convierte en una expresión total de lo épico. Más aún en sus momentos más tenebrosos, en los que el espléndido talento vocal de Cumberbatch le brinda una personalidad definida. Toda una joya para los amantes de los dragones y mucho más para los de la obra del escritor británico.

Los dragones en Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos

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El primer superhéroe asiático de Marvel vino acompañado por un contexto detallado y muy rico sobre la mitología china. Lo que incluyó, por supuesto, un despliegue de criaturas extraordinarias en las que los dragones, como sucede en La Casa del Dragón, ocupan un lugar preponderante. 

Para el director, Destin Daniel Cretton, la noción sobre el sentido de lo fabuloso para la cultura natal del personaje fue de enorme relevancia. Por lo cual, los tradicionales dragones que pueblan leyendas y mitos chinos formaron una parte sustancial de la historia. Tanto como para que la secuencia de cierre sea una alegoría a varias de las grandes narraciones chinas sobre batallas entre dragones como emblemas de poder. 

Pero, más allá de eso, la figura de los dragones en Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos es una celebración al ideal. El bien y el mal en confrontación, como símbolos de las mismas ideas profundas que rodeaban las motivaciones de sus héroes. Todo un acierto que brindó a la película un aire trascendental y emotivo que se convirtió en uno de sus puntos más reconocibles y celebrados. 

Raya y el último dragón comparte el poder de La Casa del Dragón 

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La princesa Raya lleva una enorme responsabilidad sobre sus jóvenes hombros. La próspera tierra de Kumandra fue asolada por los Druun y, ahora, la misión de la heroína es encontrar al último de los dragones. Una tarea complicada después de que casi todas las grandes bestias míticas ofrendaran su vida para tratar de detener la destrucción. 

Pero la mera posibilidad de un superviviente hace que Raya comience un largo periplo a través de Kumandra. Por supuesto, llegará a descubrir que el último dragón es una criatura muy diferente a la que imaginó y que su poder va más allá de detener la oscuridad. Con una historia extraordinaria y, quizás, la representación más encantadora de los dragones de los últimos años, Raya y el último dragón conmueve.

A la vez, demuestra que el poder de las grandes criaturas legendarias, como también apreciamos en La Casa del Dragón, reside en su capacidad para ser una formidable mirada a la cultura y los ideales. Un punto de interés que hace de la reciente película animada de Disney toda una celebración del sentido de las grandes narraciones fantásticas. 

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