¿Predator: La presa es una película feminista? No es una pregunta sencilla, pero que se ha convertido en el centro del debate desde su exitoso estreno en Disney+. Pero un sector muy vocal acusa que el largometraje está usando la mitología alrededor de la franquicia para apuntalar una historia acerca del empoderamiento femenino.

Como si eso no fuera suficiente, insisten en que la premisa —basada en el enfrentamiento entre una cazadora comanche y uno de los Predators— carece de credibilidad. Después de todo, se trata de una adolescente sin entrenamiento formal; que logra la proeza de vencer a una criatura especializada en matar. Una que le dobla en tamaño, la supera en habilidad y posee un armamento de última tecnología

De modo que el interrogante sobre el supuesto ingrediente feminista en la película abarca mucho más que la relevancia de su personaje central. También, cuestiona la solidez de la trama y apunta a lo que podría interpretarse como una manipulación de elementos con una connotación específica. ¿Es lo que ocurre en Predator: La presa? ¿Se trata de un vehículo para promocionar la visibilidad sobre las mujeres poderosas en el cine? 

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Predator: la presa, un punto complicado en una discusión constante

El debate apunta a la forma en cómo el director Dan Trachtenberg analizó el sentido de la fuerza y el poder. Un elemento que se ha repetido a lo largo de la saga Predator y que, en la nueva película, alcanza un punto muy alto. Desde que el clásico de acción del 1987 de John McTiernan mostró a su criatura despiadada, precisa e invencible, el mensaje fue claro. El Dutch de Arnold Schwarzenegger, con toda su preparación militar a cuestas, fuerza física y armamento, no pudo vencer al extraterrestre. Fue, después de que su comando fuese exterminado, que decide que la única posibilidad para ganar es a través de la astucia

Predator: La Presa

Mucho más, el guion deja claro que el cazador alienígena es un enemigo que sobrepasa a cualquier tentativa tradicional para vencerle. Ni disparos, golpes, cuchilladas, ataques frontales o una lucha a mano limpia, le reduce. Así que Dutch hace uso de su instinto y deduce que la batalla se sostendrá en inteligencia estratégica y analizar el comportamiento del Yautja. Una salvedad que brinda su extraña y reconocible identidad a Predator

Una nueva visión sobre un viejo tema

La misma situación ocurre a través de la saga, que basa sus elementos más evidentes en demostrar que el Predator es más una criatura inexplicable. El Yautja proviene de una cultura en la que la guerra y la caza lo es todo. Eso incluye un conjunto de ritos, costumbres e incluso tradiciones que se relacionan con matar de forma rápida y efectiva. Por lo que cualquiera de sus contrincantes tendrá que renunciar a la fuerza bruta para reducirle. A la vez, al uso de cualquier arma o incluso mecanismos de defensa estratégicos de orden militar. 

Predator: la presa

El depredador se encuentra por encima de eso. Es curioso que en cada película de la saga Predator, los personajes teóricamente mejor preparados para el enfrentamiento sean los primeros en morir. Y que, con frecuencia, los sobrevivientes recurren a todo tipo de argucias, trampas y artimañas para poder vencer. Durante buena parte de las historias, el matar o morir se convierte no un choque armado o forma de medir fuerzas. Es una manera de demostrar que el arte del combate —o al menos, como el Depredador lo concibe— incluye una refinada inteligencia. 

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El comentario político en Predator: la presa

Naru (Amber Midthunder), protagonista de Predator: La presa encaja a la perfección en esta tradición de personajes. Más allá de su género, es, al igual que cualquier otra figura representativa de la franquicia, fuerte, mentalmente rápida y una sobreviviente nata. Es miembro de una tribu comanche, entrenada para la cacería durante su vida y que observa al Yautja como un adversario a temer.

De hecho, como los rostros más visibles de la mitología en Predator, se enfrenta a la criatura como puede. Por un lado, a través del análisis de su comportamiento. Después, al lograr deducir cómo utilizar su mínima ventaja como nativa del terreno de batalla, para superarle. 

¿Eso hace a la trama una película feminista? ¿O una forma de empoderar a Naru de modo artificial? En realidad, la superviviente interpretada por Amber Midthunder pertenece a una larga lista de mujeres cinematográficas, cuyo recorrido es identificable. Como otras tantas, parece físicamente débil hasta que debe apelar a sus reservas de fuerza y voluntad para vencer. Un tropo tradicional en la ciencia ficción y el terror.

Naru se une a un grupo cada vez más grande de mujeres poderosas que llevan décadas en el cine

Predator: la presa

El personaje de Sarah Connor marcó un hito desde su aparición en la primera película de la franquicia Terminator, estrenada en 1984. La mujer imaginada por James Cameron no es solo una sobreviviente. También es el elemento central de la película. La madre del futuro líder en medio de venidero apocalipsis.

Connor no tiene grandes poderes o conocimientos sobre táctica militar. El guion le muestra anónima, tanto como para que su nombre aparezca repetido al menos una docena de veces en la guía telefónica. Un truco argumental que deja claro que la mujer a punto de enfrentarse a una criatura peligrosa podría ser cualquiera. 

Para el director, además, el papel de Connor revestía un interés concreto. A pesar de que durante buena parte del argumento huye del Terminator enviado para asesinarla, no era una víctima. Al final, es la que logra vencerle. Entre temblores, aturdida y desconcertada, la mujer que estaba destinada a ser salvada, logra batallar por su vida y triunfar. 

Sarah Connor no fue la primera mujer convertida en heroína circunstancial de la ciencia ficción de las últimas décadas del siglo XX. En 1980, Sigourney Weaver interpretó a la teniente Ellen Ripley, única sobreviviente del ataque al Nostromo. Y la única que venció a una criatura temible que marcaría un hito en el cine. Alien, de Ridley Scott, fue una de las primeras películas en dotar a sus personajes femeninos de poder. Además, de darles un propósito y un tipo de valor que convertía su batalla contra el monstruo de turno en algo por completo nuevo. 

Aliens

Laurie Strode (Jamie Lee Curtis) no parecía ser la candidata ideal para sobrevivir al ataque de Michael Myers en Halloween de John Carpenter. Pero el director supo construir toda una nueva propuesta que convirtió al personaje en una heroína distinta. Además, con la suficiente determinación para enfrentarse a un hombre que le doblaba en tamaño. Un asesino enmascarado que masacró a todos sus conocidos antes de llegar a ella. Al final, Laurie pudo vencerle por medio de la resistencia. Un antecedente para las futuras y poderosas llamadas final girls del cine de terror. 

Dentro de la franquicia de Predator también tenemos un buen número de mujeres poderosas que supieron enfrentarse al extraterrestre y sobrevivir. Anna Gonsalves (Elpidia Carrillo), Leonela Cantrell (Maria Conchita Alonso), Isabelle (Alicia Braga) en Predators, Alexa Woods (Sanaa Lathan) en Alien vs Predator e incluso Machiko Noguchi, el personaje del cómic de Aliens vs. Predator: War, son los mejores ejemplos.

De modo que la Naru de Predator: La presa, en todo su voluntad improbable, no es una figura novedosa en el cine de ciencia ficción. Ni su relevancia tiene relación con movimientos políticos o la visibilización artificial de su papel en la historia. Como otras tantas mujeres poderosas del cine, la nueva contrincante del Yautja es un personaje con un propósito. Y ese es tan sencillo como el que animó a la Sarah Connor de Hamilton y la Ellen Ripley de Weaver: Sobrevivir. Algo que queda claro en buena parte de la película. 

Si tu primera queja de Predator: La presa es la inclusión de un personaje femenino fuerte, capaz de vencer al depredador, y te hace ruido, el problema eres tú. Es probable que seas un poco machista.

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