La secuencia con montaje paralelo con la que se inicia el episodio “Stop Dragon My Heart Around” (1x07) de El Pacificador, el spin-off del filme El escuadrón suicida (James Gunn, 2021, desde 2022) en HBO Max, cumple con varias tareas a la vez: mostrarnos la reacción de Christopher Smith (John Cena) a la gran amenaza que se cierne sobre él, ahondar en el espantoso pasado de su familia, lo que le pesa y por lo que su padre repulsivo le odia y, bueno, insistir en la melomanía irresistible que el antihéroe comparte con el propio creador de esta ficción televisiva.
Los diálogos disparatados continúan presentes, pero la tensión, los dramas internos y el conflicto entre los personajes se ha abierto paso y ahora parece difícil que uno se ría en vez de prestar atención a los enfrentamientos que se producen con inquietud. Para empezar, el más íntimo que se ha ido gestando durante los capítulos anteriores: el del Pacificador y Auggie Smith (Robert Patrick), ahora en su identidad del Dragón Blanco, cuyas habilidades nos recuerdan un poco a las de Tony Stark (Robert Downey Jr.) con sus armaduras de Iron Man.
Las emociones más elementales en ‘El Pacificador’
No tenemos muy claro que la recuperación de Judomaster (Nhut Le) resulte muy verosímil, pero siempre se disfruta que le den su merecido a los abusones por mucho que quien lo haga sea uno de los villanos. De la misma forma, nos gusta que una irritadísima Emilia Harcourt (Jennifer Holland) se ocupe de él con la ayuda de Leota Adebayo (Danielle Brooks) tras la primera tragedia que afronta su equipo. Pero probablemente lo mejor del episodio sea la batalla definitiva de padre e hijo, que nos pone de los nervios por el peligro al que se enfrentan los protagonistas.
Porque, aunque no daba esa sensación en las entregas anteriores, James Gunn ha sabido construir muy bien la gran animadversión que los espectadores sienten hacia el abominable Auggie Smith y, cuando el Pacificador estalla y responde como lo hace, nos damos cuenta de que es lo que estábamos deseando. Y sentimos muchas ganas de animarle a que siga con la tunda que le propina como quien se deja llevar por sus emociones más elementales. Pero no nos avergoncemos por algo así: todas las demás, incluso las sublimes, también lo son.
Esto último demuestra el gran trabajo del cineasta en esta serie de HBO Max más allá de sus aptitudes para el cachondeo, que suponen lo de mayor interés en su obra porque le bastan para que guardemos un recuerdo muy agradable de ella. Máxime cuando logra que nos conmovamos con un momento estupendo entre el Pacificador, Eagly y Leota Adebayo que podría considerarse hasta ridículo si no hubiese preparado igualmente el terreno. Y aquellas personas entre el público que quieren a los animales lo entenderán en mayor medida. Lástima por el resto.
La coherencia narrativa de James Gunn
No obstante, agradecemos así mismo la realización de Brad Anderson, un raro espécimen que puede dirigir para la gran pantalla, con películas como Session 9 (2001), El maquinista (2004), Transsiberian (2008), La última llamada (2013) o El rehén (Beirut) [2018], y episodios de series tan prestigiosas como The Wire (David Simon, 2002-2008), Fringe (J. J. Abrams, Alex Kurtzman y Roberto Orci, 2008-2013), Treme (Simon y Eric Ellis Overmyer, 2010-2013), Boardwalk Empire (Terence Winter, 2010-2014) o The Sinner (Derek Simonds, 2017-2021).
Y en “Stop Dragon My Heart Around” no podía faltar tampoco otra secuencia oportuna de montaje alterno, cámara lenta y canción seleccionada por James Gunn para el tramo final; que concluye revelándonos el aspecto de la criatura extraterrestre que ha de ser el objetivo del Pacificador y compañía en el episodio con el que terminará la temporada uno en HBO Max, y que nos trae a la memoria a Starro en El escuadrón suicida. Una coincidencia que sirve para señalar la coherencia en los elementos narrativos de sus contribuciones a la saga de DC.