Hay circunstancias desafortunadas durante las producciones de cine que, en ocasiones, derivan en resultados positivos más o menos inesperados. La gran expectación que había por las adaptaciones de las novelas sobre el niño mago que sobrevivió, publicadas por J. K. Rowling (1997-2007), puso a Chris Columbus al frente de los dos primeros largos, Harry Potter y la Piedra Filosofal (2001) y Harry Potter y la cámara secreta (2002). Pero el estadounidense no se ocupó de la que seguía, Harry Potter y el prisionero de Azkaban (2004). ¿Por qué?
Según sus propias declaraciones durante una entrevista con Lexy Pérez para The Hollywood Reporter por los veinte años que ha cumplido la franquicia cinematográfica, su renuncia a encargarse de la tercera película se debió a cuestiones de índole personal, derivadas de las extenuantes “filmaciones consecutivas” de La Piedra Filosofal y La cámara secreta, que necesitaron 160 días de rodaje cada una, alrededor de 320 jornadas “sin contar con la segunda unidad”. Un tiempo “ridículamente largo” en palabras de Chris Columbus.
El adiós de Chris Columbus a ‘Harry Potter’: el agotamiento y la familia
El realizador asegura que se encontraba “emocional y físicamente agotado” después de tantísimo trabajo ininterrumpido, hasta el punto de que “apenas podía hablar”. Por si esto fuera poco, hay otra razón de veras importante que hizo decidir retirarse del proyecto de Harry Potter y el prisionero de Azkaban. “No veía a mis hijos, que eran pequeños en ese momento, [y estaban] creciendo”, explica. “Me estaba perdiendo las cenas con ellos. Pensé: «No puedo hacer otros seis, siete u ocho años de esto. Mis hijos crecerán y nunca llegaré a conocerlos»”.
Así que Chris Columbus dio un paso atrás y solo quiso producir. “Como productor, no tengo que estar ahí todo el tiempo. Puedo estar en el set algunas horas al día. Puedo sentarme en ciertas reuniones de efectos visuales, pero eso significa que puedo llegar a casa a tiempo para cenar, para ver a mis hijos en la mañana e ir a la escuela”, continúa detallándole a The Hollywood Reporter. “Y, para cuando Azkaban terminó, mi familia estaba lista para regresar a Estados Unidos. Echaban de menos a sus amigos, por lo que parecía el momento lógico para decir adiós”.
Sin embargo, desentenderse de la historia de los hechiceros de J. K. Rowling no le trajo únicamente alivio al director de la dos partes originales de Solo en casa (1990, 1992). En Harry Potter: Regreso a Hogwarts (Eran Creevy, Joe Pearlman y Giorgio Testi, 2022), el especial de HBO Max por el vigésimo aniversario de la saga cinematográfica, asegura que su labor en los dos primeros filmes fue “la experiencia más grande de su vida”, una afirmación creíble dada su trayectoria, y que “siempre se sintió culpable” por dejar estas exitosas adaptaciones.
‘Harry Potter y el prisionero de Azkaban’: la mejor película por el mejor director
No en vano, el esfuerzo de Chris Columbus para que las adjudicaran había sido considerable. Leyó las tres novelas publicadas hasta la fecha por recomendación de su hija Eleanor, que tiene sendos cameos como Susan Bones en La Piedra Filosofal y La cámara secreta, y “no podía dejarlas”. Conque “llamó a su agente y le dijo: «Mira, necesito una reunión con Warner Bros. Me encantaría dirigir Harry Potter»”. Supo asegurarse de ser “el último director en la sala” con el propósito de causar “una impresión duradera” y que le tuviesen “fresco en la memoria”.
Le presentó entonces a media docena de ejecutivos del estudio un guion de 130 páginas durante cuarenta y cinco minutos y, “seis o siete semanas” después, le comunicaron que había sido elegido, pero debía aceptarle la mismísima J. K. Rowling. “Ella no dijo una palabra” mientras él estuvo parloteando durante más de dos horas al reunirse en Reino Unido, hasta que la novelista le permitió relajarse al responder: “Bueno, yo lo veo exactamente de la misma manera”. “Ese fue el momento en que supe que tenía el trabajo”, concluye Chris Columbus.
Tras su abandono, el mexicano Alfonso Cuarón, al que también le debemos Hijos de los hombres (2006), Gravity (2013) o Roma (2018), aceptó tomar la batuta de Harry Potter y el prisionero de Azkaban, que ha acabado como la probable mejor película de la saga y la paradójicamente menos rentable por su recaudación en la taquilla mundial; obviando las entregas de Animales fantásticos (David Yates, 2016, 2018), por supuesto. De modo que el cansancio enorme y el compromiso familiar de Chris Columbus propició lo más destacado de Harry Potter en el cine.