Númenor, la isla con la que Los Valar obsequiaron a los hombres, llega al tercer capítulo de Los Anillos de Poder, ya en Prime Video con una promesa: la de revelar un misterio. O, al menos, mostrar los primeros indicios de lo que ocurrirá en una Tierra Media asediada por un enemigo cada vez más fuerte. A la vez, llega como uno de los paisajes más esperados de la serie, que emerge de las páginas de la obra de J.R.R. Tolkien en un esplendor deslumbrante.

Cada detalle recuerda el origen del gesto de buena voluntad que los numenóreanos recibieron por su lucha contra el mal. También, la promesa que pronto incumplirán. Valinor y la posibilidad de la inmortalidad, quizás, suponen un destino en exceso tentador para una raza de hombres poderosos. 

La recreación de uno de los lugares más emblemáticos de la Tierra Media literaria deslumbra. La majestuosidad insular del obsequio de los dioses rebosa en luz y una arquitectura cuya realidad física impresiona por su solidez.

De nuevo, Amazon Prime deja claro que Los Anillos de Poder es un proyecto de una envergadura desconocida en el streaming hasta ahora. El Mar Circundante se abre en todas direcciones como un territorio extenso, libre pero salvaje. No obstante, también un estrato pacífico que, por ahora, sostiene una cultura progresista y avanzada. “El mar siempre tiene la razón”, insisten los navegantes que, al final, salvan la vida de Galadriel y el enigmático Halbrand

Los Anillos de Poder_tercer capítulo

Los Anillos de Poder: un misterio en la oscuridad

Sin embargo, no todo es tan sencillo. La amistad entre los hombres y los elfos está rota y el tiempo transcurre para erosionar aún más la confianza entre ambas razas. Galadriel termina por ser retenida como rehén, mientras Halbrand es un invitado forzoso en medio de sospechas.

La reina regente Tar-Ancalimë no confía en ninguno y encarga a uno de sus hombres el cuidado de la dama de cabellos de plata y oro. Elendil, “el amigo de los elfos”, es entonces el destinado — y nunca mejor utilizado el término — para vigilar el confinamiento de la nativa de Noldor. Pero lo que parecía ser un castigo para el numenóreano, termina por ser una circunstancia afortunada para Galadriel, que encuentra en él un inesperado aliado.

Un secreto aterrador se revela

Pero lo más inquietante está por llegar. Galadriel finalmente encuentra el significado del símbolo de Sauron, docenas de veces repetido en batalla y en su mente. Una invasión que descubre casi por casualidad gracias a la ayuda de Elendil. Un plan cuidadosamente estructurado que anuncia que las Tierras del Sur solo son el comienzo del ataque del aliado de Morgoth. Es entonces cuando Los Anillos de Poder anuncian lo que podría ser su conflicto mayor. 

Sauron ya está activo en la búsqueda de la forma de cristalizar sus planes y encontrar una manera de conquistar la Tierra Media. “Un lugar”, explica Galadriel. “Uno que permita, antes o después, al mal afianzarse y prosperar”. Para la Dama Elfa, la pregunta es inevitable: ¿desde hace cuánto tiempo Sauron actúa y cuál es su rostro en su lento avance en medio de la penumbra? 

Los Anillos de Poder no se prodigan en respuestas. Tampoco en señalamientos o puntos claros. Pero algo sí es evidente: la conflagración contra el mal ya comenzó y mucho antes de lo que la implacable e imparable Dama Elfa podía sospechar. 

Un personaje crucial llega a los extraordinarios parajes de los Anillos de Poder

Por supuesto, el momento más singular del episodio lo protagoniza Isildur, por ahora un jovencísimo aspirante a tripulante de una de las naves de Númenor. No hay indicio ninguno del hombre que batallará en contra el mal y, quizás, la disonancia de su aparición rompa un poco la solidez de un tercer capítulo mucho mejor construido a nivel narrativo que los anteriores. La idea de que los sobrevivientes a la futura tragedia de la Isla de Los Hombres ya sean parte de su historia resulta incómoda por incongruente. Tanto, como para interferir en el ritmo del argumento y en la forma en que analiza su coherencia interna. 

¿Hasta qué punto pueden Los Anillos de Poder forzar las líneas de la Segunda Edad? Hay una evidente concisión que busca resumir narraciones enteras que abarcan décadas, quizás siglos. La fluidez del guion de este tercer capítulo es obvia y es de agradecer, pero la firmeza del relato se resiente con decisiones que, por innecesarias, resultan un lastre.

La aparición de Elendil, aunque es emocionante y marca un punto hacia el avance de la serie en una dirección concreta, también desvía su centro hacia lugares nuevos. Mucho más, cuando Númenor comienza a presentar las señales de la corrupción que la llevarán al desastre. ¿Indica eso que la presencia de Sauron es inminente? ¿En el peor de los casos, ya es parte la atmósfera enrarecida de un paraje esencial para comprender a la Tierra Media?

El tercer capítulo es una revisión a viejas historias de asombro y belleza

Pero, por ahora, el argumento de la serie dedica tiempo para analizar sus diferentes historias. Lo hace con enorme delicadeza y brinda la suficiente profundidad a los esbozos de un conflicto mayor. Galadriel, que se negó a recibir el obsequio de las Tierras Imperecederas, intenta regresar a la Tierra Media en busca del mal. Halbrand, su misterioso acompañante, la sigue. Ya sea por instinto de supervivencia o algo más, el único sobreviviente al peligroso viaje a través del Belegaer sigue sin revelar lo que oculta. 

Lo que hace aún más complicado que la Dama Elfa pueda confiar en él. Aunque, en este tercer episodio, no tiene otro remedio. Atrapada en la mítica isla de Númenor, Galadriel debe aceptar que en su batalla contra Sauron necesitará aliados. No precisamente entre su raza, que desoyeron sus peticiones de ayuda. Ni tampoco entre los hombres, sometidos al asedio de la oscuridad. Parece que el viaje al oeste es mucho más que una simple parada en el camino. También es una forma de la elfa guerrera de comprender los estragos con los que tropezará, antes o después, en su gesta heroica. 

Los dolores de la oscuridad y las huellas del horror

Arondir, secuestrado por los Orcos, se encuentra en este tercer capítulo en medio de una situación impensable. Las criaturas engendradas por el mal han construido un enclave bajo tierra que les protege de la luz del sol. Sus prisioneros son también mano de obra esclava que avanza con dificultad hacia un proyecto mayor. “Servimos a Adar”, dice uno de los repugnantes captores. Lo hace con una adoración reverencial que deja claro para el elfo silvano que se trata de un líder o, al menos, una cabeza visible del horror. 

Tercer capítulo_Los Anillos de poder

Por el momento, en este tercer capítulo, poco pueden hacer los elfos que custodiaban el puesto vigía, prisioneros, maltratados e incluso asesinados por los sirvientes del mal. Arondir intenta salvar su vida y la de los suyos. Sin embargo, la crueldad del enclave es tan violenta y dolorosa como para cobrar víctimas. La muerte es parte de las posibilidades, incluso para los hijos de Valinor. En medio del terror, Arondir toma la decisión de traicionar sus votos e instintos. Una escena dolorosa que demuestra la crueldad de los elfos y, también, la angustia suprema que aplasta cualquier intento de rebelión.

De nuevo, Los Anillos de Poder juega con las percepciones del bien y el mal como extremos simbólicos de luz y sombra. Es, de hecho, uno de los puntos más poderosos de un tercer capítulo lleno de pequeños guiños a La Segunda Edad. En especial, la búsqueda angustiada de una forma de escapar del tormento del campamento orco. Pero por ahora, el elfo guerrero debe matar — sus principios, su dolor — para vivir. Una decisión crucial que, quizás, le cambie para siempre. 

La pequeña criatura con un gran secreto en Los Anillos de Poder

Nori, la pequeña peloso que tropezó con un visitante misterioso, continúa en su intento por descifrar los enigmas que rodean al recién llegado. Pero ni el mapa estelar que dibujó en un intento de comunicarse o sus poderes inexplicables brindan indicios de su identidad. En realidad, el argumento continúa sin dar otra huella que lo evidente: el hombre de barba no pertenece a la Tierra Media. Para Nori, la pregunta es inevitable. ¿De quién se trata? Una cuestión que debe resolverse a medida que es más evidente que su caída en medio del fuego no es casual ni tampoco un accidente inexplicable. 

Los Pelosos, con la inocencia de las criaturas que aman la tierra y avanzan por ella con enorme confianza, no sospechan de mal alguno. Mucho menos comprenden del todo el significado de este extraño que representa poderes y portentos inexplicables. ¿Qué esconde su desesperación por comunicarse? Para Nori, su padre y su pueblo, el enigma se extiende en la oscuridad del bosque. Se hace, también, más peligroso a cada paso. 

El ataque del Huargo y el horror final

Finalmente, en este tercer capítulo, el grupo de elfos atrapados por los orcos, entre los que se encuentra Arondir, logran llevar adelante una tentativa de escape. Es, quizás, la escena más sangrienta y brutal de la serie hasta ahora, también la más dolorosa. Pero es también la más significativa del capítulo. Porque después de ser reducido a través de violencia y dolor, Arondir es atrapado por las huestes enfurecidas de la oscuridad. “Hay que llevarlo a Adar”.

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No es una amenaza. El esquivo villano, la criatura centro del mal en Los Anillos del Poder, aparece por un segundo antes del final de este tercer capítulo. La incógnita sobre su identidad queda oculta, por ahora, quizás para revelarse a no tardar. 

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