Los estudios de animación de Pixar, subsidiarios de Walt Disney Company y cuya sede se encuentra en la localidad californiana de Emeryville, se han ganado por derecho propio que uno esté siempre muy dispuesto a ver sus filmes con la esperanza de disfrutar. Como mínimo, catorce de los veinticuatro estrenados hasta la fecha sobresalen lo suyo. Así que no había que perderse Red (Domee Shi, 2022). Pero, con franqueza, lamentamos tener que decir que no podemos transmitiros ninguna alegría después de haberla analizado.
Desde que se lanzó la fundacional Toy Story (John Lasseter, 1995), no ha sido preciso afirmar algo semejante casi nunca; y pese a que Monstruos University (Dan Scanlon, 2013) se las traía, solo Cars 2 (Lasseter y Brad Lewis, 2011) puede considerarse un patinazo igual.
Y no se trata de un lamento fingido, hipócrita ni condescendiente. Si se sabe que hay talento detrás de una obra cinematográfica, del que no carece en absoluto el equipo creativo de Pixar, además del esfuerzo y la ilusión que se traslucen cuando hablamos con sus responsables, la tesitura de cumplir con la obligación de certificar el fracaso de Red nos entristece. Sin genuflexiones, por supuesto.
‘Red’: dos dignas narradoras sin un momento de lucidez para Pixar
No había razones para esperar una decepción. El currículum de la directora china-canadiense Domee Shi y de su coguionista, la californiana Julia Cho, se revela muy decente. La una elaboró los storyboads de Del revés, El viaje de Arlo (Pete Docter y Ronnie del Carmen, Peter Sohn, 2015), Los Increíbles 2 (Brad Bird, 2018) y Toy Story 4 (Josh Cooley, 2019), y el corto Bao (2018), ganador del Oscar.
Su colega, por otra parte, ha escrito libretos para series televisivas como Big Love (Mark V. Olsen y Will Scheffer, 2006-2011), Fringe (J. J. Abrams, Alex Kurtzman y Roberto Orci, 2008-2013) o la contundente Halt and Catch Fire (Christopher Cantwell y e ídem C. Rogers, 2014-2017), de la que también fue productora. Y el de Red para Pixar constituye su primera aproximación al formato del largometraje.
De modo que, si bien podemos explicar sus determinantes problemas sin dificultad alguna y cómo se interrelacionan para reforzarse entre sí, desconocemos qué les ha sucedido a las dos artistas. A ambas les ha faltado lucidez para darse cuenta de lo que ocurre. Lo que al menos nos sirve para ayudarnos a advertir que la realización de una película con todos sus componentes oportunos es una labor de chinos.
El atolladero de ‘Red’
La animación de Red, con su mezcla de elementos orientales que nos recuerdan a Doraemon, el gato cósmico (Fujio F. Fujiko, 1979-2005), por ejemplo. El 3-D de costumbre de Pixar en su fiebre adolescente, resulta llamativa pero desfavorable como frivolidad para conseguir aquello en lo que los estudios de Emeryville son especialistas: el poderío emocional que suelen regalarnos.
Up (Pete Docter y Bob Peterson, 2009), Toy Story 3 (Lee Unkrich, 2010) o Coco (Unkrich y Adrián Molina, 2017) son excelentes muestras de esta virtud, y no la hallamos aquí por ninguna parte en esta aventura minúscula y de pobre desarrollo, con situaciones de escasa entidad dramática de por sí y debido a que el estilo caricaturesco y sus formulismos pop de molde les restan potencia.
Estos últimos nos los arrojaron también en la redimida Ron da error (Sarah Smith, Jean-Philippe Vine y Octavio E. Rodríguez, 2021), y tampoco nos gustaron. Además, hay reacciones inverosímiles de personajes en los que no se profundiza, lo que incide en esa fuerza emocional inexistente y, para rematar, un humor de quiero y no puedo a lo Monstruos University u Onward (Dan Scanlon, 2020), que puedes ver en Disney+.
‘Red’ es una propuesta simpática echada a perder
Que Meilin Lee (Rosalie Chiang) y sus amigas multiétnicas se comporten como las jóvenes de su edad está muy bien. Pero el hecho de decidir que Red se hermane con el robot felino que convive con Nobita Nobi, por ejemplo, en sus expresiones histriónicas y en sus ensoñaciones disparatadas le quita seriedad a las tribulaciones de la protagonista. Con ello, se desinfla y pierde vigor para emocionarnos.
Si uno se para a pensar, lo que sucede en el filme de Domee Shi para Pixar es poca cosa, aparte de momentos que se repiten en su esencia, y los giros sustanciales se reducen. Y uno siente auténtico estupor a causa de algunas conductas explosivas y cambios de actitud que no hay quien se los crea, y tuerce el gesto ante unos chistes sin gracia que, aunque no se precipitan en el ridículo, no nos mueven ni un músculo.
Un atolladero muy deplorable porque Red es una propuesta simpática y muy honesta en la ejecución de Domee Shi y su entregado equipo. Además, se coloca por encima de Cars 2 porque no cae en algo próximo a los subproductos de Disney como la secuela motorizada de John Lasseter. Pero no hay una forma razonable de justificar los inconvenientes con los que nos topamos en su metraje. Una lástima.
Red no tuvo estreno en cines, fue directo a plataformas de streaming. La puedes ver ya en Disney+.