Cuando surgieron los primeros rumores sobre el remake de The Last of Us, aquel fantástico videojuego de PS3 que maravilló a la industria en 2013, la mayoría pensamos que se trataba de un movimiento completamente innecesario. ¿La razón? Primero, el título no tiene ni una década entre nosotros y, además, un año después de su lanzamiento había recibido una remasterización para la PS4. Aunque rehacer juegos se ha vuelto común para muchas compañías, el periodo de tiempo entre la obra original y su remake no suele ser tan corto.

Por otra parte, es innegable que The Last of Us ha envejecido bastante bien. Mayormente porque fue un portento gráfico de su generación; un anticipo de lo que vendría poco después al mundo de las consolas. Sin embargo, fue suficiente ver el primer tráiler para darnos cuenta que Naughty Dog, el estudio que asumió el desarrollo del remake, tenía bastante ambición. No solo era darle un lavado de cara al apartado audiovisual, también al jugable basándose en lo ya logrado con la sobresaliente secuela.

En Hipertextual tuvimos la oportunidad de jugar The Last of Us Parte 1 durante las semanas más recientes. Aunque sigo considerando que esta propuesta tendría que haberse dejado para un momento posterior, también he de reconocer que nunca imaginé que el título original fuera a tener un amplio margen de mejora. Las novedades no son pocas, y están bien repartidas en casi todos los apartados que lo conforman.

Esta vez, eso sí, no profundizaré demasiado en el terreno narrativo, pues en ese sentido no hay cambio alguno. La historia de The Last of Us ya es bien conocida por la gran mayoría y de antemano sabemos que su campaña es tan cruel como emotiva. No obstante, si el remake será tu primera experiencia con la aventura de Joel y Ellie, en el siguiente par de párrafos podrás conocer una breve descripción sobre lo que te espera —sin spoilers, claro—.

The Last of Us Parte 1

The Last of Us transcurre en un mundo posapocalíptico. La cepa de un hongo, de nombre Cordyceps, provocó una pandemia devastadora para el mundo. Si lo anterior no fuera suficiente, las personas contagiadas se convierten en criaturas agresivas con aires de zombis —no pueden ver y ubican a sus presas por medio del sonido—. La historia nos pone en los pies de Joel, quien apenas iniciar sufre una tragedia familiar que lo marca para siempre. Tiempo después, por esos giros repentinos de la vida, al protagonista se le encomienda una misión: escoltar a una niña hasta un asentamiento a las afueras de Boston.

La menor, de nombre Ellie, resulta ser inmune a la enfermedad. Joel comprende que mantenerla a salvo y cumplir con la misión es el primer paso para el posible hallazgo de una cura. Ahora bien, atravesar la ciudad del estado de Massachusetts se convierte en un reto mayúsculo, pues gran parte de la región está infestada de todo tipo de criaturas. La narrativa involucra momentos crudos, viscerales y dolorosos. Las complicadas vivencias que Joel y Ellie sufren juntos los llevan a desarrollar una relación muy cercana, casi de padre-hija.

La iluminación, el punto de partida

Vamos, ahora sí, a adentrarnos en las novedades gráficas y jugables. Seguramente lo que más te sorprenderá apenas inicies tu partida con The Last of Us Parte 1 será su renovada iluminación. Sí, ya era buena en el título de origen, pero el salto que ha dado en el remake es significativo. Si eres una persona familiarizada con diversos rubros técnicos de los videojuegos, sabrás que el impacto de la luz en un escenario va más allá de la zona concreta que se pretende iluminar.

The Last of Us Parte 1

Unos simples rayos de luz, reflejados de modo correcto, pueden alterar visualmente todo lo que nos rodea. En The Last of Us Parte 1, la iluminación se comporta de una forma mucho más realista. El cambio más evidente está en las sombras y lugares donde predomina la oscuridad. Si antes ya lucían escalofriantes, ahora lo son más porque a la luz, por una cuestión natural, le cuesta llegar.

Me atrevería decir que Naughty Dog tuvo que interferir manualmente en el comportamiento de la iluminación en ciertos interiores para que no fuera tan complicado visualizar lo que hay dentro, incluyendo a los enemigos. El juego tiene una buena cantidad de entornos donde es posible comprobar que, tanto la luz que emite el sol durante el día, o las fuentes artificiales en la noche, se proyectan y reflejan como dicta la física.

Desde luego, esa gran mejoría en la iluminación va acompañada de texturas que presumen una mayor resolución. Sin importar el tipo de superficie o el objeto que tenemos a la vista, se percibe un perfeccionamiento en el nivel de detalle de las mismas, aunque hay unas más trabajadas que otras. De igual manera debo destacar los efectos de partículas, que claramente fueron creados desde cero para estar más apegados al fenómeno que están representando. Las explosiones o el fuego, por mencionar solo algunas, nunca se habían visto mejor.

The Last of Us Parte 1 estrena nuevos modelos de personajes

The Last of Us Parte 1

En este punto me gustaría comentar que los escenarios ahora tienen elementos que reaccionan al poder de fuego, una propuesta heredada de The Last of Us Parte 2. Lo mejor es que, en casos puntuales, no son un simple añadido visual, porque también interfieren en la jugabilidad.

Un ejemplo es cuando estamos protegiéndonos en una cobertura compuesta por piezas de madera, las cuales se irán destruyendo conforme reciban los disparos de los enemigos. Entonces, en determinado momento tendrás que buscar otro lugar para cubrirte. En otros momentos son solo efectos de destrucción para mejorar la atmósfera de caos, como el daño en superficies o cristales que vuelan en pedazos tras el impacto de una bala o una explosión cercana.

La franquicia se ha distinguido por ser un juego que prioriza lo narrativo por encima de todo lo demás. En consecuencia, el trabajo en las animaciones faciales es esencial para que los personajes puedan transmitir emociones. The Last of Us Parte 1 da un salto cualitativo en ese sentido. Primero, porque los nuevos modelos de los protagonistas —y de todos los personajes y criaturas en general— exponen una mayor carga poligonal y, en el caso particular de Ellie, un rostro completamente renovado y más cercano a lo visto en el segundo juego.

Obviamente, cuando dispones de rostros más detallados, es posible mejorar la expresividad sobremanera. La historia de The Last of Us tiene una considerable cantidad de momentos emocionales en que los personajes expresan tanto sentimientos negativos como positivos. El remake aprovecha esas novedades técnicas de forma sobresaliente y consigue entregarnos secuencias, en su mayoría cinemáticas —las cuales ahora se generan en tiempo real—, que enriquecen el excelente argumento.

Aprovechando el potencial técnico de la PS5

En relación a la jugabilidad, el principal cambio lo podrás apreciar en la inteligencia artificial. Seamos sinceros, la IA del título original dejaba mucho que desear en algunos momentos. En The Last of Us Parte 1, sin embargo, Naughty Dog dedicó esfuerzos para que los enemigos al fin se comporten como seres humanos con raciocinio. Esta vez los verás moverse mejor por los escenarios y, una vez que te han visto, harán lo posible por flanquearte.

La inteligencia artificial de los aliados no se queda atrás. Ellie, quien te acompaña durante casi toda la aventura y no duda en apoyarte en diversos enfrentamientos, ahora se mueve mucho mejor para mantenerse fuera de la vista de los adversarios humanos. En el título de 2013, y en la remasterización posterior, era bastante molesto que tu estrategia de sigilo se fuera por la borda cuando tu compañera exponía su ubicación del modo más absurdo, desatando así un combate innecesario y no planeado. Por fortuna, esas situaciones se han reducido.

The Last of Us Parte 1

Las sensaciones con el mando también han evolucionado gracias a las bondades del DualSense. No hay una sola interacción de Joel que no tenga un respuesta háptica precisa a través del control. Naturalmente, la intensidad de la vibración aumenta según la acción ejercida —no es lo mismo hacer uso de un objeto consumible que disparar una escopeta—. De igual manera han integrado los gatillos ajustables, cuya tensión interviene sobre todo al accionar armas.

Un agregado que todos deberíamos aplaudir a Naughty Dog, y a cualquier otro estudio que apueste por lo mismo, son las opciones de accesibilidad. La secuela ya brillaba en este rubro y The Last of Us Parte 1 se ha puesto al día para que pueda ser disfrutado por la mayor cantidad de personas posible. Es muy positivo ver que la industria cada vez se preocupa más por la accesibilidad y por no dejar a nadie fuera de la experiencia.

En general, The Last of Us Parte 1 me ha sorprendido para bien. Es patente que los desarrolladores, gracias al potencial de la PlayStation 5, finalmente han podido llevar a cabo las ideas que no pudieron plasmar en el título original debido a una barrera técnica. ¿Era necesario hacer este remake? Me mantengo en que no. Pero no voy a negar que he pasado un muy buen rato revisitando una de las mejores obras narrativas en la historia de los videojuegos.

Indudablemente, es la versión definitiva de la aventura. Si eres fan de la franquicia, no creo que haga falta decirte que no te lo puedes perder. A tu disposición también tienes la nueva modalidad de muerte permanente y un modo foto mejorado para capturar los nuevos escenarios.

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