Naughty Dog vuelve a poner sobre la mesa el que será no solo el juego de la generación, sino como ya sucedió con la anterior entrega, el juego de toda una generación de jugadores. *The Last of Us Parte II* es, sin duda, la obra cumbre del estudio que, cada lanzamiento, supera con creces al anterior.
2013 fue un año determinante en la historia de los videojuegos contemporáneos. Por una lado, Sony presentaba la que sería una de sus consolas más populares y que sigue con nostros a día de hoy, la PS4. Y por otro lado, llegaba al mercado el primer juego de Naughty Dog que se alejaba en en fondo y en la forma respecto a que había hecho popular al estudio con la saga Uncharted.

The Last of Us desembarcó en PS3 revolviendo los cimientos de los videojuegos y ofreciendo a los jugadores una experiencia narrativa y jugable sin paragón en la industria. Una historia tremendamente potente en emociones, cuya base tuvo un impacto tremendo significativo en lo que a contar historias refiere. Todo lo que vino después, incluyendo los propios juegos del estudio, tienen mucho que ver con lo que The Last of Us supuso para los jugadores y para los propios videojuegos.

En una suerte de coincidencia en destino ha querido repetir fórmula. Otra vez tenemos a las puertas la que será la nueva generación de Sony, la PS5, y de nuevo, Naughty Dog vuelve con una entrega de The Last of Us para volver a sembrar unos nuevos cimientos sobre los que se construirán los videojuegos narrativos del futuro. La combinación de lo lineal con lo abierto; el libreto como la columna vertebral sobre la que se construye una historia que no deja nada al azar y que ofrece al jugador una de las experiencias más impresionantes que puede encontrar a los mandos de un videojuego.

The Last of Us Parte II no solo es el mejor juego de PlayStation y de Naughty Dog hasta la fecha por todo lo nuevo que aporta desde el punto de vista jugable y narrativo, también lo que es porque supone un paso adelante sin precedentes en accesibilidad, inclusión y en romper ciertas barreras que, hasta el momento, pocos se habían atrevido en una industria, la del triple A, que llevaba toda una generación estancada.

El camino de Ellie hacia la redención también lo es, en cierto modo, el de la industria. Si The Last of Us cambió para siempre la narrativa de los videojuegos, The Last of Us Parte II hace lo propio mejorando todos y cada uno de los aspectos que hicieron al anterior sobresaliente, pero yendo un paso más allá.

Como con la primera parte, todo encaja al milímetro y las sinergias que despliega entre el apartado jugable, el narrativo y las sensaciones percibidas por el propio jugador, hacen de The Last of US Parte II un obra muy complicada de definir.

Una de esas historias que cada jugador sentirá propia a su modo, y que al terminar dejará una sensación de vacío satisfecho como muy pocos juegos lo hacen hoy día. De esas obras que hacen historia, tanto en la memoria colectiva, como en la personal.
No te vamos a contar ni un ápice de la historia. En primer lugar porque no podemos y no queremos. En segundo, porque la mejor forma de experimentar The Last of Us Parte II es con el recuerdo latente del primer juego.

Sí te diremos que han pasado cinco años desde los acontecimientos del juego anterior, que las cosas han cambiado y, más importante, tanto el mundo en el que desarrolla como sus personajes han madurado. Madurar tiene consecuencias, y la más inmediata es la de hacer frente situaciones que, cambian tu forma de ver el mundo. Tomar decisiones por difíciles que sean, y eso debe ser algo más complicado de hacer tras el fin del mundo.

El camino de Ellie hacia la madurez es, quizás, el apartado más importante de todo lo que nos deja The Last of Us Parte II. Crecer en un mundo hostil y violento lo hace todo un poco más difícil. Pero también es, en parte, el del estudio y en definitiva el de los videojuegos. Un camino sin retorno que nuestra protagonista emprende, y en que no solo tendrá que enfrentarse a sus demonios, también a los que están ahí fuera.

Quizás esto es algo más complicado de entender hasta ponerle fin a la historia, y mucho más complicado de adivinar sin caer en spoilers; pero The Last of Us Parte II es además de un gran videojuego, el catalizador de muchos de nuestros demonios. Uno en el que no hay buenos ni malos, aunque puestos a pensarlo bien, en el fin del mundo la moralidad debe ser bastante relativa. Lo mismo que la equidistancia.

Ahora, el planteamiento que se nos pone por delante es algo más complicado que el anterior. El cierre semiabierto que dejó The Last of Us en 2013 como final del camino entre Boston y Salt Lake City ahora es mucho más complicado de adivinar. El juego va a dejar un mensaje muy diferente a cada uno de los jugadores que se pongan al mando de nuestra protagonista. Y todos serán igual de válidos; ya que como decíamos al principio, esa es una de las consecuencias de madurar: empezar a ver el mundo a tu manera.

Aunque cada jugador vaya a experimentar el juego a su manera, hay ciertas líneas generales que el estudio quiere que lleguen a todos. Y cuando decimos a todos, es a todos. The Last of Us Parte II es un juego demasiado potente y rompe tantas barreras como para dejar alguien de lado. Naughty Dog quiere que todos puedan experimentar el camino de Ellie, y por ello ofrece al jugador una serie de herramientas para hacer del juego algo más personal, si cabe.

Aquí no estamos hablando por sí solo del apartado narrativo y jugable, sino de las herramientas que el juego introduce para personalizar esos dos apartados y ofrecer una experiencia a cada tipo de jugador. The Last of Us Parte II ofrece una serie de opciones de accesibilidad, algunas muy sencillas y otras que cambian por completo muchas de las mecánicas del juego con la intención de que todos puedan jugarlo, también los jugadores con necesidades especiales.

Antes de empezar a jugar, o incluso a mitad de la partida, The Last of Us Parte II permite personalizar la forma en la que nos movemos por el mundo. Permite añadir o quitar elementos de la interfaz, personalizar cada apartado de dificultad o cambiar la interacción de los botones en el juego.

No se trata de cambiar ciertos aspectos de la interfaz para salvar los muebles, estamos hablando de que The Last of Us Parte II permite cambiar el funcionamiento de sus propias mecánicas jugables para dar la oportunidad a todo tipo de jugador de disfrutar de su historia: posibilidad de omitir los puzles, un modo navegación que va guiando al jugador en tiempo real a lo largo de la travesía, pistas contextuales en función de la situación, pistas sonoras para personas con dificultad visual… o adaptar cada uno de los aspectos jugables de forma individual.

De nuevo, una forma de romper barreras y llevar el juego a todas las personas que quieran disfrutar de él. No estemos muy acostumbrado a ver a un Triple A dar la opción al jugador de romper varias de sus mecánicas jugables para hacer accesible el juego. Y eso es algo para aplaudir de forma ininterrumpida.

Los cambios en la accesibilidad son quizá el más visible de todos los que introduce a la hora de ser más inclusivo, pero eso solo uno más de los que representa el cambio fundamental que supone The Last of Us Parte II para la industria del videojuego y de los propios jugadores.

Y es que respecto al apartado jugable, aunque es mucho más potente, tiene muchas similitudes con el primer juego. La forma de movernos por el mundo es idéntica, aunque el juego introduce nuevas mecánicas. Los movimientos de nuestra protagonista son algo más ágiles que los tenía Joel en el primer juego, pero lógicamente la jugabilidad está encajada en la narrativa.

Las armas siguen siendo complicadas de manejar (aunque es otro de los aspectos que se pueden modificar en las opciones de accesibilidad). Muchas de acciones como curarse, recargar, fabricar objetos o cambiar de armas son lentas y toscas, pero esto forma parte de la forma en la que está integrado el apartado jugable con el narrativo. Y cada bala cuenta.

Hay dos elementos nuevos que sí que cambian totalmente la forma de jugar y ofrecen nuevas oportunidades. En primer lugar, se ha introducido un sistema de esquivas que podemos usar en cualquier momento en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo, tanto con infectados como con humanos, y que hacen de los combates cercanos algo más dinámico con un punto estratégico interesante.

El otro tiene que ver con la capacidad que tiene nuestra protagonista para tumbarse en el suelo, algo que permite ocultarse en la maleza o moverse sigilosamente por recovecos de los diferentes escenarios. No obstante, no solo es el jugador el que cuenta con nuevas herramientas: los enemigos también tienen formas de contrarrestarlas y el juego introduce una serie de mecánicas para ello, incluyendo a ciertos enemigos de cuatro patas muy fieles a sus dueños. Capaces de oler nuestro rastro y seguirnos incluso cuando nuestra protagonista está escondida en la maleza sin alertar a nadie.

Los cambios en las mecánicas no terminan ahí. Y ahora cada uno de los diferentes grupos de enemigos tienen formas diferentes de enfrentarse a nuestra protagonista. Cada uno tiene estilos de combate, arsenal y enfoques diferentes que tendremos que ir aprendiendo según progresamos en el juego. También hay nuevas categorías de infectados, todos con sus propios comportamientos y para los que las estrategias convencionales no funcionan. Por lo que parte de las mecánicas del juego serán esa suerte de aprendizaje que tendremos que ir adquiriendo a lo largo de la historia.

Un apartado interesante respecto a evolución del juego, y que es un acierto tremendo, ha sido el de introducir ciertos aspectos que ya habíamos visto en otros juegos del estudio. Aunque The Last of Us Parte II sigue siendo un juego semilineal con zonas abiertas que premian las exploración, Naughty Dog también ha incluido zonas de mundo abierto y libres similares a la que vimos en Uncharted: El Legado Perdido. En ellas podremos movernos libremente y el ritmo del juego cambia signitivamente, premiando enormemente la exploración del jugador y dando herramientas diferentes a la hora de movernos en ellas.

Estos mini-sandboxes sirven además para experimentar con la exploración del juego y permitir al jugador una mayor libertad para adaptar la historia a su modo, ofreciendo diferentes opciones en el camino. Lo interesante de estos mundos abiertos es que, pese a que ofrecen libre movimiento y acciones por parte del jugador, están integrados en la narrativa del juego y no rompen con el apartado narrativo aunque nos pasemos unas horas explorándolos, puesto quecada uno de sus elementos forman parte de la línea argumental.

Además The Last of Us Parte II no solo refuerza y recompensa la exploración, también la hace el núcleo de sus mecánicas. Hay muchos elementos del juego que dan contexto a la historia, y que sirven para movernos a través de ella escondidos a lo largo camino. Algunos opcionales, otros vitales, que están dispuestos de tal forma que resultan en algunos de los puzzles más satisfactorios del juego, cada uno con su historia de ese mundo decadente y en ningún caso metidos a calzador. Todo en The Last of Us Parte II tiene sentido y forma parte de un todo.

Aquí se entremezcla otro de los elementos nuevos del juego que tienen que ver con la exploración y la adquisición de recursos. Ahora tenemos ramas de mejora del personaje similar al anterior pero con mayor profundidad y opciones. Para desbloquearlas tendremos que explorar y localizar ciertos elementos que las activan. Lo mismo sucede con muchas armas y objetos del juego, así como las mesas de mejoras de armas. Ahora están más escondidas, tendremos que buscarlas y alguna que otra nos dará una sorpresa, tanto agradable como desagradable.

Todo esto lleva al jugador a ser partícipe de una aventura en la que nada es lo que parece para un juego que guarda más sorpresas que las que muestra. The Last of Us Parte II es una catarsis en muchos sentidos, y en el que no podemos dar por supuesto nada.

El título está estructurado de tal forma que quiere que rompas con muchos prejuicios, también con los jugables. Y todo ello está integrando en la narrativa, por lo que no podemos decir mucho más y dejar que cada jugador lo experimente por sí mismo.

Sí apostamos a que dejará con la boca abierta a todo aquel que se ponga a sus mandos, y no solo por el aparato gráfico, que sobra decir que es sobresaliente, tanto en la forma en la están construidos los escenarios como en lo delicioso de las cinemáticas, animaciones o iteraciones con el mundo. Era impensable hace unos años que podríamos ver algo así, con esa fluidez y esa espectacularidad en una PS4, incluso en su modelo básico, pero como en el resto de los apartados, The Last of Us Parte II rebasa todas las expectativas.

De todas formas, este análisis omite mucho más de lo que cuenta y ahí está grandeza del juego. Esta es quizás la mayor sorpresa que nos hemos llevado con The Last of Us Parte II. Todos los planteamientos preconcebidos, e incluso la idea que teníamos en la cabeza sobre el juego está lejos de ser la que hemos experimentado. Naughty Dog ha sabido darle la vuelta para sorprender en cada paso. Y es imposible poner en un texto ese aspecto sin caer en el más absoluto spoiler.

A nosotros solo nos gustaría volver a experimentarlo de nuevo. Ir descubriendo una historia que está lejos de ser la que creímos que iba a ser, y desde luego una que va a sorprender tanto a los jugadores, que hará que todo lo que se sabía hasta ahora del juego sea en cierto modo una herramienta más que sus creadores han aprovechado para, a su vez, jugar con los propios jugadores. De cualquier forma, e independientemente, de lo que creas que te vas a encontrar en The Last of Us Parte II, el juego te va llevar por otro camino.

Aquí es donde encaja todo a la perfección. Cada uno de los elementos, los dobles sentidos que no lo son. En este momento va a ser complicado que entiendas lo que te estamos intentando contar, pero todo cobrará sentido cuando te pongas a lo mandos del juego.

The Last of Us Parte II es un juego que cada cual va a experimentar de forma diferente, pero todo jugador llegará a la misma conclusión: es el mejor juego de la generación, tanto por lo que enseña como por lo que esconde.

Sobre esto, solo podemos decirte que The Last of Us Parte II no es lo que parece. Tampoco es lo que has visto en sus sucesivos tráilers, ni lo que estás leyendo ahora mismo. Su director ya anticipó que en el juego no hay buenos ni malos, y que la moralidad en el fin del mundo tiene un papel tan fundamental como los son las ideas preconcebidas. Tanto narrativas como jugables.

En el fondo, lo más importante del juego es lo que se ha dejado escondido hasta ahora. Naughty Dog ha hecho un labor magnífica estos años de teasers y trailers intentando convencer al mundo de que el demonio no existe. La realidad es que el mundo está lleno de demonios: los propios como los ajenos.

Romper con las ideas preconcebidas no es solo el punto de partida The Last of Us Parte II, también es a lo que te vas a enfrentar a lo largo del camino. Todo lo que crees saber sobre el juego es una idea generada por lo que ha visto hasta ahora del mismo, pero está muy lejos de ser lo que te vas a encontrar. Una forma de mostrar al jugador lo equivocados que están, que forma parte del meta juego de Naughty Dog.

The Last of Us Parte II es su obra cumbre. Por la narrativa encajada a la perfección con el apartado jugable y las mecánicas. Pero sobre todo por demostrar que un juego puede a su vez jugar con el propio jugador, con las creencias sobre el propio juego y sorprenderlo a lo largo del camino de… ¿Ellie?

Disfruta de la aventura, que no hay muchas como esta.

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Conclusión

The Last of Us Parte II es uno de mejores juegos de la generación de consolas y el mejor juego de Naughty Dog. El estudio ha sabido poner sobre la mesa un título que vuelve a sacudir los cimientos de la industria y a revolver las sensaciones del jugador.

La segunda parte The Last of Us Parte llega un planteamiento diferente pero idénticas mecánicas, con una historia que esconde más que lo que muestra y que mantiene al jugador ilusionado en un narrativa que cambia de golpe para sorprender mucho más allá de lo que lo hizo la primera versión.

Es, en definitiva, un juego tendrá un impacto diferente en cada jugador y que rompe muchos tabúes y barreras que hasta ahora se había impuesto la industria del triple A. Enamorará a muchos, generará opiniones muy encontradas en otros, pero causará furor en todos y cada uno de los jugadores que se aventuren en el fin del mundo, más grande y más violento, que ha creado Naughty Dog.

Si de algo estamos seguros es que no dejará indiferente a nadie. Tampoco al mundo de los videojuegos.

Pros

  • Mayor profundidad narrativa.
  • Premia la exploración que el primer juego.
  • Múltiples opciones de accesibilidad.
  • Arriesga y profundiza en cuestiones olvidadas por la industria del triple A.
  • Banda sonora.
  • Mundo rico y dinámico, con escenarios alucinantes.
  • Diferentes formas de afrontar los desafios.

Contras

  • Algunos tramos con muchos scripts, disminuyendo la sorpresa de la rejugabilidad.
  • Las dificultades muy altas solo afectan a la dureza e inteligencia de los enemigos, el daño que recibe el jugador o la cantidad de recursos.

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