El incidente que protagonizó Will Smith y Chris Rock en la ceremonia de los premios Oscar marcó un hito vergonzoso en la historia del evento. Pero no fue el único punto bajo de una celebración que demostró que el formato del espectáculo comienza a parecer desgastado.
Ya sea por el hecho que al parecer el premio Oscar perdió la capacidad para cautivar a la audiencia, o porque su público objetivo se ha hecho más exigente. Lo cierto es que la premiación se ha convertido en una serie de errores de estructura, logística y planteamiento cada vez más confuso. También, una medida de la incapacidad de los grandes gremios para atraer público cautivo a sus diferentes celebraciones.
Si hace unos meses el Globo de Oro fue un fracaso en varios niveles, el Oscar terminó por demostrar que la industria pierde poder. Lo hace en el importante y significativo aspecto de su influencia sobre generaciones más jóvenes, nuevas tecnologías y plataformas más poderosas. Con su aire anticuado y reglamento incapaz de adecuarse a nuevas exigencias y límites complejos, la Academia debe enfrentarse al futuro.
Todo eso, fue evidente durante su premiación de los Oscar, la que debía demostrar la fortaleza de la industria después del parón de la pandemia. Pero no sólo no fue capaz de crear una celebración a la altura, sino que desplomó en mitad de todo tipo de problemas. Unos más evidentes que otros, los más visibles, parte ya de la historia del cine.
Para bien o para mal, la más reciente ceremonia de los premios Oscar de la Academia marca un camino. Uno en que la institución debe rectificar o simplemente, desaparecer en el largo trayecto de transformación del cine.
¿Cuales fueron los puntos más cuestionables y duros de la ceremonia? Sin duda, los siguientes:
El ninguneo al área técnica de la industria del cine
En beneficio de ganar tiempo y de hacer la ceremonia más corta, varias de las categorías técnicas del premio se entregaron fuera de cámara. Pero además, antes de la ceremonia, en una especie de prólogo fuera del espectáculo y sin mayor trascendencia. Las ocho categorías incluían desde edición, maquillaje y peinado, hasta cortometraje animado.
La decisión provocó el malestar en varios equipos de talento. Las críticas incluyeron un comunicado de la influyente Alianza Internacional de Empleados de Escenarios Teatrales, Técnicos de Imágenes en Movimiento, Artistas y Oficios Afines (IATSE). “Por la naturaleza de nuestros trabajos recibimos poco reconocimiento a pesar de ser la columna vertebral de cada producción”, explicó IATSE en una declaración.
La protesta tuvo su punto más alto y complicado con la ausencia de Hans Zimmer. El legendario compositor, autor de varias de las bandas sonoras históricas del cine, no asistió al evento. Al final, el artista agradeció el reconocimiento a través de su cuenta oficial de Twitter.
El otro chiste de mal gusto en los premios Oscar
Si el altercado entre Will Smith y Chris Rock acaparó todas las miradas, no fue el más grave de la noche. Amy Schumer, una de las presentadoras, protagonizó un momento vergonzoso que incluyó a dos nominados.
Durante uno de sus breves monólogos humorísticos, la actriz y comediante se acercó a la pareja formada por Jesse Plemons y Kirsten Dunst. En tono burlón, comenzó a explicar acerca de los asistentes a la ceremonia “que sólo están ahí para llenar butacas”.
Luego, tomó de la mano a Dunst y la hizo levantar, para acomodarse junto a Plemons. Este último, sorprendido, terminó por recordarle en voz alta que la actriz de El poder del perro era su esposa. Sin inmutarse, Schummer respondió: “¿Estás casado con una rellena asientos? eso es extraño”. La tenso momento fue relatado por el influencer Greg Prince en cuenta de Twitter oficial.
El show pregrabado de Beyoncé
Para la ceremonia de los premios Oscar de 2022, uno de los objetivos de los productores, era “acercar a la audiencia al espectáculo”. No obstante, el show de apertura de la noche incluyó un video pregrabado con una de las canciones nominadas al premio.
Se trató de Be Alive de Beyoncé, quien interpretó la canción en una complicada escenografía que imitaba una pista de tenis. Una nota discordante con el resto de las presentaciones, en vivo y de hecho, como parte del espectáculo central.
El humor, la desorganización y el caos
Este año, a pesar de los intentos de los productores por hacer una gala más fresca, corta y divertida, la ceremonia resultó incómoda y llena de momentos tensos. Las anfitrionas Amy Schumer, Wanda Sykes y Regina Hall comenzaron el evento, con un breve chiste sobre la desigualdad del salario de Hollywood.
El momento de humor negro fue bien recibido, aunque no tanto, con algunas de las burlas directas a celebridades, sus vidas privadas y las películas en contienda. También, hubo problemas técnicos en la presentación de la canción “No se habla de Bruno” interpretada por Becky G, Luis Fonsi y Megan Thee Stallion.
Al final, lo que podría parecer fruto de la espontaneidad parecía más cerca de la improvisación.
La discusión entre Chris Rock y Will Smith, la guinda de los premios Oscar
El momento más duro de la noche, fue el altercado entre Will Smith y Chris Rock, cuando el comediante bromeó sobre el aspecto de Jada Pinkett. Se trató de una situación incontrolable, que además demostró que la ceremonia del Oscar carece de medios para controlar situaciones imprevisibles.
Más tarde, la Academia hizo un escueto y poco concluyente comunicado en el que “condenaba la violencia” pero sin nombrar a los involucrados. No obstante, no explicó si tomará medidas acerca de lo ocurrido o habrá cambios significativos en la seguridad del evento.