En una de sus primeras escenas de la película de The Batman, ya disponible en HBO Max, el personaje titular explica en voz en off sus propósitos. Quiere enfrentar el mal inherente a Gotham. Es quizás la primera vez en el cine que Batman analiza su propio tránsito interior y lo contextualiza de forma específica. El personaje de Matt Reeves está obsesionado con el mal. Pero no solo el de los criminales a los que se enfrenta. También el que impacta en la ciudad en múltiples y durísimas formas. Para el nuevo argumento que rodea al hombre murciélago, la corrupción moral en Gotham es un tema de capital interés. 

Y lo es en la medida que este Batman que, apenas lleva dos años con la máscara, sabe que sus esfuerzos impactan de manera mínima sobre el gran mapa de las cosas. En especial, a medida que las capas de corrupción en una ciudad corrompida se entremezclan para sostener una idea contemporánea sobre la destrucción moral. Batman se enfrenta, por supuesto, a las violentas calles de la ciudad que le vio nacer. Pero a la vez, a un entramado complicado de relaciones y favores políticos que penden sobre Gotham como una amenaza. 

The Batman puso especial énfasis en analizar el hecho de Gotham como una caja de horrores. Una tan complicada que, al final, resulta ser una trampa gigantesca con la que Batman tendrá que lidiar desde una posición desconocida. A la vez, intentar sostener su deber — o lo que considera lo es — en medio de todo tipo de percepciones sobre el miedo y la condición del poder. Para cuando la película termina, es evidente que Batman está aprendiendo tanto de su ciudad como de cómo lidiar con los demonios que le acechan.

El mal en todas sus versiones

Para la ocasión, The Batman tomó la apropiada decisión de construir una estructura bien cimentada sobre los temores colectivos. Por un lado, está el mal a un nivel muy básico. Gotham es una ciudad en medio del caos, muy cerca de explotar en un caldeado ambiente social y cultural. Una ciudad que, por cierto, es muy semejante a la que imaginó Todd Phillips para el film el Joker. Tanto una como la otra se caracterizan por estar sostenidas por puntos muy endebles de una convivencia social rota por una profunda desigualdad. En la de Matt Reeves, los tentáculos de la corrupción han erosionado la historia de Gotham tanto como para ser impredecibles

El Enigma de Paul Dano es el punto de inflexión sobre el terror y el mal en The Batman

Una y otra vez, el director y coguionista recuerdan que este Batman joven e inexperto no tiene demasiada idea de lo que se oculta bajo la Gotham de la superficie. Un músculo criminal encabezado por Carmine Falcone (John Turturro) y en menor medida, por el Pingüino (Colin Farrell). Ambos muestran las filtraciones en la fachada de respetabilidad de una ciudad obsesionada con sus ídolos. Una que además, intenta como puede sobrevivir a sus heridas y horrores. 

Pingüino, Colin Farrell, The Batman

Pero es el Enigma de Paul Dano el punto de inflexión sobre el terror y el mal en The Batman. Este villano anarquista, con un explosivo discurso social y un acento específico sobre el miedo colectivo, es la encarnación del mal en la película. El villano no solo mata, sino que además destroza poco a poco la capa de respetabilidad que sostiene la reputación de los personajes. Al final, Gotham es una ciudad hipócrita, destruida por sus pecados invisibles y retorcida por un mal venenoso imposible de erradicar por completo.

The Batman y las miradas al mal contemporáneo

Buena parte del discurso filosófico de The Batman tiene relación con la forma en que aceptamos el mal contemporáneo. Uno que no busca monstruos ni tampoco explicaciones sobrenaturales sobre el horror. Y de hecho, uno de los grandes triunfos de la película es aglutinarlos y mezclarlos en un sustrato elaborado. Mientras Batman lucha con todos sus recursos con criminales de toda índole e incluso, asesinos en serie, otro tipo de mal campea a sus anchas en Gotham. Uno que compete a todos sus líderes e incluso los responsables de velar por la ley. 

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The Batman de Matt Reeves es una mirada sobre lo cuestionable. A la vez, sobre los lugares retorcidos que toda sociedad alberga. Y eso es uno de sus grandes triunfos a nivel argumental. Batman, el héroe de callejones y calles rotas, es ahora, un testigo asombrado de la estructura de un mal que le sobrepasada. Y uno que no puede combatir con maravillas tecnológicas o su mero talento. Lo cual, es sin duda, la mayor encrucijada del personaje.