En rigor, solamente hay un motivo por el que la secuela de una película debe realizarse. No que esta última haya sido un éxito y se piense en repetirlo, sino que los guionistas tengan otra cosa que contar de su trama. Por supuesto, el interés de conseguir más beneficio con ella les puede empujar a inventarse nuevos argumentos justificados, y es lo que suele ocurrir. Pero lo más respetable en este sentido son las continuaciones orgánicas como Predator: La presa.

De hecho, ninguno de las otras películas tras el fundacional Predator se puede ver de este modo. Contienen alusiones, como mínimo, a la obra de John McTiernan. Y la Predator de Shane Black, a la de Stephen Hopkins, ambientada en Los Ángeles. Pero no tiran de algún hilo que hubiese en sus predecesoras. Exceptuando el segundo crossover con Alien por el híbrido extraterrestre que se engendra en el anterior.

De todas maneras, hay un vínculo evidente entre Predator: La presa y Predator 2 que apunta al origen de su relato. Ello, a pesar de lo que Dan Tachtenberg ha dicho sobre que la semilla de su propuesta es una escena inexistente de la primera parte. En concreto, el asesinato de Billy Sole, el teniente de ascendencia siux al que encarna Sonny Landham. A manos del peligroso alienígena que acecha a su grupo de mercenarios en la jungla de Val Verde, desde luego.

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‘Predator 2’ hace necesaria ‘Predator: La presa’

La joven comanche Neru es el personaje principal en la nueva película de Disney+ y la que nos brinda la conexión con otro teniente: Mike Harrigan (Danny Glover). Un nexo narrativo entre 1719 y 1997. Las capacidades de ella para luchar contra el cazador de otro mundo disgustan a algunos espectadores que ignoran el refrán de que más vale maña que fuerza. Pero, aunque ese es otro asunto, su habilidad para el enfrentamiento y la supervivencia hacen que un trampero francés le pida ayuda para no morir.

Se trata del tipo con las facciones de Bennett Taylor al que su grupo, diezmado por ella y el monstruo mortífero, solía usar de traductor. Y la protagonista de Predator: La presa accede a sus ruegos porque él había sido amable y le ofrece un intercambio. Si le cura su herida y detiene la hemorragia por la amputación de su pie derecho, él le da su pistola de chispa y la enseña a utilizarla. La aparición del enemigo interestelar frustra las atenciones de Neru, pero se lleva el arma de fuego.

predator: la presa depredador 2 dan tachtenberg disney+

Más tarde, la confrontación definitiva entre la última guerrera de la tribu y él siempre resulta verosímil. Porque su dignidad como adversaria no se apoya en la fortaleza física ni la fiereza sino en la agilidad y la astucia que la joven posee. Y se sirve de la pistola, que le entrega después al jefe comanche. Momento en que Dan Tachtenberg enfoca su inscripción: “Raphael Adolini, 1715”. Así que es la misma con la que obsequian los extraterrestres a Mike Harrigan al final de Predator 2.

Lo que falta por contar de la pistola de Raphael Adolini

El policía de la película de Stephen Hopkins, igual que Neru, termina venciendo al ogro interplanetario. En el interior de su nave espacial, para más señas. Por ello y según sus costumbres ancestrales, obtiene el arma del trampero francés como recompensa de manos de unos compañeros inquietantes que acompañan al bicho. Es uno de esos trofeos que se llevan de sus cacerías. Y, de esta forma, los cineastas quieren sugerir que llevan viniendo a nuestro planeta, como poco, varios siglos.

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20th Century | Disney+

Tal información cuadra con la que nos proporcionan en Alien vs. Predator. Este crossover de Paul W. S. Anderson explica que la humanidad ha interactuado con estos seres desde tiempos remotos. Y, en Predators, el mafioso japonés Hanzo encuentra una espada samurái muy antigua de algún otro abducido para cazarle. Pero puede que incluyeran la pistola en Predator 2 pensando en contar su historia durante otra película, y por eso disponemos de Predator: La presa.

O del corto Predator: Celtic Days, que imagina un relato no oficial sobre el arma de Raphael Adolini. Por tanto, es obvio que ni el público ni los responsables de la saga lo consideran un detalle menor. Y, si lo que une los capítulos es lo que importa para las decisiones narrativas, no cabe duda del origen para la aventura reciente de Dan Tachtenberg. Pero no sabemos cómo la pistola acaba con los depredadores de Mike Harrigan, conque hay algo que aclarar en nuevos largometrajes.

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