El Ayurveda es prácticamente un estilo de vida, procedente de la cultura tradicional de la India y Nepal. Incluye la alimentación ayurvédica, pero también todo tipo de masajes, terapias purificadoras y, cómo no, algunos tratamientos a base de plantas. Hoy en día se ha demostrado que en general todas estas prácticas carecen de cualquier evidencia científica. Sin embargo, siguen estando muy arraigadas entre la población de estos países. Incluso han llegado a Occidente en forma de moda New Age. Por eso, hay científicos que siguen estudiando algunos de estos remedios naturales, para cerrar el dilema de una vez por todas. Y ha sido en una de esas investigaciones en la que un equipo internacional de científicos ha encontrado cierta utilidad entre algunos tratamientos ayurvédicos para tratar la diabetes tipo 2.
Este podría suponer el argumento que los defensores del Ayurveda necesitaban para mantener su postura. Sin embargo, si analizamos el estudio publicado en Frontiers in Pharmacology, veremos que, en realidad, ni es oro todo lo que parece ni es medicina todo lo que promete curar. De hecho, los autores del estudio son honestos con ello en todo momento.
En este caso, se han revisado varios estudios en los que se analiza la eficacia de varios tratamientos ayurvédicos a base de plantas para tratar a personas con diabetes. Así, encontraron que algunas de esas plantas sí que ayudaron a reducir algunos parámetros asociados a esa enfermedad. Sin embargo, los propios autores del estudio mantienen en todo momento que la metodología de los estudios que analizaron era pobre o, simplemente, no se daba a conocer. Y es que no todo lo que se publica es fiable per se. Para saber si realmente el Ayurveda tiene alguna utilidad para ayudar a los pacientes diabéticos sería necesario repetir esos estudios y, ya puestos, diseñar los procedimientos correctamente.
No todo lo tradicional es de fiar
Hace siglos las mujeres parían en las letrinas. ¿Significa eso que sea recomendable hacerlo hoy en día? Por supuesto que no. Nuestros abuelos y abuelas solían tomar leche recién ordeñada. Como mucho la hervían, pero no siempre. ¿Debemos hoy renunciar a la leche pasteurizada? Está claro que no. Lo mismo para el agua tratada y para tantas otras cosas.
Que algo sea natural o tradicional no implica que sea más saludable ni que tengamos que renunciar a los avances de la ciencia. Si las mujeres que parían en letrinas o nuestros abuelos hubiesen dispuesto de todo lo que disponemos hoy seguro que hubiesen actuado de otro modo.
Con la medicina tradicional, ayurvédica o no, pasa lo mismo. Cuando no se disponía de avances científicos, a la población no le quedaba otra que recurrir a plantas o incluso animales. En la India era el Ayurveda, en China su medicina tradicional y aquí en Europa sangrías, muchas sangrías.
La mayoría de esos tratamientos no tenían la más mínima eficacia, pero era lo que había. Otros sí que podían tener cierto efecto. Por eso, es verdad que la medicina actual ha estudiado muchos de ellos, en busca de principios activos con los que obtener fármacos bien diseñados, con dosis adecuadas, efectos bien analizados y un respaldo científico. Así fue como la química china Tu Youyou encontró una cura para la malaria, rebuscando en los libros de medicina tradicional de su país.
Muchos fármacos de hoy en día provienen de plantas. La aspirina, por ejemplo. Pero no se recurre directamente a las plantas, sino que se usan como ingrediente o inspiración para obtener fármacos más seguros. Por eso no está de más estudiar el Ayurveda. Porque es cierto que puede que en su arsenal haya compuestos naturales interesantes. Pero que estos existan no significa que todo lo que dicta la tradición india sea aceptable con los avances científicos de hoy en día.
Ayurveda y diabetes
El estudio que se acaba de publicar analizó 199 ensayos clínicos aleatorizados en los que participaron 21.191 personas. En ellos se analizaron los efectos de un total de 98 medicamentos ayurvédicos.
Para analizar si estas sustancias de la tradición ayurveda son eficaces frente a la diabetes se tomaron medidas de hemoglobina glicada. Este es un parámetro que analiza de qué modo han empleado las células la glucosa en los últimos tres meses. Es mucho más útil que medir la glucosa en un momento concreto como se suele hacer en la mayoría de las analíticas o como los propios diabéticos hacen a diario. Sirve más bien para realizar un primer diagnóstico o para comprobar periódicamente la evolución de la enfermedad una vez iniciado un tratamiento.
En estos casos, los niveles de hemoglobina glicada disminuyeron con plantas como Aegle marmelos, Boswellia serrata Roxb., Gynostemma pentaphyllum, Mmordica charantia o Nigella sativa, entre otras. Además, algunos de ellos redujeron también la glucosa en sangre en ayunas.
Hasta aquí todo bien. Sin embargo, los propios autores reconocen que en la mayoría de estudios la metodología no se informó adecuadamente, de modo que sería necesario repetirlos con un mejor diseño del ensayo clínico.
Si al repetirlos de este modo se siguiesen observando estos resultados positivos, podría ser que estuviésemos ante plantas con potencial para convertirse en principios activos de medicamentos. Como le ocurrió a Tu Youyou cuando estaba buscando un tratamiento para la malaria. Pero eso no hace que todo lo que contenga el término ayurveda sea de fiar.
De hecho, en la India muchos brotes de coronavirus se han intensificado por defender la homeopatía y la medicina ayurvédica frente a las vacunas. Y en cuanto a la alimentación, dentro del ayurveda nos encontramos con prohibiciones de alimentos sin ningún sentido, algunas tan peligrosas como desaconsejar el consumo de agua durante horas. No está basada en requerimientos nutricionales, sino en algo más filosófico y espiritual y, por supuesto, no cuenta con ninguna evidencia científica.
Así que no, por mucho que haya algunas plantas de la medicina tradicional india que podrían ayudar a controlar los niveles de glucosa en la sangre de las personas con diabetes tipo 2, eso no significa que la medicina o la nutrición ayurvédicas de repente cuenten con el apoyo de la ciencia. Para eso no solo hacen falta estudios publicados. También son necesarias las evidencias.