Mykhailo Fedorov, vice primer ministro Ucraniano, está liderando una campaña sin precedentes para llevar la guerra de Ucrania a otros cauces: dejar a Rusia sin soporte tecnológico de ningún tipo. Pero, ¿quién es este improvisado protagonista de la guerra de Ucrania a través de la red?

La guerra de Ucrania ocupa portadas y conversaciones. La primera guerra por tierra, mar, aire e internet está abriendo nuevos horizontes. Especialmente, el último de ellos. Uno que pone en jaque a toda una industria: la tecnológica. Starlink de Elon Musk, el universo de Meta, Twitter, Apple, Google, Netflix, Spotify, Amazon o Airbnb también tienen su papel en el tablero. Lo más granado de Silicon Valley se enfrenta a un debate público que está capitaneado por la figura de Mykhailo Fedorov, el que también ocupa el cargo de ministro de Transformación Digital del país.

No es nuevo en el mundo de las tecnológicas. Meses antes de que estallase el conflicto entre Rusia y Ucrania, Mykhailo Fedorov ponía rumbo a Estados Unidos. Concretamente a Silicon Valley. El ministro de 31 años, uno de los más jóvenes que ha dado la política europea, quería reforzar los lazos con los gigantes de la tecnología. Al igual que hiciese Pedro Sánchez, presidente del gobierno en España, la tournée por el país de las oportunidades era necesaria. De esta forma, se pudo ver al joven ministro codearse con Tim Cook –al que considera uno de los mejores gestores de empresa– o con los líderes de Google o Amazon.

Ahora, meses después, la estampa ha cambiado. Las buenas palabras que Mykhailo Fedorov dedicaba a los líderes tecnológicos ahora piden el bloqueo total a Rusia. "Están matando a nuestros niños", apuntaba el vice primer ministro en uno de sus tuits. En apenas una semana de conflicto en Ucrania, Mykhailo Fedorov ya es una poderosa voz que ha conseguido parte de sus objetivos. Así como demostrar que Internet es una de las armas más fuertes que se pueden abanderar en este momento. El vice primer ministro ucraniano ha salido leer las nuevas reglas del panorama geopolítico internacional y hacerlas suyas a través de la red.

Elon, el primero de muchos gracias a Federov

El primero en acudir a la llamada fue otro de los grandes de la red social. Elon Musk, a través de su recién estrenada y operativa Starlink, mandaba un importante cargamento de antenas a Ucrania. Una medida humanitaria que, sin embargo, es un camino de dos sentidos. Starlink nació para ser usada en territorios complejos y o de difícil acceso. La guerra de Ucrania es, sin lugar a dudas, el mejor laboratorio real en el que Elon Musk podría poner a prueba su negocio. Por frívolo que pueda sonar.

En intercambio de tuits, en el que uno anunciaba la llegada de las antenas y el otro agradecía la labor humanitaria, un mensaje secundario. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Usar antenas de Starlink podría poner en peligro a los ciudadanos ucranianos a convertirse en objetivo de las bombas rusas.

Mykhailo Fedorov guerra tecnológica
Mykhailo Fedorov, vice primer ministro Ucraniano

Sea como fuere, el caso de Starlink es uno más de tecnológicas que se han sumado a posicionamiento contra Rusia en la guerra de Ucrania. Algo que no era muy extraño viniendo de Estados Unidos, por otro lado.

Hoy mismo Google anunciaba que dejaba de servir anuncios en Rusia. No es la primera vez que la compañía entra en juego en el conflicto ruso. Hace unos días, el propio Mykhailo Fedorov agradecía la labor que la tecnológica estaba haciendo a través de Google Maps para ayudar a las evacuaciones y proteger las vidas de los refugiados. Apple, por su parte, también anunciaba que suspendía la venta de sus productos en Rusia. Adelantaba The Washington Post que no había evidencia de que hubiese una relación directa tras los encuentros de hace unos días. Samsung, Sony –a través de PlayStation– han hecho lo propio en las últimas horas. Airbnb, también en última instancia, también retira su actividad en Rusia.

Apuntaba el propio Vladímir Putin, en declaraciones internacionales, que recomendaba a los vecinos europeos "no agravar la situación y no imponer limitaciones", ya que no alberga malas intenciones con los países limítrofes. Mykhailo Fedorov no opina lo mismo.

El peligro de la apuesta de Mykhailo Fedorov

El vice primer ministro no ceja en su intento. En un time line cada vez más activo, la apuesta se replica también en el universo que tiene que ver con la información. El propio Mykhailo Fedorov ha pedido el bloqueo de Twitch, YouTube o Facebook en Rusia. Y de momento, la cuerda se ha quedado en el simple bloqueo de RT y Sputnik –medios propagandísticos rusos– y la limitación de información falsa en diferentes plataformas. No hay intenciones, al menos hasta la fecha, de que el cierre para Rusia sea total.

También del cierre de Visa y Mastercard en territorio ruso, medida complementaria al bloqueo económico internacional del país como consecuencia de la guerra de Ucrania. Y que, al menos en este caso, aplica directamente a la vida de las personas. Para Federov, este movimiento sería un paso más a la victoria contra Rusia.

Y aquí entra el debate del momento, uno que ha abierto Mykhailo Fedorov. Los efectos sobre el bloqueo de las tecnológicas se ejercen directamente sobre la población y no sobre los intereses políticos. Después de todo, Rusia lleva tiempo intentando desconectarse de internet y tomar rumbo a otras vías: Ru.Net. Un bloqueo masivo supondría un problema superior: entregar a los rusos –a favor o no del conflicto en Ucrania– a la desinformación y propaganda.

¿Se equivoca Mykhailo Fedorov en su petición para la guerra de Ucrania? Como en todo, hay matices. Al igual que empujar a Rusia a un uso masivo de las criptomonedas –imposibles de rastrear y controlar–, cortar el canal de información soportado por las grandes tecnológicas internacionales causaría más problemas que beneficios. Y tampoco solucionaría la crisis bélica en Ucrania. Si bien es cierto que el vice primer ministro ha logrado tener un diálogo con el imperio tecnológico –cosa que Rusia nunca hizo ni quiso hacer–, posicionar a las plataformas juega un complicado y peligroso precedente.