El año pasado un chaval de catorce años se hizo famoso en toda España por enseñar que había predicho la borrasca Filomena mucho antes de que ocurriera. Concretamente cinco meses antes, pues es precisamente el mes de agosto el que los aficionados a las cabañuelas usan para predecir el tiempo de todo el año siguiente. Esta es una técnica tradicional, muy arraigada en España en el pasado, pero que a día de hoy no se considera más que una pseudociencia sin fundamento. Y menos mal.

Actualmente contamos con predicciones meteorológicas mucho más rigurosas que pueden ayudarnos a predecir un temporal como el que dejó Filomena. El único problema es que lo hacen con mucha menos antelación. Apenas unos días. Es lógico, ya que predecir lo que ocurrirá antes, como se supone que hacen los cabañuelistas, es imposible. 

Aun así, Jorge Rey se ha convertido en todo un Nostradamus climático del siglo XXI. Numerosas cadenas de televisión han querido contar con él para saber qué ocurrirá este año. Y el chico, quizás demasiado joven para entender que lo que hace no tiene fundamento, se apresura a hacer sus predicciones. Según él, sí que es probable que ocurra otro temporal como Filomena. Sin embargo, para los meteorólogos sería algo muy poco probable, aunque no pueda asegurarse al cien por cien. Puestos a hacer caso, quedémonos con la cautela de los segundos. 

¿Qué son las cabañuelas?

Las cabañuelas son un método tradicional de predicción del tiempo que se usa en el centro y el sur de España, así como en algunos países de Latinoamérica. En Extremadura tienen una técnica homóloga, conocida como canícula. Al igual que en el norte de España, donde reciben el nombre de témporas.

Pero en general todas tienen un procedimiento similar. Usan las observaciones meteorológicas de los 24 primeros días de agosto para vaticinar cómo será el tiempo durante todo el año siguiente. Además, tienen en cuenta astros como el Sol y la Luna, e incluso la humedad debajo de las piedras o el comportamiento de los animales.

Con las cabañuelas se usan los 24 primeros días de agosto para predecir el tiempo de todo el año siguiente

Se cree que se originaron en Babilonia y que se extendieron por el resto del mundo, llegando a España de la mano de los judíos a principios del milenio pasado. De hecho, su nombre procede de una festividad judía, conocida como Los Tabernáculos, durante la que estas personas colgaban “cien cabañuelas” en memoria de los años que su pueblo pasó vagando por el desierto. 

Aunque a día de hoy se siguen utilizando, es raro ver a personas tan jóvenes como Jorge Rey usándolas. De hecho, él las aprendió de un pastor vecino de su pueblo con el que le gusta pasar el rato.

El problema es que no hay ninguna evidencia científica detrás de todo esto. “Es imposible hacer una predicción del tiempo para un año vista,ni siquiera a un mes”, explica en declaraciones a Hipertextual Mar Gómez,  doctora en física y responsable del área de meteorología de eltiempo.es. “Las cabañuelas son pura adivinación y no pueden considerarse válidas en ningún caso”.

La experta señala que esta imposibilidad para predecir con tanta antelación se debe a que “la atmósfera de nuestro planeta es un sistema interconectado y caótico”, por lo que “pequeños cambios en las condiciones atmosféricas puedan generar grandes cambios a diversos plazos y escalas”.

Pero entonces, ¿cómo predijo este chico la llegada de Filomena?

Madrid nevada tras Filomena (Unsplash)

La casualidad detrás de la predicción del temporal de Filomena

Una de las particularidades de las cabañuelas es que supuestamente solo sirven para predecir el tiempo en el lugar en el que se realizan. Rey vive en Monasterio de Rodilla, un pueblo burgalés de 164 habitantes. Por lo tanto, fue allí donde hizo la predicción.

En sus ya frecuentes declaraciones a medios de comunicación, ha explicado que en Burgos no hubo nevadas tan intensas como las de Madrid. Solo algo de nieve y unas temperaturas muy bajas. Por lo tanto, él predijo un temporal que se correspondería con lo ocurrido en Castilla y León, pero no tan fuerte como lo que se vio en la capital de España. Precisamente por ese motivo defiende que debería haber cabañuelistas en todos los puntos del país, porque así se podría haber hecho una predicción más precisa.

Las cabañuelas solo sirven para hacer predicciones del lugar en el que se realizan

Pero lo cierto es que lo único que tuvo la predicción de este joven fue mucha suerte. Se aventuró a señalar que cierta inestabilidad observada a principios de agosto se correspondería con un temporal de frío a principios de enero y acertó. Tuvo suerte y coherencia; pues, puestos a vivir un gran temporal de frío, lo lógico es que lo tengamos en invierno.

Pero la situación sumamente excepcional que ocurrió en toda España a principios de enero de 2021 era imposible de predecir con más de unos pocos días de antelación. “En el caso del temporal del año pasado sucedieron varias cosas”, relata Gómez. “La entrada de aire polar muy frío sobre la península, semanas antes, había llevado a valores muy bajos de temperatura, con mínimas por debajo de 0ºC en casi todo el país e incluso de hasta -16ºC en algunos puntos. Después, al llegar la borrasca Filomena a la península, el aire cálido y húmedo de la propia borrasca interactuó con este aire frío y toda la precipitación se dio en forma de nieve”. 

Y la cosa no terminó ahí; ya que, según recuerda la meteoróloga, “durante la semana siguiente la gran capa de nieve de entre 20 y 50 cm de media en el suelo, junto con un anticiclón centrado en la península, dio lugar a una ola de frío excepcional que duró toda la semana siguiente y en la cual se batieron récords de temperaturas”.

¿Cómo se predice una Filomena?

En sus vídeos y entrevistas, Rey reconoce que a veces se guía también por los modelos, que pueden ser útiles para concretar a más corto plazo, aunque “también fallan”. ¿Pero qué son esos modelos a veces fallidos de los que habla?

“Los modelos numéricos atmosféricos describen los procesos físicos que ocurren en la atmósfera mediante ecuaciones matemáticas”, cuenta Gómez. “A partir de observaciones directas de la atmósfera se inicializa el modelo para predecir el comportamiento de dicha atmósfera para los próximos días”.

Todo eso, junto a la experiencia de los meteorólogos, es lo que ayuda a hacer predicciones. Predicciones que, para que sean buenas, no pueden ser de más de unos días. 

“Cuanto mayor sea el plazo a pronosticar, la información que se obtenga tendrá una menor fiabilidad. En el mejor de los casos no podemos obtener un pronóstico meteorológico preciso con un plazo mayor a 3-5 días y todo ello dependiendo de la situación atmosférica. Podemos ver tendencias a 10-14 días pero con menor fiabilidad. Las predicciones meteorológicas son cada vez mejores: en la actualidad, una predicción meteorológica a cinco días es tan fiable como lo era una predicción a dos días hace 20 años”.

Mar Gómez, meteoróloga
Unsplash

El problema de dejar la puerta de la meteorología abierta a las pseudociencias

Las pseudociencias se cuelan en multitud de ámbitos y realizan intrusismo laboral a muchos profesionales. Los osteópatas a los fisioterapeutas, los naturistas a los médicos, los coach motivacionales a los psicólogos…

Las cabañuelas se ven en la mayoría de España como una tradición, carente de fundamento científico. Sin embargo, el altavoz que se le está dando a este joven a raíz de sus predicciones sobre Filomena puede ser muy peligroso.

Las cabañuelas tienen ese punto de certeza prometida con el que las pseudociencias atraen a sus seguidores

Por un lado, porque no deja de ser un niño, al que los propios medios de comunicación están presionando y haciendo creer que tiene una responsabilidad hacia el mundo, al predecir si volveremos a vernos en otra como el temporal del año pasado. Y, por otro, porque se está haciendo creer a la población que los métodos que usa son eficaces. Incluso se está poniendo a la misma altura que los modelos meteorológicos, al anunciarlo en los titulares como “el meteorólogo más joven de España”.

Y el problema es que las cabañuelas tienen ese puntito atrayente de todas las pseudociencias, al dar certezas imposibles en base a la evidencia. Del mismo modo que hay diabéticos que abandonan su tratamiento para toda la vida a base de insulina para sustituirlo con mejunjes pseudocientíficos que  prometen una curación inmediata, el público puede preferir saber a qué atenerse seis meses antes, en vez de esperar a que la meteorología basada en evidencias científicas haga la predicción a tres días vista. 

La única predicción fiable es esta última. Pero puede parecer molesto tener que esperar tanto. Pasa como con la probabilidad de otra posible Filomena. Rey ha explicado que sí es probable que haya una este año. Incluso se ha atrevido a vaticinar el 24 de enero como una fecha posible. En cambio, Gómez nos cuenta que sería muy raro que ocurriera, aunque tampoco puede confirmar con total seguridad que no vaya a pasar. “La borrasca Filomena fue un episodio absolutamente excepcional en España, tanto por la extensión y espesor de la histórica nevada como por la ola de frío posterior, bastante destacable en cuanto a extensión, duración y registros alcanzados”, aclara. “De hecho, de promedio, un temporal como Filomena ocurre en España con una frecuencia de una vez cada 50 años, o incluso más baja. En Madrid es de 100 años”.

Por lo tanto, señala que, en base a esto, las probabilidades son muy bajas. “No obstante, no podemos saber si esto ocurrirá o no con meses de antelación, porque los pronósticos meteorológicos pierden fiabilidad a medida que pasa el tiempo, así que vamos semana a semana”.

En definitiva, podemos tener una idea aproximada, pero es imposible saber seguro con antelación si tendremos otra Filomena. Como tampoco podemos saber la fecha exacta del fin de la sexta ola de coronavirus o cuándo será la siguiente pandemia. La ciencia aporta datos fiables, pero suele rehuir de las certezas absolutas. Puede no gustarnos y eso es de lo que se aprovechan las pseudociencias. Pero, al menos, podemos tener la certeza de que, aun sin ser infalible, es lo mejor que tenemos. En todos los ámbitos.